Destruir la OEA
Cuando este artículo se publique es posible que con la eliminación de las sanciones a Cuba y su retorno a la Organización de Estados Americanos se le haya dado sepultura a este organismo.
Lo más grave es que contaría con el visto bueno de países líderes en democracia como E.U. y Colombia, para favorecer a los que representan la antítesis en dicho campo, así como en el de los derechos humanos, la no intervención, la libre determinación de los pueblos y el respeto a los derechos fundamentales.
Sin saber cuándo ni cómo, la izquierda y el populismo latinoamericano con la eficiente y soterrada acción del Foro de Sao Paulo, y de un Secretario General entregado e indolente, nos invirtieron los papeles y ahora resulta que para 'fortalecer' y 'revitalizar' a la OEA hay que aceptar a Cuba con todo su bagaje dictatorial y su nefasto récord de violación de los derechos fundamentales de un pueblo que durante medio siglo se ha visto sojuzgado y vejado.
Pero además, sin discutir la acción de regímenes como el de Chávez, que durante diez años viene demoliendo, piedra por piedra, la democracia venezolana, cuna de nuestras libertades y los que detrás lo siguen como es el caso de Nicaragua y Bolivia. Ya lo sentenció el representante venezolano: si no olvidamos el pasado cubano y nos abstenemos de considerar su presente, sin exigirle nada a cambio y en forma libre de compromisos, la OEA quedará "herida de muerte".
Adicionalmente a su prontuario interno, recordemos algunas cosas. Cuba llevó al mundo al punto más cercano a una guerra nuclear, con la llamada crisis de los misiles. Pero además, invadió a otros países latinoamericanos para desestabilizar sus democracias como sucedió en Venezuela en 1967 con la invasión por Machurucuto, a escasos 150 kilómetros de Caracas, liderada por el general cubano Arnaldo Ochoa, ajusticiado posteriormente por el régimen, y en Bolivia con la frustrada expedición de Ché Guevara. Sin contar todas las acciones con que por años atacaron desde Cuba a los regímenes democráticos del continente.
Pero el caso más vergonzoso de olvido o condonación práctica, por llamarlo de alguna manera, es el de Colombia, donde el soporte abierto del régimen cubano a todas las formas de guerrilla, y aun al narcotráfico, durante muchos lustros, ha dejado un enorme reguero de víctimas y drenado buena parte de nuestros recursos, y sigue siendo la base de la acción que militar y políticamente quiere destruir nuestra democracia.
Aprendices de política internacional quisieron aplicar lo que en su inexperiencia e ignorancia supina entendieron como real politik, resolviendo acercarse a Cuba para, con su supuesta ayuda, combatir su propio instrumento, la guerrilla. El manual del perfecto idiota latinoamericano, en su más alta y clara manifestación. A ello le sumamos el síndrome del aislamiento, el cual nos ha llevado recientemente a doblar más el espinazo.
Ya anunciamos nuestro respaldo al regreso de Cuba a la OEA. Con esta carantoña nos imaginamos aceptados en un club al cual, por principio democrático y convicción republicana, pero por respeto a nuestros muertos dejados por la violencia apoyada durante tanto tiempo por Cuba, por simple dignidad no podemos pertenecer. Al final de cuentas, nos van a dejar con los crespos hechos, pues el objetivo es tomarse la Organización para convertirla en uno de sus instrumentos de acción desestabilizadora y propagandística. O simplemente decir que se retiran o no aceptan ingresar, una vez la absolución de Cuba se produzca. Hasta ahí hemos llegado.
- 23 de julio, 2015
- 28 de diciembre, 2009
- 15 de abril, 2019
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