Sobre el cabildeo parlamentario

Siglo XXI

Cabildear significa “gestionar con actividad y maña para ganar voluntades en un cuerpo colegiado o corporación”; cabildeo: “acción y efecto de cabildear” y cabildero: “el que cabildea” (Diccionario de la Lengua Española, 21a. edición).

Lobbying, en el inglés estadounidense, equivale a cabildero (American Jurisprudence, 2nd. Edition, vol. 51, 1970). En EE.UU. se ha conside-rado que el lobbying es un elemento indispensable para el proceso legislativo, por cuanto sirve para comunicarle a los legisla-dores las necesidades y los deseos del pueblo.

La Suprema Corte estadounidense ha sostenido que esta actividad es legal, porque nada le impide a las partes interesadas actuar en defensa de sus propios intereses (Eastern R. Presidents Conference v Noer Motor Freight, Inc. 365 US 127). Y el Tribunal Supremo de Massachu- ssets distinguió entre un servicio legítimo destinado a proveer a los legisladores la adecuada comprensión de los méritos de las medidas que habrán de aprobar, contrastándolo con el empleo de influencias personales o con el uso de medios tortuosos para lograr propósitos aviesos.

Vale anotar que el concepto de lobbying, como el de “propaganda”, ha adquirido una connotación negativa, que asocia al cabildero o lobbista como aquel que, valiéndose de medios impropios, trata de entorpecer o de impedir el desarrollo de los intereses populares.

Fernando Vivas (El Comercio, Lima, 01.09.05) anota que el cabildeo no es patrimonio exclusivo de los pudientes, sino que lo practican sectores laborales, campesinos, grupos étnicos, religiosos y un sinnúmero de colectivos que, con el apoyo de algunas ONG, agregan a sus acciones de lucha masiva gestiones pacíficas en procura de sus intereses.