Venezuela: Una rutina diaria de chavismo, caos y telenovelas
CARACAS.- Como escritor en Caracas, en estos tiempos caóticos , vivo en dos mundos diferentes. De día, escribo el guión de una telenovela para la cadena Telemundo. De noche, escribo comentarios políticos, mayormente para Tal Cual, uno de los pocos diarios opositores que quedan en Venezuela.
Me llevó 30 años darme cuenta de que las telenovelas son una metáfora dramatizada del populismo latinoamericano. Esos programas no se tratan tanto de amores no correspondidos como de mitos de redención social, tan inmortales como el de Eva Perón. Su receta más recurrente prescribe la redistribución del ingreso entre los pobres, con pocas consideraciones al modo en que esa riqueza fue generada, lo que en más de un sentido explica gran parte de la historia reciente de Venezuela y del chavismo. Desde los 30, varios populismos demagógicos de América latina aplicaron esas soluciones a lo Robin Hood para paliar la miseria.
Yo quería escribir una historia diferente, la historia de una joven, una emprendedora, que sale de la pobreza y alcanza la prosperidad por el camino de la innovación, de la astucia, un pequeño capital inicial y mucho, mucho trabajo personal. El hecho de que la región sea el hogar del 17% de los nuevos emprendimientos empresarios del mundo hizo que la idea resultase atractiva para los productores. A principios de enero, nuestra producción se cruzó con una tragedia real. Mónica Spear, una actriz de 29 años que era la candidata firme para el rol protagónico de Nora, fue baleada junto con su esposo británico en una ruta costera.
En Venezuela, la violencia es impulsada por grupos que originalmente se organizaron en torno al menudeo de la droga en las villas miseria. Una de esas bandas asesinó a Mónica Spear. Muchas de ellas fueron cooptadas por el gobierno, que les puso un nombre más inocuo: colectivos, una palabra engañosa con matices progresistas. De hecho, los colectivos son ahora fuerzas paramilitares muy temidas que acosan a los manifestantes en las protestas.
La violencia parece alejada de los elegantes estudios donde se produce nuestra telenovela, pero la escasez de productos básicos, inexplicable en un rico petro-Estado como Venezuela, nos afecta a todos. De hecho, con frecuencia nos vemos obligados a parar el rodaje cuando alguien del elenco o del equipo técnico recibe un mensaje de texto para avisarle que tal alimento básico está disponible en un supermercado cercano.
Escribo una columna de opinión semanal en Tal Cual, un valiente tabloide fundado por Teodoro Petkoff en 2000. Petkoff, de 82 años, es un ex comandante de la guerrilla venezolana que abandonó el Partido Comunista para escribir encendidas denuncias contra el estalinismo. Su activismo político llegó a su fin casi 30 años más tarde. Luego empezó una nueva carrera, a los 68 años, como editor fundador de Tal Cual.
A pesar de su reducida tirada, Tal Cual se convirtió en el más influyente periódico de opinión de Venezuela. Tiene la marca personal de los textos socialdemócratas de centroizquierda de Petkoff, así como voces más conservadoras de la oposición democrática venezolana.
Petkoff ha batallado incansablemente contra Chávez y su sucesor. Por la última de estas escaramuzas, Petkoff enfrenta la posibilidad de cuatro años de prisión y una multa millonaria, si es encontrado culpable en una demanda por difamación contra Diosdado Cabello, el segundo hombre más poderoso del país.
Es una verdadera inspiración ver cómo el anciano se enfrenta con Cabello. Petkoff ya tiene planeado seguir publicando sus contenidos en la Web, en caso de que el gobierno concrete su amenaza de silenciar Tal Cual cortándole el suministro de papel. En una entrevista reciente, Petkoff dijo: "No terminé con el comunismo del siglo pasado para terminar condonando cualquier otra forma de tiranía, como ésta".
Mientras escribo estas líneas, escucho la rutina diaria de perdigones y bombas de gas lacrimógeno disparados por las fuerzas antimotines cerca del barrio de Chacao. Todo ocurre en la oscuridad, ya que la Guardia Nacional corta invariablemente la electricidad de los bastiones de los jóvenes y furiosos manifestantes antes del avance de los vehículos blindados.
Me pregunto cómo se las arreglaría Nora en tanto emprendedora en la Venezuela de la vida real, un país que ocupa el lugar 175 en el Índice Internacional de Libertad Económica, sólo encima de Corea del Norte, Cuba y Zimbabwe. Apuesto que saldría a las calles y se sumaría a las protestas.
Traducción de Jaime Arrambide.
- 23 de enero, 2009
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