¿Son las protestas post electorales una primavera rusa?
Por segundo día consecutivo, en Moscú y San Petersburgo, hemos observado el tipo de protestas pro democracia que estas ciudades no habían visto desde el agitado comienzo de los '90. Y, a pesar de que su resultado está lejos de ser claro, hay algunas cuestiones que van tomando forma.
Esta elección acabó siendo un referéndum de facto sobre el partido Rusia Unida del Primer Ministro, Vladimir Putin, y de la década que lleva en el poder.
Aun si creemos que los resultados oficiales no revistieran dudas -lo cual definitivamente no es así- una señal muy seria fue enviada a la clase dirigente del país.
Se espera que Putin sea elegido holgadamente para su tercer período, pero las elecciones a la Duma han sembrado dudas al respecto.
Si, en primavera, Putin se mete en una especie de pelea ficticia similar a las de la mayoría de las elecciones anteriores, perderá aún más credibilidad.
Podría haberse arriesgado abriendo el juego a una genuina competición y siguiendo una estrategia estilo Putin 2.0, una movida que sus colaboradores consideran que sucederá eventualmente. Sin embargo, si lo hace, tendrá que optar por una liberalización general frente a una de tipo cosmético, y deberá prepararse para enfrentar una ola de críticas.
Conociendo al líder ruso, este es un escenario muy factible. Putin, parece, tendrá que ir con fuerza contra sus detractores o enfrentará un creciente descontento entre las masas y un desencanto que va en aumento. Utilizará para ello su habilidad para controlar la situación desde dentro de la clase dirigente.
Clase media naciente
Hay otros hechos nuevos también. Esta fue la última elección en la cual la TV controlada por el estado tuvo un rol decisivo. La penetración de internet en Rusia ha crecido masivamente pero, para 2016, cuando el siguiente ciclo de comicios comience, un 75% u 80% de los votantes tendrá acceso a internet.
Y, a pesar de que el 80% o 90% de los usuarios navega por la web en busca del chismes sobre personajes famosos, de citas, o para comprar algo, los ciudadanos preocupados por la política ahora tienen una plataforma libre para participar en debates y para organizarse.
Desenmascarar las irregularidades de la votación hubiese sido imposible sin los teléfonos inteligentes, Facebook y Twitter.
El activismo online hizo que la organización off-line no sólo fuese posible sin también efectiva.
Por esta razón es posible que el gobierno intente introducir alguna normativa restrictiva sobre internet, algo con lo que hay que estar atentos en 2012.
Esta fue también la primera elección rusa en la que la naciente clase media del país -los autosuficientes, angloparlantes, usuarios de iPad de treinta y pico- realmente fueron a votar.
Esta es la generación que se benefició del boom del petróleo que tuvo lugar durante la presidencia de Putin entre 2000 y 2008.
Pero la crisis económica, el estancamiento político y la corrupción los ha vuelto contra el régimen.
Esta gente es una minoría, pero cada vez más influyente en las grandes ciudades, que es donde la política real tiene lugar en Rusia.
Esta gente es el futuro de Rusia y el Kremlin los ha perdido, irreversiblemente.
Aunque esto no sea aún una primavera rusa quizás, la clase dirigente de Rusia ha sido tragada por una crisis de legitimidad que no veo que vaya a acabar pronto.
Konstantin von Eggert es un comentarista y presentador en la radio comercial de Moscú Kommersant FM.
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