Fidel, si tú fueras venezolano
Siguiendo el curso natural de las dictaduras que languidecen, el régimen autocrático de Hugo Chávez acaba de perder el respaldo absoluto en el Parlamento a sus políticas radicales, exóticas y populistas. Los venezolanos, tras un largo éxodo por el desierto de la polarización, empiezan a cruzar el Jordán de la democracia. La oposición, poco a poco, deja de ser ese Campo de Agramante en el que todo se pervierte, y propone, con criterio, tácticas realistas capaces de jaquear algunos castillos ideológicos del vasto imperio chavista. Falta un largo camino por recorrer, pero hoy, con este resultado, vislumbramos una luz al final del túnel.
Sin embargo, cantar victoria es apresurado. La destrucción institucional, el aquelarre partitocrático, la postración de la tecnocracia y la economía subyugada a los más burdos móviles políticos han hecho de Venezuela un caldo de cultivo propicio para el desarrollo de una izquierda retrógrada y radical maridada con el viejo populismo latinoamericano, ese cáncer que no conoce de ideologías y que se debe por entero al caudillo de turno. Esta izquierda chavista, que es en esencia un cesarismo burocrático, aun si pierde el poder formal, se mantendrá como una fuerza firme en el escenario político de Latinoamérica.
Porque Chávez, con la construcción del PSUV, perenniza su liderazgo y crea la espada de Damocles que obliga a sus opositores a forjar una gran concertación. Y, sin embargo, han tenido que pasar varios años y frustrarse numerosos intentos para que la vieja guardia política venezolana confluya en un solo movimiento. He aquí una muestra palpable de la pequeñez de nuestros políticos tradicionales. El escepticismo que despiertan sus jugadas interesadas provoca que los demócratas depositemos nuestra esperanza no en sus fútiles maniobras de salón y sí en esa nueva generación de venezolanos que abjura en masa del chavismo, luchando día a día por un futuro diferente para su patria. Si la Mesa de Unidad Democrática sobrevive a sus pasiones coyunturales, Venezuela, tarde o temprano, recuperará la libertad. Y si sobrevive será, en gran medida, gracias al apoyo de las nuevas generaciones.
Cada proceso electoral que involucra a los venezolanos implica una movilización formidable de dos cosmovisiones antagónicas de la política. Latinoamérica observa expectante el resultado, consciente de todo lo que se juega en la tierra de Bolívar. Fidel Castro, un hombre sumamente realista, escribió antes de las elecciones una columna engolada y mediocre en la que aborta un arrebato poético, desnudando su temor a que las lluvias disminuyan la participación ciudadana en el proceso electoral. En ella, el dinosaurio de la izquierda latinoamericana sostiene, con vehemencia juvenil, que si fuera venezolano se enfrentaría “a las lluvias y no permitiría que el imperio sacara de ellas provecho alguno… no dejaría de ir a votar como un deber sagrado: a la hora que sea, antes que llueva, cuando llueva, o después que llueva, mientras haya un colegio abierto… si yo fuera venezolano, aun bajo rayos y centellas lucharía hasta lo imposible para convertir el 26 de setiembre en una gran victoria”.
Interesante. En pleno otoño, el patriarca recomienda a sus cachorros enfrentarse a los malditos elementos que conspiran con el Imperio. No menciona, por supuesto, que en Cuba la libertad electoral es un espejismo, las elecciones una burda mentira y la libre opinión una ventisca deleznable, la tímida garúa que se pierde en el erial del castrismo. Si Fidel fuera venezolano, estas elecciones estarían amañadas, la oposición presa y los venezolanos navegarían en balsas hacia los cuatro puntos cardinales. Si Fidel fuera venezolano, Hugo Chávez, por la razón o por la fuerza, ganaría las elecciones con el 90% del respaldo popular. Menos mal que el reporte de los tiempos pronostica un huracán de libertad que, tarde o temprano, barrerá de la faz de la tierra los excesos funestos de tanta dictadura tropical.
El autor es Director del Center For Latin American Studies Maiestas Institute y columnista de ELMUNDO.ES/AMERICA.
- 7 de junio, 2011
- 23 de julio, 2015
- 26 de enero, 2016
Artículo de blog relacionados
- 25 de noviembre, 2016
Perfil Después de este largo ciclo positivo de nueve años, sólo interrumpido sobre...
20 de junio, 2011Por Gustavo Nozica Fundación Atlas 1853 La pregunta de si es lícito para...
15 de noviembre, 2007El Universal Juan de Mariana, jesuita del siglo XVI, en su libro Del...
1 de diciembre, 2009