Argentina: La cotización del dólar se une a la suerte de la soja
Al máximo nivel del Gobierno se tomó una decisión clave: hacer fluctuar la cotización del dólar en función del comportamiento del precio de la soja. La medida, de alto voltaje político, se decidió hace una semana, cuando en la Quinta de Olivos se asustaron por la fuerte merma en la recaudación tributaria de noviembre y los escasos ingresos por las retenciones.
Cristina Kirchner tomó la resolución junto a Néstor Kirchner y en consulta con Martín Redrado. Primero bajaron levemente las retenciones del trigo y el maíz.Pero también se decidió readecuar la estrategia de dólar administrado, incluyendo una nueva regla: el billete se desliza hacia abajo cuando sube el precio de la soja y escala posiciones cuando se reduce la cotización de ese grano.
El Banco Central aplicó esta experiencia "piloto" desde el inicio de diciembre. Por eso saltó el billete 11 centavos para ubicarse en $ 3,47 y ahora -esta semana- retrocedió a $ 3,43. La estrategia cambiaria, entonces, se define de esta manera:
Continúa el régimen de política administrada, y se descartada la aplicación de ajustes bruscos.
En principio, se mantiene la idea de que el dólar oscile en torno a los $ 3,40.
Pero ahora ese valor está condicionado al comportamiento en el precio de la soja. Esto permitiría adecuaciones futuras.
Se evaluará el valor del real brasileño.
El acomodamiento de la política cambiaria también obedece a una estrategia política. En la Quinta de Olivos quieren lanzar una señal al mercado: que Cristina Kirchner tiene un total control sobre el mercado cambiario y que el dólar vale lo que quiere la autoridad política. Sólo una vez que eso ocurra, el Gobierno podría favorecer algún deslizamiento.
Para el matrimonio Kirchner mantener el dominio sobre el tipo de cambio es clave para la gobernabilidad en un crucial año electoral. La decisión de intervenir fuerte el mercado de cambios es una respuesta a muchos economistas ortodoxos que promueven un dólar en ascenso e inestable. En la lista se ubican Miguel Broda, Daniel Artana y el radical Mario Brodersohn.
En la Quinta de Olivos -hace una semana- hubo un conclave secreto. Estuvo la Presidenta, el ex presidente y un puñado de íntimos colaboradores de la "mesa chica". Néstor Kirchner admitió en ese encuentro que sólo había cuatro hechos que podrían afectar la actual gobernabilidad: un fuerte proceso inflacionario, una fuga de depósitos, un salto cambiario y una profunda recesión.
Fue en ese encuentro que se resolvió "adecuar" la estrategia cambiaria. También se habló y evaluó por primera vez de un tema crucial para los mercados: el rescate por parte del Estado de todos los bonos que tienen vencimiento en los años 2009 y 2010.
La decisión la esperan los principales banqueros de la Argentina . Sostienen que la medida le daría credibilidad al Gobierno y descomprimiría la presión sobre los depósitos y el dólar.
Un informe oficial reservado contempla la decisión. Se encuentra en poder de la Presidenta y además dice que la salida de depósitos se detuvo en noviembre y que los precios se frenaron por la baja de las ventas.
Pero ese "paper" secreto habla por primera vez de un revés productivo: en diciembre la actividad industrial interanual (el índice EMI) tendría una caída del 3%, quebrando un crecimiento ininterrumpido de 80 meses. Según esa proyección la producción fabril en enero caería otro 4%.
Estos anticipos fueron los que impulsaron los anuncios de medidas para reactivar. Todos los paquetes son plausibles, pero se volvieron a repetir viejos errores: la ausencia de funcionarios profesionalmente capaces para instrumentar con eficiencia las decisiones políticas.
El miércoles, los máximos empresarios de la Argentina analizarán la actual realidad en la trascendente asamblea anual de la Asociación Empresaria Argentina. Ese día habrá en la AEA elección de autoridades, pero ya existe un fuerte consenso: frente al difícil año que vendrá habrá pocos cambios, y se ratificaría la confianza en Luis Pagani.
En el movimiento empresario existen dudas sobre el efecto final de todos los programas de reactivación. Dicen en los encuentros privados que la Quinta de Olivos tendría que aplicar otras decisiones, como:
Emprolijar los actuales desajustes de la política macroeconómica.
Hacer un esfuerzo para que baje la tasa de interés.
Dar señales que regeneren la confianza en materia económica.
Anunciar el plan financiero para abonar los vencimientos externos.
Normalizar el INDEC, aprovechando la actual confluencia de los precios reales y la inflación oficial.
El principal paquete de medidas oficiales se difundirá el lunes. El plan de obras le otorgará un fuerte aval presidencial a la gestión de Julio De Vido.
El ministro de Planificación, Débora Giorgi, Miguel Peirano y Mercedes Marcó del Pont fortalecieron su posición interna con los paquetes productivos.
Pero De Vido tomó una fuerte injerencia en las últimas semanas. Se percibió en el reciente viaje a Rusia, donde instrumentó un giro estratégico en la política internacional: el Gobierno se aleja de Hugo Chávez como exclusivo proveedor energético y se acerca a Vladimir Putin.
Los acuerdos con Rusia son amplios: la petrolera Lukoil será proveedora casi exclusiva de gasoil para evitar el año próximo problemas energéticos. Pero, a cambio, existe un fuerte compromiso político. Así quedó reflejado el miércoles en Buenos Aires en la última reunión de directorio de Repsol-YPF: la Casa Rosada va a apoyar el ingreso de Lukoil al directorio de la principal petrolera que opera en Argentina.
Copyright Clarín, 2008.
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