Dolarización: ¿Una solución para la economía argentina?
Facultad de Ciencias Económicas – Universidad Católica Argentina (UCA)
Fundación Atlas para una Sociedad Libre
El martes 31 de octubre en el Campus Puerto Madero de la UCA en la Ciudad de Buenos Aires organizamos este evento a fin de debatir una eventual decisión de adoptar al dólar estadounidense como la moneda oficial de Argentina.
A continuación puedes acceder a los videos de las distintas presentaciones y a las notas periodísticas publicadas a posteriori del evento.
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Carlos Newland: Distinción de de Visitante Ilustre de la UCA a Steve Hanke.
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Eduardo Maschwitz, Presidente, Fundación Atlas:
«Dolarización: ¿Solución para la economía argentina?»
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Steve Hanke: «Propuesta de dolarización para la Argentina»
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Gabriel Gasave: «La dolarización como camino a un país normal»
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Pablo Arosemena Marriot, Ministro de Economía de Ecuador:
«Más de dos décadas de una economía dolarizada».
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Manuel Hinds, ex Ministro de Economía de El Salvador:
«Dolarización: El caso de El Salvador»
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María Castiglioni Cotter, profesora de Teoría Macroeconómica UCA:
«Desafíos de la dolarización en Argentina»
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Diego Dillenberger: ¿Es políticamente viable la dolarización?
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Emilio Ocampo: ¿Es posible dolarizar en Argentina?
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Evento completo
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Planteamiento de Javier Milei de dolarizar la economía resonó en campaña electoral
La República, Bogotá
A menos de 20 días de la definición presidencial en el balotaje los planteos del candidato libertario Javier Milei de dolarizar la economía volvieron a resonar en medio de la campaña electoral bajo un abanico de datos: los pro y los contra, los riesgos, los elogios y las proyecciones que hicieron economistas y analistas internacionales ante el eventual escenario de un cambio radical de la moneda argentina por el dólar norteamericano.
Las experiencias de El Salvador y Ecuador de dolarización de sus economías, la mirada analistas de Estados Unidos y la opinión de economistas de Milei estuvieron presentes en el debate instalado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina (UCA), en conjunto con el Independent Institute y la Fundación Atlas. Pero también se mencionaron las proyecciones concretas de llevar adelante el plan de dolarización de Milei.
A lo largo de una jornada de debate convocada bajo el título «Dolarización: ¿Una solución para la economía argentina?», se realizó anteayer en el Campus Puerto Madero de la UCA el intercambio de ideas de expertos tanto nacionales e internacionales sobre los planes de Milei para desterrar el peso a cambio del dólar.
«La dolarización no es un fin en sí mismo, sino un medio para llegar a otras cosas. Sin una moneda sana no hay calculo económico, no hay sistema de precio, oferta y demanda se desdibujan. La Argentina es una economía manejada por estúpidos que consiguen más votos«, dijo Gabriel Gasave, investigador de Independent Institute, quien también se refirió al rol que ocupa el dólar en nuestra vida diaria de los argentinos para sintetizar: «somos un país sin moneda».
Soberanía y el caso de Menem
Gasave añadió que «la soberanía pasa por preservar el fruto de nuestro trabajo y que un burócrata no nos lo derrita proponiendo estupideces cada semestre. Si se garantizaran los derechos de propiedad, no habría inconvenientes para utilizar el dólar como moneda. Si nuestras tiendas están vacías y nuestros bolsillos llenos de billetes no nos sirve de nada. El mundo fue hecho por gente que hizo cosas que nadie hacía. Tengamos audacia, usemos una moneda que realmente nos sirva de medio de intercambio«.
El decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA, Carlos Newland, estuvo a cargo de la apertura del seminario y le otorgó un diploma de reconocimiento por parte de la Universidad a Steve Hanke, profesor de economía aplicada en John Hopkings University, investigador asociado en Independent Institute y ex asesor de Carlos Menem en los años 90.
A su turno Hanke fue tajante sobre los planes de convertir una economía a la moneda norteamericana: «La dolarización es deseable y factible», aseguró el economista estadounidense sobre nuestro país y agregó «cualquier argumento en contra de la dolarización es una interpretación distorsionada y errónea».
Hanke coincide con la idea de Milei de eliminar el Banco Central y evaluó el tamaño de la crisis que transita hoy la Argentina: según sus cálculos, la tasa inflacionaria se encuentra en un 244% anual, lo que llevará a una recesión a fin de año.
Además, el profesor del John Hopkings University estableció dos factores claves que llevaron al fracaso de las distintas propuestas económicas presentadas para salir adelante a través de los años: el peronismo, al que catalogó como una «economía fascista con características argentinas» y la anomia económica, causada principalmente por los distintos problemas constitucionales de control de presupuestario.
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La dolarización de Milei: riesgos, elogios y proyecciones en un debate de economistas
A menos de 20 días de la definición presidencial en el balotaje los planteos del candidato libertario Javier Milei de dolarizar la economía volvieron a resonar en medio de la campaña electoral bajo un abanico de datos: los pro y los contra, los riesgos, los elogios y las proyecciones que hicieron economistas y analistas internacionales ante el eventual escenario de un cambio radical de la moneda argentina por el dólar norteamericano.
Las experiencias de El Salvador y Ecuador de dolarización de sus economías, la mirada analistas de Estados Unidos y la opinión de economistas de Milei estuvieron presentes en el debate instalado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina (UCA), en conjunto con el Independent Institute y la Fundación Atlas. Pero también se mencionaron las proyecciones concretas de llevar adelante el plan de dolarización de Milei.
A lo largo de una jornada de debate convocada bajo el título «Dolarización: ¿Una solución para la economía argentina?», se realizó anteayer en el Campus Puerto Madero de la UCA el intercambio de ideas de expertos tanto nacionales e internacionales sobre los planes de Milei para desterrar el peso a cambio del dólar.
«La dolarización no es un fin en sí mismo, sino un medio para llegar a otras cosas. Sin una moneda sana no hay calculo económico, no hay sistema de precio, oferta y demanda se desdibujan. La Argentina es una economía manejada por estúpidos que consiguen más votos», dijo Gabriel Gasave, investigador de Independent Institute, quien también se refirió al rol que ocupa el dólar en nuestra vida diaria de los argentinos para sintetizar: «somos un país sin moneda».
Soberanía y el caso de Menem
Gasave añadió que «la soberanía pasa por preservar el fruto de nuestro trabajo y que un burócrata no nos lo derrita proponiendo estupideces cada semestre. Si se garantizaran los derechos de propiedad, no habría inconvenientes para utilizar el dólar como moneda. Si nuestras tiendas están vacías y nuestros bolsillos llenos de billetes no nos sirve de nada. El mundo fue hecho por gente que hizo cosas que nadie hacía. Tengamos audacia, usemos una moneda que realmente nos sirva de medio de intercambio».
El decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA, Carlos Newland, estuvo a cargo de la apertura del seminario y le otorgó un diploma de reconocimiento por parte de la Universidad a Steve Hanke, profesor de economía aplicada en John Hopkings University, investigador asociado en Independent Institute y ex asesor de Carlos Menem en los años 90.
A su turno Hanke fue tajante sobre los planes de convertir una economía a la moneda norteamericana:«La dolarización es deseable y factible», aseguró el economista estadounidense sobre nuestro país y agregó «cualquier argumento en contra de la dolarización es una interpretación distorsionada y errónea».
Hanke coincide con la idea de Milei de eliminar el Banco Central y evaluó el tamaño de la crisis que transita hoy la Argentina: según sus cálculos, la tasa inflacionaria se encuentra en un 244% anual, lo que llevará a una recesión a fin de año.
Además, el profesor del John Hopkings University estableció dos factores claves que llevaron al fracaso de las distintas propuestas económicas presentadas para salir adelante a través de los años: el peronismo, al que catalogó como una «economía fascista con características argentinas» y la anomia económica, causada principalmente por los distintos problemas constitucionales de control de presupuestario.
Asimismo, Hanke expresó que la razón por la cual la economía del gobierno de Carlos Menem estalló luego de diez años fue el sistema de leyes de convertibilidad, que contaba con grietas e ideas inconsistentes que permitieron la discrecionalidad en el Banco Central. Afirmó también que «la última daga» en el corazón de la convertibilidad fue clavada en el 2001 por el FMI al suspender su ayuda a pesar de estar cumpliendo con las condiciones planteadas.
Los casos de Ecuador y El Salvador
Pablo Arosemena Marriott, ministro de Economía deEcuador, habló desde su experiencia: «El día que se anunció la dolarización, la economía estaba dolarizada extraoficialmente de forma orgánica. El ciudadano veía como día a día se le veía pulverizada su capacidad de poder de compra. 25000 sucres por dólar fue lo que le permitió hacer el encuadre con el Banco Central, hace 23 años».
«La dolarización sacó la bruma, hizo que la gente pudiera limpiar los cristales de sus lentes. No causó que se pulverizara el valor del salario, sino que se aclarase el salario real. Además, ¿qué mejor que poder acumular en el tiempo el dinero que uno gana? La importante reducción de la inflación se logró de manera directa cuando meses antes de la dolarización estaba muy alta. Necesitamos lideres políticos que ejerzan un rol económico. Si bien el saldo neto de la dolarización es positivo, por sí sola no resuelve todos los problemas económicos», advirtió.
¿Está la Argentina en igualdad de condiciones que El Salvador o Ecuador para llevar adelante un proceso de dolarización como el que se hizo en esos países?
Manuel Hinds, ex ministro de finanzas de El Salvador respondió algo de esto al hablar del proceso de dolarización en su país. «Las circunstancias eran diferentes que en Ecuador y en Argentina, no dolarizamos en crisis. Habíamos tenido una guerra civil, arreglamos los problemas de déficit fiscal, estabilizamos la economía y no devaluaos por una década, no había necesidad porque el Banco Central tenía prohibido financiar al gobierno y a los bancos», explicó.
A su vez, Hinds dijo que «en países en desarrollo, normalmente las crisis financieras son crisis monetarias que se convierten en financieras porque el miedo a la devaluación llega a ser tan grande que empiezan a sacar el dinero de los bancos para convertirlos en dólares y llevárselos del país o meterlos abajo del colchón».
También el ex funcionario de El Salvador remarcó que «la gente le tiene más miedo a la devaluación a que quiebren los bancos, porque saben que el Banco Central no los va a dejar quebrar. Pero en un país dolarizado, ese miedo no existe. Decían que la próxima crisis El Salvador no iba a poder pagar, pero la pasamos tranquilamente. Sí es verdad que, si se produce una corrida en los bancos, hay que conseguir dólares afuera (no nos ha pasado), pero es la misma situación que los países que tienen sus pesos», detalló.
La defensa del plan Milei
Desde el espacio de La Libertad Avanza, Emilio Ocampo, quien ocuparía la presidencia del BCRA en un eventual gobierno de Milei, sostuvo: «En vez de cuestionar la mejor forma de dolarizar se cuestiona la dolarización en sí. Y es algo inevitable pues la mayoría de los argentinos hemos optado por ella porque los políticos no han sabido cumplir con el mandato constitucional de proteger el valor de la moneda».
A su vez, Ocampo remarcó que «compramos dólares para protegernos del impuesto inflacionario no legislado que nos quiere imponer el poder político, y como consecuencia la economía se encuentra en una dolarización instantánea de facto, que limita la capacidad de los gobiernos para estabilizar la economía y genera muchísimos problemas».
También Ocampoalertó sobre la actual situación que transita la Argentina: «Estamos ante un escenario donde la moneda más importante no es el peso, sino el dólar, que quintuplica en cantidad a los pesos emitidos por el sistema bancario. Para salir de esta situación, un esquema de caja de conversión como el que tuvimos en los noventa, los políticos pueden darlo vuelta fácilmente. Tenemos que tener un mecanismo menos vulnerable a los ataques del poder político, y el más efectivo es la dolarización. Estoy convencido de que serán necesarios más dólares para sostener un peso que nadie quiere, que para dolarizar».
Por su parte, María Castiglione Cotter, profesora de la UCA, hizo una descripción de la situación económica actual y un balance de lo que implicaría una dolarización.
«En cuanto a los pros, desaparece el riego/spread cambiario y el efecto de la devaluación esperada o efectiva sobre la dolarización, el fisco pierde la posibilidad de financiamiento monetario del déficit fiscal, y la inflación baja y tiende a acercarse a la internacional», dijo Castiglione Cotter.
Sin embargo, la profesora de la UCA remarcó que «en el inicio hay inflación en dólares. Va a depender mucho de cuál es el grado de corrección de precios relativos, indexación de contratos vigentes, de ajuste de precios retrasado y el gran riesgo de atraso cambiario que genera esto y que después sea difícil de corregir ex post», señaló.
«Si bien elimina una fuente importante de financiamiento de déficit, la dolarización no garantiza el equilibrio fiscal. El gobierno puede, como en los noventa, aumentar impuestos, lo que genera una reducción en la competitividad del sector privado. O bien, aumentar el financiamiento del mercado interno. También, como ya ocurrió, podrían emitirse cuasi monedas. Con lo cual, si la idea de los gobiernos no es realmente replantear el rol y el tamaño del Estado, cuál sería el gasto público y cómo financiarlo, podríamos caer en alguna de las cosas que acabo de mencionar», sentenció.
Por último, el analista político Diego Dillenberger, compartió su punto de vista desde la disciplina que lo compete. «Yo creo que la Argentina no puede tener moneda, quedó claro a lo lago de muchas décadas que los políticos argentinos, parafraseando un poco a Milei, nos han estafado con sucesivas monedas. Sobre la dolarización se han dicho muchas cosas, pero ¿Por qué hablamos de dolarización si el Banco Central está fundido y no sabemos con exactitud cuántos dólares se necesitarían para dolarizar? En esta línea, Melconian expresó que una dolarización es invitar a alguien a comer fideos con tuco, pero sin tener ni fideos ni tuco. Y esta imposibilidad de dolarización que intentó vender fue una de las razones que dejó a Bullrich fuera del balotaje», remarcó.
«Ahora, nosotros, los argentinos, tenemos un PBI completo en dólares, pero no así el Banco Central. En vez de atacar políticamente a Milei, Melconian podría haber propuesto una alternativa como ser una dolarización libre, en la que el gobierno promueva a los argentinos a sacar esos dólares y ponerlos en circulación. Por ejemplo, dar pequeños beneficios impositivos a quienes paguen sus obligaciones en dólares, que el gobierno luego puede usar para pagar sueldos docentes, entre otros», sugirió.
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Dolarización: contrapunto entre economistas en una universidad por el plan que propone Milei
El debate por las ventajas y los problemas asociados a una dolarización fue el eje de un seminario realizado hoy en la UCA (Universidad Católica Argentina), donde economistas y analistas protagonizaron un contrapunto en torno a este plan, una de las banderas de campaña del candidato a presidente Javier Milei.
“Es hora de eliminar el peso y el Banco Central y llevarlos a un museo”, dijo Steve Hanke, economista estadounidense que hace décadas defiende la idea de que la Argentina debe incorporar al dólar como moneda. “La solución hoy tiene que ver con atacar la causa (de la inflación), que es el déficit fiscal”, planteó María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, quien sostuvo que es “complicado” implementar una dolarización y que, a su vez, no está exenta de riesgos o desventajas, como la apreciación cambiaria o la vulnerabilidad externa.
“El Banco Central argentino tiene mucha discrecionalidad, y como resultado no hay una verdadera restricción presupuestaria. La única forma de controlar la cuestión fiscal es remover esa discrecionalidad monetaria y eliminar la capacidad de monetizar el déficit con la emisión”, dijo Steve Hanke, un histórico defensor de la dolarización en la Argentina.
En una intervención por videoconferencia, el economista relató que la Argentina está en un nuevo episodio de crisis, enfatizó que el país tuvo tres defaults soberanos solo desde 2000 y que el PBI per cápita hoy es probablemente como era en 1974. “¿Cuál es la fuente de esto? Una es el peronismo, y eso no es nada más que fascismo económico con características argentinas”, disparó el analista.
Hanke dijo que, según su medición de inflación, la suba de precios corre al 244% anual, y que en los próximos meses será mayor. A su vez, sostuvo que este año terminará en recesión, con una caída del 2,5%, según los números del FMI, y respaldó las ideas de dolarización.
“Dada la anomia económica, es hora de eliminar el peso y el Banco Central y llevarlos a un museo. Es deseable y factible”, dijo Hanke, quien puso énfasis en sus intervenciones como asesor para la dolarización de Ecuador y Zimbabue, que luego de algunos años revirtió el plan y retomó su esquema de moneda propia. “Fueron éxitosas y llevaron a grandes shocks de confianza”, agregó el economista. “Los argumentos contra la dolarización son inválidas. El 95% de lo que se lee está mal o es irrelevante”, provocó.
“¿Y cómo se debería dolarizar? En primer lugar, mantener una fuerte restricción fiscal, pero además debería haber reglas presupuestarias constitucionales. Y si la deuda va a incrementarse, debería contarse con una mayoría de dos tercios del congreso para aprobarse, igual que para la creación de nuevos impuestos”.
El economista contó que conoció a Carlos Menem en 1989 y que él le sugirió a recién asumido presidente que el país adoptara una caja de conversión. “Él tenía las ideas de modernizar y reformar la economía, como hicieron los Chicago Boys en Chile, pero no estaba yendo a ningún lugar”, relató Hanke, en referencia al esquema económico impulsado durante la dictadura militar liderada por Augusto Pinochet (1973-1990).
“Nadie pensaba que él era creíble, entonces le dije que el primer paso era matar la inflación, que eso le daría credibilidad para hacer reformas. Por eso, le sugerí hacer una caja de conversión ortodoxa”. Y si bien plantea que la Convertibilidad tuvo “desempeño positivo con 10 años buenos para la Argentina”, criticó su implementación.
“El sistema dejaba un montón de rendijas y tenía ideas inconsistentes con la regla monetaria, que permitían discrecionalidad en el Banco Central. Por eso, en 1991 escribí en el Wall Street Journal que el sistema iba a colapsar. Y llevó 10 años para que eso ocurriera”, dijo Hanke. Agregó: “Había mucha anomia, y las reglas no eran respetadas. Los políticos usaban esos huecos y rompían la convertibilidad. Y la daga en el corazón la clavó el FMI, cuando desactivó un desembolso de US$1300 millones en noviembre de 2001, aun cuando la Argentina cumplía con las metas y condiciones (del programa). Ese fue el fin”.
Las contras y las ventajas del plan
Baja más rápida de la inflación, riesgos de atraso cambiario, dificultades de implementación y problemas con la deuda. Esas son algunas de las conclusiones que la economista María Castiglioni analizó sobre un eventual plan de dolarización en la Argentina hoy, que requeriría que el país consiga US$30.000 millones para poder canjear los pesos (el circulante y los pasivos del BCRA) por la divisa estadounidense.
“Sabemos que implementarlo es muy complicado en este contexto, básicamente porque el BCRA tiene reservas netas negativas, que van a cerrar este año en US$10.000 millones”, afirmó la economista, directora de C&T Asesores económicos, quien advirtió también que avanzar en un plan de dolarización implicaría “incrementar la deuda” de la Argentina, un escenario que podría tener consecuencias negativas en un contexto donde el riesgo país supera los 2500 puntos.
“Hoy, la deuda supera los US$404.000 millones, y el 85% es en moneda extranjera o ajustable. La gran pregunta es qué ocurre si se incrementa la deuda todavía más, con un ingreso que va a ser muy bajo. Afrontar ese creciente servicio de la deuda va a requerir que haya un ajuste fiscal mayor, no para solventar el desequilibrio fiscal que ya tiene, sino para cubrir la deuda creciente que habrá con una dolarización”, enfatizó Castiglioni.
Según la economista, el primer desafío “es claramente estabilizar y bajar la inflación”, porque con estos niveles “es imposible tomar decisiones” y “no hay crédito”. Y si bien los casos de dolarización del pasado en otros países tuvieron baja de inflación más rápida que en otros planes de estabilización, esos modelos exponen a las economías a otros problemas.
“La solución hoy tiene que ver con atacar la causa (de la inflación), que es el déficit fiscal. Y la dolarización no garantiza equilibrio fiscal. Si bien elimina una fuente importante (el financiamiento monetario del déficit), aun se puede aumentar impuestos, algo que genera una caída en la competitividad, que es lo contrario a lo que se necesita hoy, que es bajar impuestos. Y también se puede aumentar el endeudamiento interno, lo cual acota el financiamiento del sector privado en un crowding out que aumenta las tasas de interés”, advirtió la economista.
“Además, primero a nivel provincial y también nacional, se pueden emitir cuasimonedas que financian el gasto público. Si la idea de los gobiernos no es replantear el rol del Estado y cuál es el nivel de gasto, se puede caer en esto”, enfatizó.
Entre las ventajas de la dolarización, Castiglioni enumeró que desaparece “el riesgo de spread cambiario” y el “efecto de la devaluación efectiva sobre la inflación”, aunque existen otros riesgos asociados, por ejemplo, la apreciación cambiaria o la inflación en dólares. “Depende del grado de distorsión de precios relativos, el ajuste de precios atrasados y la indexación de contratos”, explicó la economista, al analizar factores de la economía argentina actual, como el atraso en las tarifas de servicios públicos.
“Argentina ha atravesado planes de estabilización que generan atraso cambiario, y eso genera explosiones posteriores, a lo largo de su historia”, concluyó Castiglioni, y recordó que en un esquema de dolarización “no habría prestamista de última instancia”.
“Dolarizar implica adoptar la moneda y la política monetaria de los Estados Unidos. La tasa de interés y el valor del dólar en relación con otras monedas no dependerá de las necesidades de Argentina, y los ciclos económicos argentinos son distintos a los de los Estados Unidos. Y sin esa herramienta, el financiamiento dependería del balance de pagos, por eso es importante la competitividad de la economía para generar exportaciones y atraer inversiones, y eso no es solo factor del tipo de cambio real, sino de las reglas de juego, que sean constantes, y en eso la Argentina no tiene un buen track record”.
“Y esa rigidez cambiaria, amplifica shocks externos. Una suba de tasas en los Estados Unidos aprecia el dólar, baja el precio de los exportables y si no hay ajuste en los costos internos, lleva a una fuerte recesión. Eso ya pasó en la historia argentina, con el efecto Tequila (1995), la crisis rusa y la devaluación de Brasil (99), antes de la crisis de 2001″, relató.
“Para minimizar eso, se requiere flexibilidad en los precios internos. El país necesita desregulación de mercados y flexibilizar los mercados laborales, pero mucho más fuerte en un esquema de dolarización. Y antes de eso, es necesario bajar el déficit y corregir precios relativos”, concluyó.
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