Imparables las remesas desde los EE.UU.
Por Maribel Hastings
La Opinión
Latinoamérica y el Caribe recibirán este año unos 45,000 millones de dólares, según el BID
WASHINGTON, D.C.— Este año, 12.6 millones de inmigrantes en Estados Unidos habrán enviado 45,000 millones de dólares en remesas a América Latina y el Caribe y la mayor parte de ese dinero sale de California —un total de 13,191 millones—, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En total, unos 20 millones de hogares en América Latina y el Caribe recibirán 60,000 millones de dólares en remesas de diversas partes del mundo este año, 45,000 millones de los cuales provienen de Estados Unidos, sobrepasando por mucho los aportes de ayuda exterior y las inversiones extranjeras directas, según el estudio. En 2004 se enviaron 30,000 millones en remesas de Estados Unidos a América Latina y el Caribe.
California encabeza la lista de estados en el envío de remesas y la de los siete estados que “tradicionalmente envían” que a la fecha alcanzan 30,000 millones por año. Texas envía 5,222 millones; Nueva York 3,714 millones; Florida 3,083 millones; Illinois 2,583 millones; New Jersey 1,869 millones; y Georgia 1,736 millones.
La mayor alza en el envío de remesas se registró en Louisiana (250% respecto a 2004: 61 millones en 2004 y 208 millones en 2006) y se debe a que el huracán “Katrina” generó empleos que los inmigrantes han ocupado. “Donde hay trabajos, hay inmigrantes latinoamericanos”, dijo el autor del estudio, Sergio Bendixen, de la firma Bendixen y Asociados. Se realizó a través del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), una dependencia del BID que promueve inversiones privadas.
Luis Alberto Moreno, presidente del BID, indicó que las remesas se han convertido en tema internacional por su volumen, su impacto económico y sus implicaciones para el desarrollo en América Latina.
Agregó que no están celebrando el hecho de que se hayan incrementado las remesas porque denota que en América Latina y el Caribe “estamos lejos de generar suficientes buenos trabajos para que nuestra gente prospere en casa”.
Pero tanto Moreno como Bendixen coincidieron en el potencial de las remesas como fuente de desarrollo de negocios, viviendas, educación sólo si en los países de origen se ofrecen los programas adecuados para invertir ese dinero.
La preocupación es que las remesas se gastan rápido y sólo un pequeño porcentaje va a cuentas bancarias. Pero los encuestados mostraron interés en productos de seguro (médico y de vida) y bancarios, así como vivienda y educación.
El análisis se basó en entrevistas a 2,511 inmigrantes latinoamericanos en Los Ángeles, Nueva York y Miami, del 3 al 25 de mayo.
Concluyó que en los pasados dos años se ha registrado un alza de 12% en la cifra de inmigrantes que envían remesas a sus familiares, de 61% en 2004 a 73% en 2006. El promedio de remesas pasó de 240 dólares en 2003 a 300 en 2004.
También se registraron cambios en los métodos de envío, y aunque las instituciones tradicionales como Western Union siguen siendo el método favorito, los bancos vieron ganancias. En 2004 el 8% de los inmigrantes empleó bancos y en 2006 la cifra subió a 19%.
Los inmigrantes recién llegados a Estados Unidos envían remesas más a menudo que los que llevan más tiempo. Pero más del 50% de todos los que envían remesas han vivido en Estados Unidos por más de 10 años.
Más de tres quintas partes de los emisores son considerados trabajadores pobres o de “clase media baja”, con ingresos anuales de menos de 30 mil dólares.
La mayor parte de los inmigrantes latinoamericanos estaban desempleados cuando dejaron sus países, y quienes tenían un trabajo ganaban en promedio 150 dólares mensuales. La mitad encontró trabajo en Estados Unidos en el lapso de un mes, ganando 900 dólares mensuales, seis veces lo que obtenía en su país de origen.
Esto sustenta, dijo Bendixen, que el motor de la inmigración es el trabajo.
Estados Unidos, por su parte, requiere de la mano de obra por lo que los beneficios son mutuos.
Los ingresos de los inmigrantes latinoamericanos se calculan en 500,000 millones de dólares anuales. Casi 10% se transfiere a sus países de origen, pero más del 90% se consume en las ciudades y los estados donde trabajan.
Se calcula que 40% de los emisores de remesas son indocumentados. Y los inmigrantes que envían remesas de México y de América Central son más jóvenes que los de otros países latinoamericanos.
El estudio no desglosa los países receptores
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