Ecuador: Ahora, a lo medular

Por Jorge Vivanco Mendieta
El Expreso de Guayquil

Está definido el campo político; la mayoría del pueblo se pronunció por el cambio y ratificó su confianza en el Gobierno; sin entrar a juzgar sobre este asunto en particular, es necesario meditar en un hecho cierto, ciertísimo: los factores económicos no están jugando en favor del pueblo ecuatoriano. El índice de la pobreza subió del 9,59% al 16% el último año; la inflación ya llegó a los dos dígitos, y es la más alta que se registra en el período de la dolarización; pasa del 4% al 10%, y eso sí que es grave.

Una inflación del 10% en dolarización, es para alarmarse; tratar de eludir esta realidad como se lo hace comparando con la inflación de otros países, es una falsía muy peligrosa; pero siguen los otros índices: el desempleo se incrementó del 6,4% al 7,4% y, lo más vergonzoso, nuestro país ocupa el tercer lugar en el mundo en el aspecto de la corrupción. Ya protestarán el Gobierno y las instituciones; pero hay que considerar que se mide la corrupción por la impunidad, no por el número de robos o por la complicidad de la burocracia. Es la lenidad de los jueces, lo que juega en la clasificación.

Como consecuencia de esto, el incremento del costo de la vida ha ido y va en aumento. Ya pasó la campaña por el Referéndum y ya es hora de mirar con claridad y honradez la realidad. Que hay un componente internacional en este fenómeno, seguramente; pero el mayor incremento se produce por fenómenos internos, la especulación y sobre todo la intermediación.

El Presidente de la República, como economista que es, sabe perfectamente que en este aspecto, la principal falla está en la comercialización; es el intermediario el que eleva el costo de los productos en forma descontrolada, perjudicando a los dos factores nobles de la economía, el productor y el consumidor. Y la intermediación en nuestro caso, es la peor consecuencia del subdesarrollo; no hemos enfocado esta realidad, los planificadores económicos se quedan solamente en los llamados índices macros, la producción general y el consumo como conceptos etéreos. No, señor, este asunto debe verse con los ojos del ama de casa que cada día le es más difícil llenar su humilde puchero para dar de comer a su familia; y el padre que, generalmente sin empleo, sale cada mañana a “buscar la vida” en las condiciones más adversas.

Los sociólogos, los moralistas, los investigadores de nuestra realidad deben ver en este problema la principal raíz de la delincuencia y antes de estar disputando políticamente en quien hace más o menos, en que las cárceles son así o asado, en que las leyes son severas o muy elásticas.

El hecho es que la corrupción es empujada por la miseria, y que entre nosotros, no hay rehabilitación social de los penados; cada cárcel es una escuela de especialización en los delitos. Eso lo sabe todo el mundo, se lo ha sabido desde siempre, y sin embargo se sostienen teorías sin aplicación práctica, especialmente en época de elecciones en las cuales se profieren las peores mentiras.

Bueno, ahora el Ejecutivo tiene poderes prácticamente omnímodos; él mueve los hilos de todos los órganos del Estado; la oposición no existe y la tarea que debe cumplir es clara. Manos a la obra, pues, para el cumplimiento de este deber tan noble. Pero, ¡ay!, tiene que nuestro mandatario empeñarse en otra campaña electoral, en la cual se elegirá al Presidente de la República y a las autoridades seccionales.

El principal candidato será el propio Presidente y si se empeña como lo hizo para el Referéndum, con vehemencia casi religiosa para ganar votos, los problemas del país se le pueden salir de sus manos, y eso sería gravísimo. De modo que reflexionar es el camino, en la cúpula del poder, en los cenáculos partidistas y en el pueblo en general.