Radiografía continental

El Tiempo

La seguridad se ha convertido en el problema más importante para los latinoamericanos. Así lo revela el "Informe 2008" de Latinobarómetro, la firma encuestadora chilena que desde 1995 le viene midiendo el pulso anualmente a la región. Las percepciones cambian de país en país. En Venezuela y México -donde las tasas de victimización son las más altas del continente-, los problemas de delincuencia se ven con la mayor preocupación. En otros países, entre ellos Colombia, el desempleo desplaza a la seguridad como el problema más importante.

Como en otros similares ejercicios sobre la opinión pública, las señales a veces no son muy consistentes. La economía de mercado recibe apoyo considerable. Altísimo en países gobernados por la izquierda, como Paraguay y Brasil, pero también en Colombia. Sin embargo, cuando se trata de la provisión de servicios públicos, la mayoría cree que los problemas deben ser resueltos por el Estado. Según la encuestadora, "el estatismo" de los latinoamericanos es "tozudo". Una altísima proporción cree que la educación, la salud, las universidades, los servicios eléctricos y telefónicos deben estar "mayoritariamente en manos del Estado". No tanto así cuando se trata de financiar a los partidos políticos.

La política recibe especial consideración. La mayoría de los latinoamericanos se considera de "centro" -incluidos en Brasil (48 por ciento), Chile (43) y Colombia (42)-. Pero los colombianos puntean entre los que se consideran de "derecha" en el continente (31), mientras sólo un 13 por ciento se considera de "izquierda". Las actitudes regionales frente a la democracia son algo ambivalentes. Un 53 por ciento de los latinoamericanos estima que no le importa un gobierno no democrático si resuelve problemas económicos. No obstante, una mayoría similar piensa que no puede haber democracia sin congresos o sin partidos políticos.

En muchas secciones del Informe, las percepciones colombianas se ubican muy cerca de los promedios regionales. Pero Colombia supera al promedio latinoamericano en justificar la evasión de impuestos, en considerar que las instituciones públicas funcionan bien, o en confiar en los medios de comunicación.

En materia de corrupción, somos -después de Paraguay- quienes más creemos que los políticos son más corruptos que el resto de la sociedad, pero al mismo tiempo los que más pensamos que ha habido mucho progreso en la lucha contra la corrupción en los dos últimos años. Y si se trata de la posibilidad de sobornar a un policía o a un juez, los colombianos lo creemos menos posible que el promedio de los latinoamericanos. Tampoco creemos mucho en que la democracia garantice la libertad para participar en política. Y estamos entre quienes menos creemos que la "libertad de expresión" se encuentra garantizada. Sin embargo, creemos más que los otros en que nuestra democracia funciona mejor que en el resto del continente.

Daniel Zovatto hace en el Informe un breve balance de los 30 años de la "ola democrática" inaugurada en la región en 1978, con resultados "favorables". Sin embargo, advierte que "persisten en numerosos países desafíos tales como el fenómeno del hiperpresidencialismo, la tentación a la reelección permanente, la debilidad de los partidos […], la crisis de representación, […]una creciente polarización política, ideológica y social". En el nuevo ciclo electoral que se avecina (2009-2011) -cuando 14 de los 18 países latinoamericanos elegirán nuevamente presidentes- se volverá a medir la capacidad de la democracia para enfrentar tan serios desafíos.

En cualquier caso, la conclusión sobre la democracia del Informe Latinobarómetro no es muy alentadora: "No está para nada claro que estas democracias vayan evolucionando hacia lo que hoy son las democracias occidentales más desarrolladas". Una de las tantas advertencias que se desprende de este interesante ejercicio sobre la opinión pública del continente.