Paraguay: Como antes
El viaje al
exterior de Lugo y su “gabinete en la sombra”, que lo acompaña, me trae a la
memoria la época en que la oposición de Paraguay estaba pendiente de lo que
ocurría en el extranjero para ver si de alguna manera se lograba tumbar a la
añeja dictadura de Alfredo Stroessner (1954/89).
Los referentes
de la oposición (entonces era como un partido único para enfrentar al
coloradismo) estaban pendientes de la solidaridad internacional. Nuestros
exiliados lograban a duras penas algún espacio en la prensa del exterior para
denunciar el ambiente de restricción y represión, y aquí corrían de mano en
mano las copias de esas publicaciones, tratando de despistar –casi siempre
inútilmente– al ejército de pyragués que nutría de estas informaciones al
Departamento de Investigaciones de la Policía.
Los que estaban
al frente de partidos y organizaciones sociales adversarios de la dictadura
fueron escasos al comienzo, pero a medida que se aproximaba la apertura
política fueron aumentando. Algunos tenían como táctica peregrinar por las
“embajadas amigas” tratando de conseguir apoyo para tumbar al “Rubio”
(Stroessner).
Otros gozaban
con recibir invitaciones de gobiernos de países democráticos para realizar
visitas o participar de encuentros o debates políticos sobre el futuro de la
democracia en el Cono Sur y finalmente en Paraguay. Inclusive había disputas
por representar a las organizaciones en las recepciones de embajadas, donde los
anfitriones solo tenían palabras de amabilidad que los ilusionados invitados
convertían luego en “importante apoyo a la causa”.
En realidad la
solidaridad se sentía poco, excepto en la última etapa del stronismo que fue
durante el quinquenio 1984-89 cuando, por fin, la presión internacional comenzó
a tener efecto y la apertura política en la región ayudó a que Paraguay
recupere las libertades públicas con la caída de la dictadura.
Las pocas veces
que algún importante medio de comunicación enviaba a sus corresponsales para
hacer una semblanza de la dictadura, se hacía desfilar a todas las figuras
estelares antiestronistas y a los mejores valores para denunciar el
autoritarismo, el militarismo, el partidouniquismo, la corrupción, la violación
de los derechos humanos y la persecución a los luchadores.
De vez en
cuando los gobiernos democráticos enviaban delegaciones de parlamentarios que
se animaban a realizar declaraciones fuertes… estando de regreso en sus
países, lo que daba cierto respiro a la oposición paraguaya. Cualquier caldito
era alimento para los luchadores paraguayos por la democracia.
Ahora el
luguismo está realizando algo similar, esperanzado en la intervención
extranjera para recuperar el poder perdido en un juicio político que consideran
un golpe de Estado. Como ocurría con la oposición en tiempos de Stroessner,
adentro no existe la más mínima posibilidad, entonces se apuesta hacia afuera
con la esperanza de la solidaridad.
La diferencia
entre el antes y el ahora es que en esta oportunidad Lugo cuenta con el apoyo
explícito de los presidentes de la Triple Alianza y de todo el grupo del
Socialismo del Siglo XXI de modo que puede viajar mucho aun, invitado por estos
presidentes y presidentas de países “amigos”.
Como en la
etapa final de la dictadura stronista, hoy todo el mundo parece preocupado por
la democracia en Paraguay. Y como sucedía en aquella época, algunos luchadores
salen a buscar la solidaridad internacional.
El único
problema es que ahora, en estos momentos, a diferencia de lo que ocurría antes,
hoy está ausente la dictadura en Paraguay.
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