Unas Farc comunicativas
El Colombiano, Medellín
En cabeza de su jefe alias Timoleón , observamos unas Farc más prolíficas en comunicados, pero a la vez más alejadas de la realidad nacional y con la clara intención de desvirtuar ante la opinión pública la situación interna de una organización ilegal en decadencia.
En estos mensajes de gran contenido mediático y soberbia caguanera, escasea el pragmatismo estratégico, al intentar hacernos creer que dentro de las Farc no ha sucedido algo por la acción operacional legítima de las Fuerzas Armadas de Colombia.
En verdad, esta premisa solo la creen sus jefes, pero no sus huestes guerrilleras entre las cuales, la deserción está a la orden del día.
Se puede colegir, entonces, que algunos de estos jefes farianos transitan perdidos en laberintos dogmáticos sin salida, y se embriagan a diario, de fundamentalismos marxistas-leninistas ya en desuso.
La respuesta que el señor Timoleón o como se llame, dio a una columna del distinguido General Valencia Tovar, uno de los oficiales más insignes de nuestro Glorioso Ejército Nacional, que con su brillante mente y la única arma que puede esgrimir ante los violentos, su pluma diáfana, transparente, defensora de la institucionalidad y de los más caros intereses nacionales, con respeto, claridad y firmeza, planteó al señor Timoleón verdades irrefutables que duelen y no se pueden desconocer, más allá de cualquier imaginario revolucionario de por sí de capa caída.
Podríamos pensar que en el horizonte se avizora una guerra mediática con unas Farc más comunicativas que pretenden equilibrar la correlación de fuerzas desfavorables frente al Estado y utilizar las burbujas mediáticas para generar desinformación y recuperar reconocimiento político a través de los medios de comunicación.
En este espacio de opinión, Sin Pausa , hemos manifestado abiertamente que a las Farc las aqueja una crisis irreversible de orden estratégico.
Que aún no están derrotadas, pero sí debilitadas. Que no nos podemos llamar a engaños. Que hay un largo trecho por recorrer para llegar a la derrota definitiva. Que no tiene presentación cualquier retórica triunfalista. Que para infortunio de todos, aún mantienen viva una gran capacidad de hacer daño. Que transitan hacia escenarios complejos de degradación y multicriminalidad. Que sufren de una descomposición interna al ser permeadas por el narcotráfico y la corrupción. Que no pretendan hacernos tragar el cuento de que son una legión de arcángeles, testigos y guardianes del martirologio de Cristo.
¡Por Dios, qué descaro!
Me gustaría cerrar mi escrito, sin pedir respuesta alguna, más bien, que se aproveche la novedosa vena comunicativa del señor Timoleón para que las Farc le digan al pueblo colombiano, aclaro, sin considerarme su vocero, ¿qué es lo que realmente quieren? ¿Cuál es la verdadera voluntad política de paz y reconciliación que se ufanan de tener y expresan en sus últimos comunicados? ¿Cómo generar confianza en su interlocutor legítimo, el Gobierno? ¿Es que sólo le apuestan a la guerra? Dejemos así.
Solo me resta decir: defínase señor Timoleón , sin ambigüedades ni disquisiciones revolucionarias. Tiene dos alternativas, la guerra o la paz.
Está en todo su derecho de escoger una, pero sin bravuconadas. El pueblo colombiano anhela una paz definitiva, sin claudicaciones de la institucionalidad a nadie. No olvide señor Timoleón lo que Cano expresaba como una gran paradoja: "Hombre, Conversemos".
De mi cosecha le agrego: sin ínfulas de vencedor.
PAUSA UNO: Mi General Valencia Tovar: mis respetos y admiración. Esta modesta pluma en Sin Pausa , lo considera el decano de decanos. ¡Dios lo guarde!
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