Recordando al presidente Reagan

El Nuevo Herald

La semana pasada, el día después de que aprobamos nuestro presupuesto escolar, me encontraba en el aeropuerto de Reagan National. Mientras caminaba por los pasillos pensaba en el presidente Reagan y recordé que mi primer acto cívico fue mandarle una cartica cuando fue herido en un atentado en 1981. En creyón rosado le escribí que esperaba que estuviera bien y que aquí en Miami lo queríamos mucho. Mi papá, que en aquel entonces era miembro de la tropa de periodistas del Presidente, le llevó mi cartica a la Casa Blanca. En unos días recibí una carta por correo de la oficina del Presidente, dándome las gracias y diciendo que lo animaba mucho que los más pequeños de esta nación estuvieran pensando en él.

A los siete años me sorprendió que a un presidente le importara la opinión de una niña. Esa noche le anuncié a mi mamá que si un día nuestro país era libre, yo iría a visitarlo, pero que me quedaba aquí en Miami porque en este país los niños son importantes. Mi mamá sonrió, me dio un beso en la frente y me dijo: “Raquelita, espero que cuando seas una mujer te acuerdes de eso”.

A veces pienso que de alguna manera ella sabía que tres décadas después yo tendría la oportunidad de abogar por la educación de nuestros niños. Lamentablemente, en la Florida la educación de nuestros niños no es una prioridad y como consecuencia su futuro no es importante para los políticos que cortan el bacalao en Tallahassee. Este año los fondos de la educación pública fueron recortados el ocho por ciento, colocando a nuestro estado en el número 50 de la nación en fondos dedicados a la educación.

Mientras tanto, el gobernador, que le pidió a la legislatura estatal un diez por ciento de recortes en la educación, se arrepintió a última hora y recortó el presupuesto estatal por $330 millones y pidió que los fondos fueran redistribuidos a las escuelas. Esos fondos todavía no han sido redistribuidos. En nuestro condado, comenzamos a hacer recortes en febrero y aprobamos un presupuesto en el cual no despedimos a ningún maestro. Pero tuvimos que hacer sacrificios y la mayoría de estos fueron reducciones en el área de mantenimiento de nuestras escuelas. La gran mayoría de los planteles se construyeron hace más de 50 años, y sabemos que arreglarlos y mantenerlos costaría más de $700 millones. Y aunque sabemos que algunos niños estarán en escuelas con goteras, ventanas viejas, paredes dañadas por termitas, equipos viejos y cocinas dañadas, no nos queda otro remedio.

Aunque celebramos que nuestro distrito tiene la mejor posición económica en el estado porque no despedimos a maestros, el estado físico de nuestras escuelas afecta la seguridad, la salud y el aprendizaje de nuestros niños. En Tallahassee hay muchos políticos que elogian y hasta se comparan con el presidente Reagan, pero parece que pocos han leído lo que él pensaba sobre la educación pública. El 18 de noviembre de 1986, el presidente Reagan dijo: “La educación es para toda la vida. El apoyo local a la educación promueve programas para estudiantes de todas las edades, orígenes y necesidades, y fomenta el uso completo de las escuelas… La educación pública es una empresa comunitaria y todos en la comunidad tienen un interés en la educación”.

Espero que en esta sesión legislativa nuestros representantes consideren que todos somos afectados por los recortes a la educación pública, que consideren el impacto que no invertir en la educación tendrá en el futuro de nuestro estado. Que en vez de pensar en sus carreras políticas piensen en las palabras del presidente Reagan y como él tomen en cuenta a nuestros niños, porque estos son importantes y representan nuestro futuro.

La autora es miembro de la Junta Escolar.