Medio pollito y el calentamiento mundial

Nota: Sobre este tema pueden verse también La mala información hace del recalentamiento global un caso frío , Una revisión científica del palo de hockey y ¡Los que pregonan el calentamiento global viajan a Bonn!

Este nuevo Medio Pollito no es otro que el aburrido y denso de Al Gore, el mismo que aquellos quinientos y tantos votos cubanos de la elección presidencial del año 2000 le evitaron a la nación tener que aguantarlo de primer mandatario

¿Se acuerdan los lectores del cuento de “Medio Pollito”? “Medio Pollito” era un pollito que habiéndole caído una nuez en la cabeza convenció al gallinero de que había que salir corriendo y esconderse en un túnel cerca de allí, porque el cielo se iba a caer. “¡Qué se cae! ¡Al túnel, al túnel!’ gritaba “Medio Pollito”. Y como ninguna de aquellas aves se detuvo a pensar siquiera por unos minutos como era que esto podía pasar, todos se fueron a refugiar en el cercano túnel… En el cual, al fondo del mismo, los estaba esperando el zorro.

Bueno, pues parece que ahora tenemos al moderno “Medio Pollito” armado con toda clase de chismes electrónicos y tecnológicos prediciendo que el mundo se está calentando de tal manera que los hielos del polo norte se derriten y que medio continente será, en un siglo o dos, sumergido por las crecientes aguas de mares y océanos. Este nuevo Medio Pollito no es otro que el aburrido y denso de Al Gore, el mismo que aquellos quinientos y tantos votos cubanos de la elección presidencial del año 2000 le evitaron a la nación tener que aguantarlo de primer mandatario.

Lo que Gore quisiera, si se saliera con la suya, es que los Estados Unidos ratifique y se adhiera al tratado de Kyoto, que su mismo presidente, Clinton, ni se tomó el trabajo de mandarlo al Senado para su aprobación. ¿Dónde estaba “Medio Pollito” en aquel entonces? El Tratado de Kyoto, en caso de que al lector se le haya olvidado, de ratificarse por este país, le pondría tantas trabas y limitaciones a sus producciones industriales que habría simplemente de provocar una catástrofe económica de magnitudes increíbles, mientras que los demás países no sujetos a sus prescripciones, como China, allí estarían en el túnel del cuento esperando por los idiotas.

Además, que lo del calentamiento mundial no está claro diga lo que diga “Medio Pollito” Gore con su película “La Verdad Inconveniente,” donde se exhiben y se dicen cosas a media verdad. Toda esta cuestión esta refutada por una legión de científicos a los cuales no les interesa aparecer en cintillos de prensa o programas de televisión sensacionales. Hace unos 20 años se predecía que el mundo se enfriaba y que íbamos a perecer de frío y hambre. Ahora se nos dice lo contrario: que nos vamos a freír de calor y sumergirnos en el océano.

Sin embargo “Medio Pollito” Gore no habla de que los glaciares en Noruega, Nueva Zelandia y en el interior de Groenlandia en vez de derretirse están creciendo y que el de Hubbard en Alaska [que hace dos años vimos] crece y avanza de tal manera que se cree que pronto habrá de crear un verdadero fiordo en su bahía.

Al respecto siempre recordamos lo que en la escuela aprendimos de nuestro maestro de Geología y Ciencias Naturales, de que cuando se trata de la naturaleza no se pueden hacer generalizaciones, o aseveraciones a la ligera pues no tenemos observaciones abundantes. El planeta tierra tiene una existencia de millones y millones de años y nuestra data observable se reduce a solo unos 200 años de ellos. Juzgue el lector. Un ejemplo de esto es lo del hoyo del ozón en el polo sur. ¿Cómo vamos a establecer un principio científico cuando esas observaciones científicas se reducen a unos 50 años? Cincuenta años de algo que ha existido por millones. Esto no es buena ciencia.

Estudiando la cuestión del clima del planeta, hoy se sabe que la tierra se halla sujeta a dos ondas fluctuantes. Una larga que parece fluctuar en un periodo de miles de años. Otra la, corta, es mucho más pequeña, quizás menos de un milenio. Por ejemplo allá por el siglo ocho de nuestra era el mundo se empezó a enfriar, La helada acorto el periodo de los cultivos y las cosechas provocando la mala nutrición y las enfermedades. Esta onda corta vino a terminarse por el siglo XII, que por cierto se cree que por la abundancia de alimentos tuvo mucho que ver en la expansión del llamado Renacimiento del Siglo XII. ¿Quién no nos dice, entonces, que no nos hallamos en las primicias de una nueva onda corta?
Hay científicos, como por ejemplo Sallie Baliumas, de Harvard, que con respecto a los gases de la combustión interna de los automóviles afirma que con el CO2 en la atmósfera las plantas crecen más y más rápido, lo que sin dudas ayudaría al problema alimenticio del mundo. También, hay que considerar que todas estas profecías apocalípticas están basadas en factores o modelos muy cambiantes, como pasó con aquellas que por los años 70 profetizaban no el calentamiento del planeta sino su enfriamiento.

¿Dónde están los esquimales en el trópico?

Y en esta gritería de los “Medios Pollitos” del mundo, ¿quienes son los zorros? En primer lugar tenemos que considerar las aspiraciones de los países que se beneficiarían con una contracción de los mas industrializados. China, como ya dijimos es uno. ¡Y, sorpresa! También están los zorros del “establecimiento” de los conservacionistas que hoy constituyen un poderoso bloque lobista. A lo mejor el lector no sabe que nuestro gobierno ha gastado desde 1990 unos 25 billones de dólares en el estudio del “calentamiento mundial.” No hay dudas de que si esos fondos se secaran, el mundo de los “Medio Pollitos” se volvería mucho mucho mas frío. ¡Ah, los intereses creados! ¿No explica esto el hecho de que las teorías y los puntos de vista de los científicos que rebaten lo del “calentamiento mundial” no se les dé en los medios de la prensa la misma prominencia y difusión de los “calentadores?” Es conveniente recordar que, por ejemplo, en la membresía del Consejo de la Defensa de los Recursos Naturales hay más abogados que científicos.

¡No! “Medio Pollito,” de ninguna manera me vas a meter en ese túnel caliente.