Argentina: Extraño mercado financiero será el de 2013
El mercado financiero argentino cierra el año en
condiciones analíticas al menos curiosas. En efecto, es un mercado en donde
reinan, simultáneamente, condiciones de represión financiera (tasas de interés
reales negativas); represión cambiaria y al movimiento de capitales (obligación
de liquidar divisas, restricciones a la compra de las mismas para atesoramiento
y otros destinos, más otro tipo de limitaciones regulatorias para cobros y
pagos y giro de dividendos y regalías); aceleración de la tasa nominal de
variación del dólar oficial; cambios en los límites a los préstamos al sector
público; crédito parcialmente dirigido, a tasas y plazos regulados. Todo esto
en un entorno de alta inflación y política monetaria «pasiva», tendiente a
convalidar el nivel nominal de los precios, y «dominada» por la necesidad de
financiar el déficit fiscal. A lo que hay que sumarle, por ahora moderadamente,
el efecto «crowding out» (desplazamiento) de grandes absorbedores de crédito
como YPF, en perjuicio de otros posibles deudores.
Paradójicamente, pese al crecimiento de los depósitos
a plazo a tasas cercanas al 40% anual, lo que ha llevado su participación a un
número que se acerca al 46% del total de los depósitos, el resultado central de
esta extraña «mezcla» es la incertidumbre, que se traduce en aumentos de la
tasa de interés nominal, tanto pasiva como activa (la Badlar a 30 días aumentó
más de 300 puntos básicos en los últimos meses).
En otras palabras, pese al contexto de alta liquidez y
pesificación forzada, la tasa de interés nominal tiende a subir y ése parece
ser el escenario base para el próximo año.
Las razones son varias, pero están inscriptas,
precisamente, en el carácter «artificial» del funcionamiento del sistema.
En primer lugar, todo el marco de restricciones
mencionadas ha reducido la capacidad del sistema financiero para incrementar
fuentes alternativas de financiamiento (en particular en el mercado
internacional). Su dependencia, entonces, de la estabilidad de los depósitos
del público ha crecido. Segundo, si bien los depósitos a plazo han aumentado,
lo cierto es que un porcentaje importante de los mismos se concentra en plazos
cortos, lo que genera la necesidad de sostener su renovación en condiciones
«atractivas». Tercero, una parte pequeña, pero creciente, de los créditos se
regula y dirige, tanto en destinatarios como en plazos y tasas, desde el Banco
Central, quitando rentabilidad al sistema por este segmento. Rentabilidad que
tiene que ser compensada en el resto de los créditos y actividades de las
entidades financieras.
Cuarto, en la medida que se intente recuperar algo de
la competitividad internacional perdida a través del dudoso expediente de
acelerar la tasa de devaluación para acercarla a la tasa de inflación (para lo
cual habría que lograr, además, que el «pass thru» -traslado- de la devaluación
a los precios no sea del 100%, cosa compleja en una economía totalmente cerrada
y cuasi indexada), esta cuestión terminará pegando sobre el dólar informal y,
por ende, generando, pese a las fuertes restricciones reinantes, presión sobre
el mercado de pesos.
Este horizonte financiero no puede abstraerse de las condiciones políticas, en
un año electoral clave para aspiraciones del oficialismo (en materia de reforma
constitucional) y de la oposición (incluido el peronismo) respecto del
posicionamiento de sus candidatos con vistas a lo que será la política de
alianzas para 2015.
Por último, no hay que olvidar que toda la economía
argentina está envuelta en la fantasía de la nominalidad. Los balances de las
empresas no se ajustan por inflación, y no está claro cómo están evolucionando
en realidad sus patrimonios. De hecho, tomando como base la evolución del IPC
no oficial, el patrimonio del conjunto del sistema financiero ya empieza a
reflejar un leve deterioro en términos reales.
De allí que, pese a un escenario tan poco «analizable» por los criterios
tradicionales del mercado financiero, no resulte difícil avizorar un marco de
tasas de interés crecientes y rentabilidades comprometidas.
Curiosamente, más pesos, más oferta de crédito y más tasas de interés.
- 28 de diciembre, 2009
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