La escalada nuclear de Corea del Norte

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Sorpresivamente, cuando menos se lo esperaba, Corea del Norte anunció el lunes 25 de mayo, haber procedido a un ensayo nuclear, y al lanzamiento de misiles balísticos de corto alcance, sumando un conflicto más a la ya densa agenda de Barack Obama ocupado en resolver el embrollo de Afganistán e Irak, y el no menos complejo problema nuclear con Irán, amen de los problemas políticos y sociales de orden interno.

La reacción internacional no tardó en hacerse sentir lanzando duras condenas a Corea del Norte. El consejo de seguridad de Naciones Unidas consideró el ensayo realizado por Corea del Norte como una violación flagrante a la resolución 1.718, aprobada en el año 2006 tras la primera prueba atómica de Pyongyang. Hasta la China, lo más cercano a un país aliado para Corea del Norte, condenó la prueba nuclear y le pidió a Pyongyang que volviera a las negociaciones relativas al desmantelamiento de su programan nuclear. En el momento actual, en que la China se ocupa de ensanchar su liderazgo planetario, no le conviene el estallido de una crisis militar en la región. Menos aún si se toma en cuenta de que Corea del Norte actúa como una zona tampón en relación a Corea del Sur, aliada de Estados Unidos. Hasta Moscú, antiguo aliado, también consideró el acto como de amenaza a la seguridad regional, incluso dijo que el ensayo realizado el lunes era equivalente a la bomba atómica arrojada sobre Nagasaki en 1945.

Mientras el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas trabajaba en un nuevo paquete de sanciones, Corea del Norte respondió lanzando al día siguiente dos misiles de corto alcance (uno tierra-aire y otro tierra-agua) desde la costa Este del Pacifico, esta vez en respuesta a la decisión de Corea del Sur de unirse a la iniciativa para la Proliferación de la Seguridad (PSI) impulsada por Estados Unidos, con la intención de impedir el tráfico de armas de destrucción masiva. Para Pyongyang, la participación de Seúl en este programa, significa una declaración de guerra. Por ello, el miércoles 27, Pyongyang rompió de manera unilateral el armisticio suscrito tras el fin de la guerra de corea (1950-1953) y amenazó abiertamente de atacar a Corea del Sur en respuesta a la iniciativa de Seúl de sumarse al programa del PSI. Esta iniciativa comprende la posibilidad de interceptar y registrar barcos en alta mar.

Seúl sospecha de que Pyongyang esté cumpliendo con su amenaza de volver a activar su principal central atómica, como parecen haberlo detectado los satélites de Estados Unidos, incrementando los temores de que Pyongyan transfiera armas de destrucción masiva a otros países. Ya Washington ha acusado Pyongyang de intentar vender tecnología nuclear, en particular a Siria.

Según los especialistas, la razón del endurecimiento de la postura de Pyongyang traduce la voluntad de reforzar la capacidad de negociación con Estados Unidos, tras el derrame cerebral sufrido por Kim Jong-Il, el “querido líder” (67 años) y reforzar su capacidad negociadora, por una parte, y por la otra, reforzar su imagen a nivel interno, en particular, demostrar su autoridad ante los estamentos militares.

Como lo ha demostrado el caso de Fidel Castro, quien gracias a alimentar un estado de confrontación permanente con Estados-Unidos, ha logrado amasar un inmenso capital simbólico permitiéndose así ejercer una presidencia vitalicia.

Al igual que Fidel castro, y casi de manera simultánea, Pyongyang rompe la tregua que había observado tras la elección de Obama, declarando que “Barack Obama no es mejor que su predecesor, George W. Bush, ya que busca aplastar a Corea del Norte por las armas” según publicó el diario del partido, Rodong Sinmun.

La verdad es que no existe un verdadero tratado de paz entre ambas Coreas. Pero mientras la Corea del Sur se ha mostrado abierta a un mejoramiento de las relaciones con la del norte para ayudarla a salir del aislamiento, otorgándole ayuda alimenticia, energética y financiera, Sin embargo, la diplomacia de confrontación de Corea del Norte continuó siendo la norma y nunca se llegó a una aproximación real entre ambas Coreas.

Ante las hambrunas y la debacle de su economía, Corea del Norte aceptó se realizaran conversaciones entre funcionarios de ambas Coreas. Uno de los objetivos que perseguía el sur, era la reunificación de las familias separadas por la ruptura del país en dos espacios geopolíticos. La creación de giras turísticas, permitía al Norte percibir divisas.

Seúl realizaba el mayor esfuerzo económico y de voluntad de acercamiento sin que Pyongyang retribuyera con medidas tangibles. El presidente actual de Corea del Sur ha intentado se establezcan relaciones según el modelo de la reciprocidad, lo que trajo como consecuencia, el enfriamiento de las relaciones entre el Sur y el Norte.

Entretanto, sobrevino el ataque cerebral de Kim Jo-Il lo que hace suponer como sucedió en Cuba, que se haya planteado la cuestión de su sucesión, y ante el posible estallido de luchas intestinas, la clave de la escalada de provocaciones a las cuales se ha librado Corea del Norte durante esta semana, seguramente impulsada por el clan militar, secundado por el propio Kim Jo-Il, está destinada al uso interno, con el objetivo de demostrar, tanto a la burocracia como a la sociedad, ante qué poder deben plegarse. Kim Jo-Il, siguiendo la tradición del comunismo monárquico quiere imponer a su hijo como sucesor.

La fuerza militar, al igual que en Cuba, tiene en sus manos la perennidad del régimen. El mismo modelo que está tomando cuerpo en Venezuela. El mismo en Bolivia en donde Evo Morales declaró que “hay que acostumbrarse a los militares”.

La escalada desencadenada por corea del Norte, es muy posible tenga como consecuencia una alianza, hasta ahora poco verosímil, entre la China y el Japón.

Especializada en etnopsicoanálisis e historia, consejera editorial de webarticulista.net, autora de "Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia" (1982).
Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA