China, Greenspan y el efecto dominó
Se vivió una semana turbulenta en los mercados bursátiles mundiales, los precios de las acciones cayeron en picada como efecto dominó de un lado al otro del planeta.
Y si bien el comportamiento en las bolsas de valores del mundo usualmente poco le puede importar a doña María cuando va de compras al supermercado o a don José cuando se prepara para salir a trabajar, la noticia del descalabro bursátil acaparó los titulares de los medios de prensa y llegó a preocupar tanto a inversores como al público en general.
"Yo no entiendo de la bolsa, pero me preocupa cuando dicen que todo baja y que los economistas hablan de cosas malas para la economía", me dijo Pedro Araujo, mientas compartíamos la lectura de los titulares de los diarios en un puesto de venta callejero en Guayaquil, Ecuador.
"Es que parece que los chinos nos están invadiendo", dijo el vendedor de periódicos, y la conversación se extendió por un rato, mientras ambos ecuatorianos argumentaban sobre la mercancía de contrabando que se puede adquirir en las calles de Guayaquil y sus males para la economía del país.
China, en el ojo de la tormenta
Y si bien el vendedor de periódicos estaba acertado sobre el lugar del mundo desde el que comenzaron las turbulencias bursátiles, China, también es cierto que los desalentadores pronósticos sobre el futuro de la economía estadounidense tuvieron mucho que ver con el nerviosismo de los mercados.
Todo empezó con rumores que decían que las autoridades de China podrían intervenir en los mercados para ayudar a disminuir la especulación en su mercado de valores, así como también crear un impuesto a las ganancias de capital generadas en la bolsa.
Los rumores cayeron como balde de agua fría en la bolsa de valores de China y provocó la caída de más de 8% en el principal indicador bursátil, y una ronda generalizada de pérdidas en los mercados asiáticos.
La atención de los inversionistas sobre China se debe a que su economía se ha convertido en los últimos años en marco de referencia y un termómetro para la economía mundial.
Algo lógico si se piensa que China ha estado creciendo a una tasa anual promedio del 9% en los últimos cinco años, y se ha convertido en el primer en la lista de los países exportadores a nivel mundial.
El poder de Greenspan
El nerviosismo de los inversores se aceleró tras las palabras el ex presidente de la Reserva Federal (FED), Alan Greenspan, quién demostró esta semana que todavía los inversores prestan mucha atención a sus pronósticos.
Greenspan dijo vía satélite desde Washington en una conferencia de negocio en Hong Kong, que existía la posibilidad de que la economía estadounidense entrara en recesión este año.
"Cuando se llega tan lejos luego de una recesión, infaliblemente se construye otra recesión (…) de hecho, estamos comenzando a ver una señal de que Estados Unidos está en la última etapa de ese ciclo", aseguró Greenspan.
Y con sus palabras terminó de sacudir a los mercados mundiales.
Si bien, el nuevo presidente de la Fed, Ben Bernanke, salió a calmar a los mercados, alegando que no hay de qué preocuparse, los mercados siguieron mostrándose inquietos tras recibir otras noticias poco alentadoras.
El departamento de comercio de Estados Unidos informó que la economía del país está creciendo a un ritmo menor al esperado, un 2,2% en el último trimestre de 2006; mientras que datos sobre la compra de viviendas nuevas mostraron la mayor caída desde 1991, acelerando los temores sobre el fin de la ¿burbuja¿ del mercado inmobiliario.
Estas noticias, sumadas a las de China, pusieron a la baja a Wall Street y a las bolsas de Europa y de América Latina.
Esto se debe fundamentalmente a que Estados Unidos es el principal socio comercial de China y que la mayoría de las economías de América Latina dependen fuertemente de sus exportaciones a esa nación asiática.
¿Cómo afecta al bolsillo?
La pregunta que nos hacemos todos es si los mercados seguirán bajando y cómo esto afectará no solo a la economía mundial, sino también a nuestros bolsillos.
Por un lado, es posible espera que, ante las fuertes ganancias registradas en los últimos meses en los mercados de valores y los pronósticos de menor crecimiento de la economía mundial para este año -alrededor del 4,5%-; las acciones continúen "corrigiendo" su valor -alzas y bajas- hasta encontrar un piso o precios "más reales".
Es decir, ajustándose a una coyuntura de posible recesión en Estados Unidos, temores de inflación y menor crecimiento en las economías mundiales.
Para el ciudadano común, los efectos sobre el bolsillo se sentirán por el lado de las tasas de interés y los impuestos, que son los instrumentos que utilizan los economistas utilizan con más frecuencia para hacer "correcciones" en las economías.
Por el momento, todo parece indicar que el 2007 será un año en el que todos deberemos ajustarnos el cinturón sin chistar.
Y en el que frecuentemente hablaremos de China, EE.UU., las tasas y la economía mundial.
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