Toma fuerza debate sobre si se deben eliminar las sanciones de EEUU a Cuba
Una vez más, las personas que apoyan aliviar las sanciones estadounidenses a Cuba y los que están en contra batallan para tener a la Casa Blanca de su lado, con los partidarios diciendo que es el momento de ayudar al sector privado de la isla y los oponentes subrayando los abusos del gobierno de Raúl Castro.
El enfrentamiento ocupó los titulares de noticias la semana pasada, cuando 44 destacados expertos en la política exterior de EEUU y empresarios firmaron una carta en la que urgen al presidente Barack Obama a que permita un aumento de las oportunidades de negocios y viajes con la isla controlada por un gobierno comunista.
En un momento en que Castro está permitiendo mayor actividad económica privada, dice la carta, el suavizar las restricciones permitiría a “las organizaciones e individuos privados servir directa e indirectamente como catalizadores para un cambio significativo en Cuba”.
La carta llegó casi de inmediato después de una campaña en el metro de Washington D.C. que también urge a Obama a mejorar las relaciones con La Habana, así como después de un anuncio de la Cámara de Comercio de EEUU de que sus líderes visitarán pronto Cuba, y una encuesta realizada en febrero que dice que la mayoría de los estadounidenses e incluso los floridianos de ascendencia cubana apoyan la normalización de las relaciones.
“Tanto en la comunidad cubanoamericana como en la clase dirigente de la política exterior, hay evidencia de cómo el apoyar un verdadero debate y nuevas ideas puede llevar hacia una reforma”, dijo el viernes el Centro para la Democracia en las Américas, que se opone a las sanciones.
Pero desde que se hizo pública la carta, partidarios de las sanciones estadounidenses, tanto en Cuba como en el exterior, han lanzado un contraataque en el que acusan a los firmantes de no considerar los abusos de Castro y argumentan que hacer contactos con La Habana solo ayudaría al gobierno cubano.
“Con todo respeto a los que firmaron, éste no es el momento en que el gobierno cubano reciba nada del gobierno de Estados Unidos”, dijo Berta Soler, la líder de las disidentes Damas de Blanco. “Cualquier cosa que le dé oxígeno a este gobierno, yo me opongo”.
El autor exiliado cubano Carlos Alberto Montaner dijo que no tiene sentido relacionarse con Castro, porque él ha declarado repetidamente que sus reformas no están diseñadas para llevar al capitalismo o la democracia, sino para actualizar y preservar el sistema actual.
“¿Por qué Estados Unidos debe cooperar con una vieja y fallida tiranía que intenta superar las dificultades y consolidarse en su peor momento económico y psicológico”, escribió Montaner en una columna titulada “Contra la reconciliación incondicional”.
Y mientras Castro permite a los cubanos establecer algunas microempresas, el estado aún controla la vasta mayoría de la economía y solo extranjeros pueden invertir en proyectos como la expansión de $1,000 millones del puerto del Mariel, escribió el periodista de Miami Andrés Reynaldo.
“Al pueblo llano, el comercio de empanadas, la reparación de aires acondicionados y el divino arte de la peluquería”, escribió Reynaldo en una columna en que critica la carta. “A la élite, los grandes negocios que configuran la superestructura económica de un país. Cheo con el paladar de la esquina. Raúl y los suyos con el puerto del Mariel.”
El Directorio Democrático Cubano, un grupo de Miami que apoya a disidentes en la isla, alegó que la carta a Obama “busca suministrar apoyo económico al régimen cubano y fortalecer una falsa imagen de … Castro como un promotor de las verdaderas reformas”.
“Más dinero para el régimen de Cuba significa más represión para la resistencia interna y los defensores de derechos humanos en Cuba”, dijo el grupo en un comunicado. “No puede haber cambio económico en Cuba sin libertad política”.
Mauricio Claver-Carone, director ejecutivo del comité de acción política Democracia Estadounidense-Cubana y partidario de las sanciones contra Cuba, escribió en un blog que era “asombroso cómo esta carta ignora a propósito los principales temas de la política cubana”.
La carta no menciona un reciente gran aumento en el número de arrestos por un corto plazo de disidentes, dijo Claver-Carone, o el descubrimiento de 240 toneladas de armas cubanas que se encontraron escondidas bajo un embarque de azúcar a Corea del Norte, en violación del embargo de armas a Pyongyang.
Por su parte, el senador Marco Rubio, republicano por la Florida, escribió a la Cámara de Comercio de EEUU criticando su planeado viaje a La Habana como “mal informado y con el peligro de convertirse en un golpe propagandístico para el régimen de Castro”.
“No debe perderse en la Cámara de Comercio de EEUU la ironía de que una cámara de comercio cubana operada de forma independiente —modelada sobre la de Estados Unidos, con la libertad de criticar al gobierno y libre para abogar contra el control estatal de la economía— simplemente no es permitida por el régimen de Castro”, agregó Rubio.
José Daniel Ferrer, líder de la opositora Unión Patriótica Cubana, dijo que está a favor de cualquier cosa que ayude a la gente de la isla, pero que toda mejoría en las relaciones estadounidenses se debe basar con la mejoría del expediente de derechos humanos de Cuba.
Incluso el disidente Manuel Cuesta Morúa, un social demócrata que se opone desde hace tiempo al embargo estadounidense, dijo, según citó un informe noticioso, que la carta a Obama debió haber hablado más de los abusos a los derechos humanos.
Montaner escribió que al final, la carta simplemente refleja “una verdad indisputable: nadie sabe cómo acelerar desde afuera el final de dictaduras como las de Cuba o Corea del Norte”.
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