La necesidad inevitable: Por qué los inmigrantes son la clave para la estabilidad económica
Independientemente de lo que afirmen los políticos en la campaña presidencial, Estados Unidos seguirá necesitando un gran número de inmigrantes, y América Latina deberá continuar exportando parte de su población a este país.
La mano de obra nativa en EE.UU. se encuentra en declive, y esta tendencia seguirá en aumento en los próximos años. En el corto plazo, sólo dos cosas pueden revertir el efecto negativo de esta escasez de mano de obra en la economía: un aumento significativo de la productividad y la llegada de trabajadores extranjeros. Un tercer factor que podría cambiar esta tendencia sería un notable incremento en la tasa de natalidad, pero sus efectos solo se notarían a largo plazo, en el improbable caso de que los estadounidenses decidieran tener muchos más hijos.
La primera posibilidad, el aumento de la productividad, se opone a lo que ha venido ocurriendo en las últimas décadas. La tercera opción, como se ha mencionado, queda descartada por las tendencias sociales que se vienen observando desde hace mucho tiempo. Por lo tanto, solo queda una solución: los inmigrantes.
De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, desde 2019, es decir, desde el año previo a la pandemia, la población activa nativa ha disminuido en 208,000 personas, mientras que el número de trabajadores nacidos en el extranjero se ha incrementado en 3.86 millones. Según las proyecciones del Pew Research Center, si no se incorporan inmigrantes a la población activa, en 2035 esta se habrá reducido en 7 millones de personas en comparación con 2015. En cambio, si se considera a los recién llegados, la población activa crecerá hasta alcanzar los 183 millones, es decir, diez millones más que en 2015.
Por lo tanto, la economía estadounidense necesita con urgencia que esos inmigrantes latinoamericanos (y otros) sigan llegando. Ahora, examinemos el otro lado de la ecuación: los países de origen. También necesitan facilitar la emigración de su población por motivos económicos.
En el pasado, la mayoría de los inmigrantes latinoamericanos provenían de México y Centroamérica, pero esta tendencia ha comenzado a cambiar en los últimos años. En 2023, por primera vez, el número de sudamericanos superó ligeramente al de mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos y hondureños. Esto no significa que los trabajadores de estos últimos países hayan perdido el interés en emigrar al norte; simplemente indica que otros países también están contribuyendo a esta tendencia. En algunos casos, como Venezuela, la política influye tanto en el deseo de emigrar como la economía, ya que el deterioro del clima político ha causado efectos económicos devastadores en la población.
Los emigrantes latinos, como es bien conocido, envían miles de millones de dólares (billones en inglés) a sus países de origen, de los cuales millones de familias han llegado en gran medida a depender. Según los principales organismos multilaterales, las remesas del exterior alcanzaron los 152,000 millones de dólares el año pasado. Por primera vez desde principios de siglo, las remesas superaron a la inversión extranjera directa en América Latina (un patrón que también se observa en otras regiones).
Es poco probable que América Latina encuentre en los próximos años fuentes significativas de divisas adicionales. Aproximadamente el cuarenta por ciento de su inversión extranjera directa proviene de Estados Unidos, cuya economía no está en su mejor momento, y alrededor de una quinta parte procede de Europa, donde el crecimiento medio ha sido inferior al 0.5% en los últimos años. Estas circunstancias también impactarán el comercio exterior, que probablemente no será compensado por el comercio intrarregional, el cual apenas representa el 7% del producto bruto interno, un nivel comparable al de África subsahariana.
Todo esto nos lleva a una conclusión clara: tanto los países de origen como los de destino necesitan y continuarán generando flujos migratorios en dirección sur-norte. Ya va siendo hora de que los políticos estadounidenses enfrenten esta realidad y sean creativos, estableciendo amplios programas flexibles de trabajadores temporales y otros acuerdos que reconozcan la poderosa dinámica del mercado. De lo contrario, la inmigración ilegal, las crisis fronterizas y la polarización política solo se agravarán.
Traducido por Gabriel Gasave
El original en inglés puede verse aquí.
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