Por cada propuesta de una reforma educativa, existe un coro de objeciones. Los programas de vales, financiados tanto de manera pública como privada, han ido ganando popularidad durante los últimos años. Ciertos sstudios demuestran que los niños que reciben vales han mejorado su desempeño académico, y que los progenitores de estos niños están más satisfechos con la calidad de la educación que los mismos reciben.
Pese a los intentos por mejorar al sistema de educación pública, los que incluyen la reducción del número de alumnos por clase, el ofrecimiento de la posibilidad de elegir la escuela pública, y la innovación en los programas de estudios, la creciente demanda por vales, los que pueden ser aplicados para asistir a las escuelas privadas, es un indicador de que estas reformas paulatinas son insuficientes e ineficaces. Si se les brinda la opción, la mayoría de los padres preferirán enviar a sus hijos a las escuelas privadas.
A pesar de los estudios que demuestran una satisfacción acrecentada debida a los vales y a la posibilidad de elegir la escuela, algunos sindicatos de docentes, distritos escolares, e incluso padres se oponen a los programas de vales por distintas razones. Una parte de esta oposición se basa en intereses personales, otra parte se debe a una mala compresión de las consecuencias de dichos programas.
Considerando la mayoría de las objeciones a los vales, las propuestas más radicales para la reforma educativa, tal como las que el destacado economista Richard Vedder propone en el Informe de Política del Independent de reciente aparición, Can Teachers Own Their Own Schools?, serán aún más difíciles de digerir. Sin embargo, sus propuestas, las que están fundadas sobre una amplia base de investigación, valen la pena ser consideradas.
En Can Teachers Own Their Own Schools?, Vedder explica como un sistema poseído por los empleados, con escuelas con fines de lucro, podría ofrecer una mejor calidad de educación que la del sistema de educación pública actualmente en vigencia, que es ineficiente y de pobre desempeño.
Bajo el actual monopolio de la escuela pública, la calidad de la educación es baja, mientras que el “precio” de la educación, el cual pagamos de manera indirecta a través de los impuestos, es excesivamente alto. Mediante la privatización del sistema escolar, los consumidores de educación pueden tener escuelas que sean responsables a las mismas fuerzas del mercado que hacen que las compañías fabriquen mejores productos. Introduciendo la competencia en el sistema escolar se alentará fuertemente a las escuelas a ofrecer la mejor educación de la manera más eficiente posible respecto de los costos. Incluso bajo el actual sistema, las escuelas privadas gastan menos por estudiante, y sin embargo poseen niveles más elevados de desempeño estudiantil.
Una de las propuestas más interesantes que ofrece Vedder es la de otorgarles la propiedad de las escuelas a los maestros, a los directores, y al personal mediante Planes de Participación Accionarial de los Empleados (o ESOPs sigla en inglés para Employee Stock Option Plans.) Como un accionista en su propia “compañía,” los empleados escolares tendrían un incentivo para adoptar estrategias a fin de incrementar los ingresos y de reducir los costos.
Vedder discute los beneficios en el largo plazo de dicho plan para los estudiantes, los contribuyentes, y los docentes. Los alumnos se beneficiarían en virtud de que la calidad de la educación mejoraría en la medida que las escuelas compitan para ofrecer el mejor ambiente de aprendizaje posible. Los contribuyentes se beneficiarán debido a que el despilfarro de recursos que tiene lugar bajo el actual sistema sería eliminado mediante la disciplina del mercado. Los beneficios para los docentes serán dobles. La ganancia monetaria es obvia. La descentralización del control les permitirá a los maestros más libertad para seleccionar los programas de estudios y participar de manera significativa en la comunidad escolar.
Vedder cita a United Airlines (UAL inc.) como un ejemplo de una empresa que adoptó un ESOP, y que mejoró substancialmente sus resultados. En los años previos a la instalación de un ESOP, UAL estaba experimentando enormes pérdidas financieras a pesar de los severos esfuerzos por recortar costos. En 1994, la junta directiva de UAL decidió adoptar una propuesta que les permitió a los empleados asumir recortes salariales y renunciar a futuros incrementos en su paga a cambio del establecimiento de un ESOP que poseería una mayoría de las acciones de la empresa.
Como propietarios de la nueva compañía, los empleados fueron capaces de reemplazar a la vieja administración, que tanto le desagradaba al personal, con nuevos gerentes. Hoy día, United es la más grande aerolínea controlada por sus empleados del mundo. Virtualmente todos los empleados sindicalizados y no sindicalizados participan en la propiedad de la aerolínea, no obstante el público en general mantiene cerca del 45 por ciento de las acciones. La casi triplicación del precio de las acciones de UAL desde la reorganización de la compañía ofrece una prueba contundente de que los ESOP pueden mejorar el desempeño de una organización.
Mientras Vedder realiza un argumento muy atractivo en favor de la privatización escolar, sus propuestas están destinadas a toparse con el escepticismo y la crítica. Algunos se preocupan respecto de que si las escuelas maximizan sus ganancias podrían elevar el costo de la enseñanza por encima de la capacidad de pago de las familias de bajos ingresos, o que los niños “costosos” con discapacidades serán desatendidos. Sin duda, estas son inquietudes válidas. Sin embargo, las perspectivas de una reforma educativa significativa posibilitada por las escuelas públicas “por acciones” hacen que la propuesta de Vedder bien valga ser considerada. Las dudas que puedan surgir deberían ser tomadas como desafíos a fin de rectificar, pero no como excusas para dejar de lado, a una reforma potencialmente beneficiosa.
Traducido Gabriel Gasave
Vendámosles a los maestros acciones de las escuelas
Por cada propuesta de una reforma educativa, existe un coro de objeciones. Los programas de vales, financiados tanto de manera pública como privada, han ido ganando popularidad durante los últimos años. Ciertos sstudios demuestran que los niños que reciben vales han mejorado su desempeño académico, y que los progenitores de estos niños están más satisfechos con la calidad de la educación que los mismos reciben.
Pese a los intentos por mejorar al sistema de educación pública, los que incluyen la reducción del número de alumnos por clase, el ofrecimiento de la posibilidad de elegir la escuela pública, y la innovación en los programas de estudios, la creciente demanda por vales, los que pueden ser aplicados para asistir a las escuelas privadas, es un indicador de que estas reformas paulatinas son insuficientes e ineficaces. Si se les brinda la opción, la mayoría de los padres preferirán enviar a sus hijos a las escuelas privadas.
A pesar de los estudios que demuestran una satisfacción acrecentada debida a los vales y a la posibilidad de elegir la escuela, algunos sindicatos de docentes, distritos escolares, e incluso padres se oponen a los programas de vales por distintas razones. Una parte de esta oposición se basa en intereses personales, otra parte se debe a una mala compresión de las consecuencias de dichos programas.
Considerando la mayoría de las objeciones a los vales, las propuestas más radicales para la reforma educativa, tal como las que el destacado economista Richard Vedder propone en el Informe de Política del Independent de reciente aparición, Can Teachers Own Their Own Schools?, serán aún más difíciles de digerir. Sin embargo, sus propuestas, las que están fundadas sobre una amplia base de investigación, valen la pena ser consideradas.
En Can Teachers Own Their Own Schools?, Vedder explica como un sistema poseído por los empleados, con escuelas con fines de lucro, podría ofrecer una mejor calidad de educación que la del sistema de educación pública actualmente en vigencia, que es ineficiente y de pobre desempeño.
Bajo el actual monopolio de la escuela pública, la calidad de la educación es baja, mientras que el “precio” de la educación, el cual pagamos de manera indirecta a través de los impuestos, es excesivamente alto. Mediante la privatización del sistema escolar, los consumidores de educación pueden tener escuelas que sean responsables a las mismas fuerzas del mercado que hacen que las compañías fabriquen mejores productos. Introduciendo la competencia en el sistema escolar se alentará fuertemente a las escuelas a ofrecer la mejor educación de la manera más eficiente posible respecto de los costos. Incluso bajo el actual sistema, las escuelas privadas gastan menos por estudiante, y sin embargo poseen niveles más elevados de desempeño estudiantil.
Una de las propuestas más interesantes que ofrece Vedder es la de otorgarles la propiedad de las escuelas a los maestros, a los directores, y al personal mediante Planes de Participación Accionarial de los Empleados (o ESOPs sigla en inglés para Employee Stock Option Plans.) Como un accionista en su propia “compañía,” los empleados escolares tendrían un incentivo para adoptar estrategias a fin de incrementar los ingresos y de reducir los costos.
Vedder discute los beneficios en el largo plazo de dicho plan para los estudiantes, los contribuyentes, y los docentes. Los alumnos se beneficiarían en virtud de que la calidad de la educación mejoraría en la medida que las escuelas compitan para ofrecer el mejor ambiente de aprendizaje posible. Los contribuyentes se beneficiarán debido a que el despilfarro de recursos que tiene lugar bajo el actual sistema sería eliminado mediante la disciplina del mercado. Los beneficios para los docentes serán dobles. La ganancia monetaria es obvia. La descentralización del control les permitirá a los maestros más libertad para seleccionar los programas de estudios y participar de manera significativa en la comunidad escolar.
Vedder cita a United Airlines (UAL inc.) como un ejemplo de una empresa que adoptó un ESOP, y que mejoró substancialmente sus resultados. En los años previos a la instalación de un ESOP, UAL estaba experimentando enormes pérdidas financieras a pesar de los severos esfuerzos por recortar costos. En 1994, la junta directiva de UAL decidió adoptar una propuesta que les permitió a los empleados asumir recortes salariales y renunciar a futuros incrementos en su paga a cambio del establecimiento de un ESOP que poseería una mayoría de las acciones de la empresa.
Como propietarios de la nueva compañía, los empleados fueron capaces de reemplazar a la vieja administración, que tanto le desagradaba al personal, con nuevos gerentes. Hoy día, United es la más grande aerolínea controlada por sus empleados del mundo. Virtualmente todos los empleados sindicalizados y no sindicalizados participan en la propiedad de la aerolínea, no obstante el público en general mantiene cerca del 45 por ciento de las acciones. La casi triplicación del precio de las acciones de UAL desde la reorganización de la compañía ofrece una prueba contundente de que los ESOP pueden mejorar el desempeño de una organización.
Mientras Vedder realiza un argumento muy atractivo en favor de la privatización escolar, sus propuestas están destinadas a toparse con el escepticismo y la crítica. Algunos se preocupan respecto de que si las escuelas maximizan sus ganancias podrían elevar el costo de la enseñanza por encima de la capacidad de pago de las familias de bajos ingresos, o que los niños “costosos” con discapacidades serán desatendidos. Sin duda, estas son inquietudes válidas. Sin embargo, las perspectivas de una reforma educativa significativa posibilitada por las escuelas públicas “por acciones” hacen que la propuesta de Vedder bien valga ser considerada. Las dudas que puedan surgir deberían ser tomadas como desafíos a fin de rectificar, pero no como excusas para dejar de lado, a una reforma potencialmente beneficiosa.
Traducido Gabriel Gasave
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