Ciencia ficción cubana
Por Eduardo Quintana
El lunes 17, los checos recordaron la Revolución de Terciopelo, en el que miles de estudiantes protestaron en las calles de Praga exigiendo el fin del régimen opresor comunista. A 20 años de aquel gesto, que permitió la caída del comunismo en Checoslavaquia y condujo la división de Rca. Checa y Eslovaquia, ambas naciones se posicionan, diferentemente, con economías rentables y estabilidad política en la actualidad.
Sin embargo, lo paradójico es que en la misma semana, la organización Human Rights Watch (HRW) informaba que la situación de los derechos humanos en Cuba es lamentable y que el sistema dictatorial impuesto por Fidel Castro persistía con su hermano Raúl, quien gobierna desde que el anciano déspota dejó el mando.
El director de cine Steven Spielberg había realizado hace unos años la película “Minority report”, basada en una obra del extinto escritor estadounidense Philip Dick. En el film, unos mutantes son capaces de detectar acciones futuras de los potenciales criminales, por lo que la policía actúa antes de que sucedan los crímenes, encarcelando a los “futuros delincuentes”, sin que se haya consumado el hecho.
Aunque parezca extraída de esta película con toque sobrenatural, el régimen autoritario de los Castro encarcela a los ciudadanos antes de que “cometan algún crimen”. HRW documentó más de 40 casos en los cuales el gobierno socialista encarceló a los cubanos por su “peligrosidad”, ya que estos buscaban realizar marchas pacíficas o crear sindicatos no afines al oficialismo.
Unos 53 prisioneros sentenciados en el año 2003, luego de una salvaje represión a los disidentes, aún se encuentran en la cárcel, según reveló el organismo que realizó la investigación durante dos meses en la isla, que contó con el enfado de La Habana.
El informe señaló además, que los disidentes que intentan expresar sus posiciones son golpeados, arrestados arbitrariamente y expuestos a actos públicos de repudio.
Este documento salta luego de que días atrás, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), reunida en Buenos Aires, haya denunciado que el Gobierno del dictador Raúl Castro es el único en el continente americano que tiene una política oficial de censura y filtrado de internet para sus ciudadanos.
También se habían denunciado agresiones a blogueros en una marcha, entre ellos, a una de las peores enemigas del régimen, Yoani Sánchez.
La Comisión Cubana de Derechos Humanos denunció este año que Cuba mantiene a unos 200 políticos prisioneros, convirtiéndose en una de las mayores cárceles políticas vigentes en la actualidad en todo el mundo.
El nuevo método de la dictadura de los Castro es amedrentar a los disidentes, con detenciones ilegales momentáneas, que duran pocas horas, para que las instituciones internacionales no tengan tiempo de reaccionar ante estos atropellos.
Es increíble que 50 años después de haber derrocado a Fulgencio Batista, el Gobierno siga persistiendo en el error, casi místico, de suponer que el comunismo es una opción política y filosófica valedera, cuando se contrasta con la realidad y da por resultado el fallo. Cuba ya no soportará más autoritarismo y retraso económico, porque puede colapsar.
Sin libertad individual, política y económica, los cubanos seguirán alimentándose con raciones, soñarán con comodidades tecnológicas, y continuarán aceptando la imposición del mito de “salud y educación” para todos.
¿De qué sirve educarse en un país comunista donde el gobierno decide qué hacer con la vida de las personas?
Lo peor es que la Organización de Estados Americanos (OEA) hace caso omiso a todas las violaciones de los derechos fundamentales. Entre ellos está el Gobierno paraguayo, representado por el obispo católico Fernando Lugo, gran admirador del atraso, la opresión y la infelicidad cubanas.
Mientras Praga celebra el vigésimo aniversario del retorno a la democracia, en La Habana siguen haciendo loas al genocida Ernesto Che Guevara y afirmando que el comunismo “aún es alternativa”. Es por eso que la ciencia ficción se queda corta; cuando los políticos creen que pueden armar y desarmar a su antojo a los humanos. Cuba es un ejemplo de barbarie en plena era de las libertades.
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