Javier Milei, la esperanza argentina
Como dije en la Feria del Libro el 14 de mayo y en mi video que se pasó en el Movistar-Arena el 7 de agosto, Milei ya había ganado antes de las elecciones por los temas extraordinariamente profundos que instaló en el nivel político no escuchados en nuestro medio desde hace mucho tiempo. Pero ahora vemos que además ha realizado una formidable elección en las PASO que ha deslumbrado a todos por su contundencia: ganó por abrumadora mayoría y se impuso en 16 provincias de las 23.
Los votos los obtuvo en todos los niveles de ingresos, y no digo clases sociales pues es una sandez mayúscula que remite al marxismo que considera que el proletariado y el burgués son de una clase distinta debido a que tendrían una estructura lógica distinta lo cual se ha bautizado como polilogismo, aunque ningún marxista ha explicado en qué consisten las diferentes estructuras de silogismos distintos la los aristotélicos, una posición que fue copiada por los nazis luego de tatuar y rapar al sus víctimas como única diferencia para distinguirlos de sus victimarios. Por otra parte, el uso de la expresión “clase trabajadora” significa la adhesión a la teoría de la explotación marxista.
Javier Milei no solo es sumamente preparado y competente en el ámbito académico, sino que en lo personal es muy generoso y sensible, lo cual no quita que naturalmente reaccione frente a las operaciones inmundas de las que ha sido objeto desde muy diferentes flancos. Como no pueden refutar sus ideas optan por hacer cuestionamientos personales con agravios de muy diverso calibre, además del chiquitaje más o menos irrelevante de los envidiosos que no pueden absorber el éxito espectacular de Javier.
Algunos distraídos han machacado que Milei es el antisistema republicano cuando en verdad es el mayor defensor de ese sistema en línea con los valores alberdianos a contracorriente de los parásitos de vidas y haciendas ajenas que han venido destrozando la República desde hace ocho décadas.
Afortunadamente esta colosal figura junto con la destacadísima Victoria Villarruel han invitado a figuras de gran valía para ocupar cargos legislativos como es el caso de mi hijo y amigo Bertie, Diana Mondino, Marcela Pagano y Sandra Pettovello, solo para citar algunos poquísimos ejemplos sobresalientes en esta telegráfica nota periodística.
Estimo pertinente reiterar aspectos de los que escribí antes sobre este candidato de gran envergadura que hoy constituye una esperanza para nuestro país, lo cual fue lo que en parte se reprodujo como prólogo de uno de los libros de Milei. Independientemente si a la postre accede o no a la presidencia deja un testimonio de proporciones homéricas que serán reconocidas en lo mejor de nuestra historia.
Milei reitera que ha venido “a despertar leones y no a guiar corderos”, que su presencia es transitoria y que lo relevante son las ideas y no las personas en cuyo contexto combate con vigor toda manifestación totalitaria y para contrarrestarlas formula propuestas que en esta nota periodística vamos a resumir a vuelo de pájaro algunas pocas al efecto de ilustrar las posiciones que representa su partido. Lo hacemos en forma de decálogo.
Primero, el ambientalismo. De un tiempo a esta parte los socialismos se han agazapado en el llamado ambientalismo como una manera más eficaz de liquidar la propiedad privada: en lugar de decretar su abolición al estilo marxista, la tragedia de los comunes se patrocina con mayor efectividad cuando se recurre a los llamados “derechos difusos” y la “subjetividad plural” a través de lo cual se abre camino para que cualquiera pueda demandar el uso considerado inadecuado de lo que al momento pertenece a otro.
El fundador y primer CEO de Weather Channel, John Coleman, el premio Nobel en física, Ivar Giaever y el ex presidente de Greenpeace de Canadá, Patrick Moore, sostienen que el denominado ambientalismo se base en un fraude en el sentido de tergiversación de estadísticas. El aumento en la temperatura en el planeta Tierra se ha elevado medio grado en el transcurso del último siglo y fue antes de que aparecieran los gases que fueron inyectados por los humanos en la atmósfera (principalmente dióxido de carbono). También apuntan que en la época de los dinosaurios, en la Tierra el nivel de dióxido de carbono era entre cinco y diez veces superior al actual lo cual contribuyó a la riqueza de la vegetación, épocas en las que la Tierra era a veces más calurosa y húmeda y otras de enfriamiento y sequedad. Sostienen que cambios en las velocidades, órbitas y equivalentes producen cambios climáticos que exceden en mucho la influencia humana (pensemos que la Tierra gira en torno a su eje a mil kilómetros por hora y alrededor del Sol a cien mil kilómetros en la hora).
Respecto a la preocupación por la extinción de especies animales. Por ejemplo, es cierto que muchas especies marítimas están en vías de extinción debido a la antes mencionada tragedia de los comunes. Esto hoy no sucede con las vacas, aunque no siempre fue así: en la época de la colonia, en buena parte de América latina el ganado vacuno se estaba extinguiendo debido a que cualquiera que encontrara un animal podía matarlo, engullirlo y dejar el resto en el campo para las aves de rapiña. Lo mismo ocurría con los búfalos en Estados Unidos. Esto cambió cuando comenzó a utilizarse el descubrimiento tecnológico de la época: la marca, primero, y el alambrado luego que clarificaron los derechos de propiedad. Lo mismo ocurrió con los elefantes en Zimbabwe, donde, a partir de asignar derechos de propiedad de la manada se dejó de ametrallarlos en busca de marfil.
En cuanto al temor por la desaparición del agua, el premio Nobel en economía Vernon L. Smith escribe: “El agua se ha convertido en un bien cuya cantidad y calidad es demasiado importante como para dejarla en manos de las autoridades políticas”. El planeta está compuesto por agua en sus dos terceras partes, aunque la mayoría es salada o está bloqueada por los hielos. Sin embargo, hay una precipitación anual sobre tierra firme de 113.000 kilómetros cúbicos, de la que se evaporan 72.000. Eso deja un neto de 41.000, capaz de cubrir holgadamente las necesidades de toda la población mundial. Sin embargo, se producen millones de muertes por agua contaminada y escasez. Tal como ocurre en Camboya, Ruanda y Haití, eso se debe a la politización de la recolección, el procesamiento y la distribución del agua. En esos países la precipitación es varias veces superior a la de Australia, donde no tienen lugar esas políticas y en consecuencia no ocurren esas tragedias.
En otras palabras, con el argumento de cuidar la propiedad del planeta Tierra se liquida la institución de la propiedad vía las antedichas figuras lo cual daña gravemente al planeta.
Segundo, la banca central cuya política solo puede encaminarse en una de tres direcciones: expansión, contracción o dejar inalterada la base monetaria. Cualquiera de estos caminos distorsiona los precios relativos, los cuales son los únicos indicadores para operar en el mercado por lo que se estimula el derroche que indefectiblemente repercute negativamente en los salarios e ingresos en términos reales. Por ello es que resulta indispensable la liquidación del banco central y el curso forzoso permitiendo que la gente revele su preferencia en cuanto al activo monetario tal como, entre otros, ha sugerido una y otra vez el premio Nobel en economía Friedrich Hayek, como pionero de la nutrida bibliografía hoy disponible.
En lo personal he escrito respecto a las diferentes variantes para lograr el objetivo de eliminar de cuajo lo que los economistas denominamos “inflación” que oculta su verdadera naturaleza lo cual es una estafa a todos pero muy especialmente a los más necesitados, trabajo que comienza con la sugerencia de adoptar seis pasos al efecto de lograr la antedicha meta.
Tercero, contar con una legislación en materia laboral compatible con una sociedad libre que no trabe la contratación de trabajo, la abrogación de la fascista personería gremial con todos los abusos que de ello se desprende en desmedro de los genuinos trabajadores y la liberación de una patética y sistemática estafa monumental incrustada por un sistema nefasto de inseguridad antisocial jubilatorio.
Cuarto, en relación con el llamado aborto en concordancia con lo consignado por genetistas de renombre internacional y con lo expresado por la Academia Nacional de Medicina de nuestro país: “El niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción”. A veces se ha mantenido que “la madre es dueña de su cuerpo” lo cual es absolutamente cierto pero no es dueña del cuerpo de otro. Es cierto que está en potencia de muchas cosas igual que todo ser humano independientemente de su edad por lo que constituye una arbitrariedad superlativa inventar un momento de la gestación para proceder a la liquidación de esa vida humana como si se produjera una mágica mutación en la especie, lo cual, dicho sea de paso, es una lógica tan arbitraria que puede conducir a la justificación del infanticidio. Un embrión humano contiene la totalidad de la información genética: ADN o ácido desoxirribonucleico. En el momento de la fusión de los gametos masculino y femenino -que aportan respectivamente 23 cromosomas cada uno- se forma una nueva célula compuesta por 46 cromosomas que contiene la totalidad de las características del ser humano.
Solo en base a un inadmisible acto de fe en la magia más rudimentaria puede sostenerse que diez minutos después del nacimiento estamos frente a un ser humano pero no diez minutos antes. Como si antes del alumbramiento se tratara de un vegetal o un mineral que cambia súbitamente de naturaleza. Quienes mantienen que en el seno materno no se trataría de un humano del mismo modo que una semilla no es un árbol, confunden aspectos cruciales. La semilla pertenece en acto a la especie vegetal y está en potencia de ser árbol, del mismo modo que el feto pertenece en acto a la especie humana en potencia de ser adulto.
Quinto, la distinción entre empresarios que para mejorar su situación patrimonial deben ofrecer bienes y servicios que atiendan las necesidades de su prójimo respecto de los prebendarios que aliados al poder de turno explotan miserablemente a los demás a través de privilegios de distinta índole.
Sexto, la insistencia en preservar la democracia al estilo de los Giovanni Sartori de nuestra época y evitar que se convierta en cleptocracia cuando se desconoce su aspecto medular cual es el respeto por los derechos de todos en lugar de otorgar prelación al mero recuento de votos tal como ocurre en territorios como el venezolano (que además han encajado fraudes groseros).
Séptimo, la trascendencia de la integración al mundo vía el comercio exterior libre de trabas. Octavo, la reducción de cargas tributarias para ubicarlas en un nivel para atender con prontitud la seguridad y la Justicia. Noveno, revisar todo el organigrama gubernamental al efecto de reducir el gasto público en aquellas faenas que exceden a la misión específica de una sociedad abierta del modo en que también han insistido otros premios Nobel en economía como Milton Friedman, George Stigler y Gary Becker. En esta línea argumental, facilitar la implementación del genuino federalismo revirtiendo la coparticipación para que cada jurisdicción compita y la consiguiente descentralización del poder en todos los niveles.
Y décimo, apuntar a la no renovación de deuda externa sobre la base, por un lado, que implica comprometer patrimonios de futuras generaciones que no han participado en la elección del gobierno que contrajo la deuda y por otro para embretar al monopolio de la fuerza a financiarse exclusivamente con recursos presentes una vez eliminada la denominada autoridad monetaria y cerrado el camino del antedicho endeudamiento externo, lo cual ha sido expuesto en primer lugar por el premio Nobel en economía James M. Buchanan.
Ya sabemos que los liberales no somos una manada y que detestamos el pensamiento único, son esperables disidencias de matices en varias direcciones, desacuerdos que tenemos con nosotros mismos cuando repasamos un texto anterior y nos damos cuenta que podríamos haber mejorado la marca, puesto que como decía Borges “no hay tal cosa como un texto perfecto”, lo cual es aplicable para todos los órdenes de la vida. Hay algunos comentarios que provienen de quienes parece no se percatan en que país vivimos ni que está ocurriendo. Pero en el caso de Milei resultan inauditas algunas de las críticas echadas a correr en primer lugar naturalmente por todo el espectro estatista que discrepa radicalmente con la libertad, pero también por los que buscan pantallas y “la quinta pata al gato” para disfrazar su mala fe en medio de inventos mentirosos, también por los que no pueden despegarse de “lo políticamente correcto” ni de las telarañas mentales del statu quo y por aquellos que al provenir de tradiciones de pensamiento muy alejadas del liberalismo aunque en tránsito hacia la libertad se alarman y estiman que las propuestas de marras se tornan en una píldora demasiado grande para digerir.
Como queda dicho, Javier Milei en su previa incursión en los ámbitos académicos ha mostrado gran pericia y conocimiento en las materias de su incumbencia, con especial referencia a los extraordinarios aportes de la Escuela Austríaca liderados por pensadores de la talla de Carl Menger en el origen y continuados especialmente por Ludwig von Mises, el antes citado Hayek, Israel Kirzner y Murray Rothbard lo cual aquel personaje moderno de la política argentina ha transmitido en el nivel político con gran eficiencia a generaciones jóvenes para que cada uno sepa valorar su independencia y autonomía individual. Esta proeza no se había hecho con esta contundencia y calado sin concesiones desde hace mucho tiempo. Estos rasgos han sido destacados por la prensa mundial, como por ejemplo, The Economist de Londres, La Gaceta de Madrid, Le Monde de París, The New York Times y El País de Montevideo donde también sobresale el carácter eminentemente moral de este emprendimiento.
En resumen, celebro la irrupción de esta gran persona en el escenario político de nuestro país que desde ser el aplauso del mundo cuando, como consigamos más arriba, se aplicó la receta liberal del alberdianismo de nuestra Constitución fundadora nos convertimos en el estatismo siempre empobrecedor. Esta etapa electoral notable redobla las esperanzas de los argentinos de bien.
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