Ecuador: Préstamos, ¿Solución o agavante?
IEEP, Guayaquil
Los derechos de propiedad se pueden considerar como una de las bases del intercambio. Una persona puede intercambiar “algo”, siempre y cuando sea su legítimo propietario. De esta simple premisa parte el poder declarar que el comercio es una manifestación fundamental de nuestro derecho de propiedad.
La nueva iniciativa del gobierno ecuatoriano de “promover” las exportaciones a Estados Unidos se centra en abrir una línea de créditos emergentes a través de la CFN (Corporación Financiera Nacional. Se basa en préstamos de cantidades exorbitantes, a tasas sumamente bajas, sin trámites ni análisis de crédito y a plazo negociable (después de lo pactado originalmente) con la finalidad de dar un “premio consuelo” tras el vencimiento de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas -Atpdea, en inglés.
Esta medida es considerada como salvavidas por los propios exportadores, que a través de un tratado de libre comercio, sin duda alguna hubiesen podido incrementar su actividad económica naturalmente. Pero, ¿Por qué se da un salvavidas ahora, cuando políticas comerciales erradas han contribuido al naufragio? Muchos argumentos circulan alrededor de este tema, pero una de las bases radica en no permitir que se ejerza lo que es la propiedad en todo el sentido de la palabra. Antes de poder analizar dichos temas, debemos partir de lo más básico.
Los derechos de propiedad se pueden considerar como una de las bases del intercambio. Una persona puede intercambiar “algo”, siempre y cuando sea su legítimo propietario. De esta simple premisa parte el poder declarar que el comercio es una manifestación fundamental de nuestro derecho de propiedad.
La propiedad se fundamenta en dos principios elementales: Poder hacer uso personal de lo que me pertenece e intercambiarlo con algo ya sea directamente o a través de la intermediación. En el primer caso podemos notar la más básica y clara expresión de lo que es la propiedad. Desde este punto, se cuenta con la libre disposición y disfrute de dicha posesión. En otras palabras, mientras todos respetemos los derechos generalmente reconocidos e iguales para la sociedad, nadie podrá decir ni mucho menos decidir cómo otros pueden hacer uso de lo que les pertenece. Todos somos libres de disponer de lo propio, legítimamente adquirido y que no cause daños a terceros.
Es por ello que en el momento que un gobierno promueve proteccionismo en la política comercial lo que en realidad promulga es limitar el libre intercambio de la propiedad. “Algo” que le pertenece a “Alguien” ahora, el gobierno indica que debido a tal o cual razón no lo podrá intercambiar. Esto implica sin duda alguna un retroceso en lo que a intercambio internacional y prosperidad refiere.
En el Ecuador específicamente existe un sinnúmero de formas para limitar el libre intercambio. Muchas veces se las disfraza bajo “protección de la producción/industria local” pero a fin de cuentas, estas medidas restringen el comercio en general, no en cuanto a importaciones solamente como se pretende, si no que en dos vías. Es inevitable recalcar que aún se sigue pensando que “el más grande aplasta al pequeño” para crecer, así como que el déficit de cuenta corriente se agravará o que la dolarización correría peligro si se intercambiara libremente productos. El hecho de que cada uno pueda tener control sobre su propiedad y gozar de lo que esto implica (libre intercambio por ejemplo) no debe ser visto como una agresión ni mucho menos como una amenaza.
Aranceles, tarifas, regulaciones, medidas fitosanitarias son algunas de los tantos medios que impiden el libre flujo de productos para los consumidores. En el caso de América Latina, los múltiples intentos de generar un mercado común exitoso para todos los participantes, se ha visto frustrado debido a que no permitimos que cada quien negocie sobre sus propios bienes de la forma más rentable para ellos. Por el contrario, cada vez se establecen más trabas que lo que hacen es complicar y volver tediosos los procesos que esto implica y por ende desmotivar a los empresarios locales a invertir en dicho sector. Claramente se puede percibir que no se permite utilizar la propiedad privada para el uso que cada quien considere como más adecuado y oportuno.
En la región tenemos ejemplos que ilustran un modelo que se abre al mundo y que permite el libre intercambio de sus productos; mientras en el otro lado de la moneda sabemos quienes persiguen la posición opuesta, a la que le tienen esperanza a pesar de haberse comprobado a través de la historia su fracaso. En ambos escenarios podemos palpar el desarrollo que han alcanzado y así distinguir cuál es la mejor opción.
La autora es Académica Asociada al IEEP.
- 12 de julio, 2025
- 15 de agosto, 2022
- 15 de diciembre, 2010
Artículo de blog relacionados
ABC Digital La revolución islámica de 1979 en Irán derrocó a un régimen...
6 de junio, 2010Por Bernardo Maldonado-Kohen JorgeAsísDigital Los paraguas del hartazgo Vaya un reconocimiento hacia los...
19 de febrero, 2015Prensa Libre El Índice de Confianza de la Actividad Económica (ICAE) cae estrepitosamente....
9 de octubre, 2012The Wall Street Journal En un mundo donde el capital es escaso, las...
27 de enero, 2009