5 ocasiones en las que usas inteligencia artificial (sin darte cuenta)
Ventana al Conocimiento – OpenMind
Mucho se ha hablado de la inteligencia artificial (IA) y de los posibles usos que tendrá en un futuro no muy lejano. En la ficción no faltan visiones distópicas de la realidad en las que una inteligencia computerizada toma el control de nuestra sociedad y decide que la humanidad es el enemigo. Tampoco faltan visiones más optimistas en las que surge el romance entre sistemas operativos y humanos. El término inteligencia artificial sigue así teniendo un timbre futurista, pero ya forma parte de nuestras vidas. A continuación vemos algunos ejemplos:
Etiquetar amigos en Facebook
Si subimos una foto a Facebook en tan sólo unos minutos la aplicación de la red social nos sugiere, por lo general sin equivocarse, el nombre de la persona que se encuentra en la imagen. Para que esto suceda, el sistema ha de ser capaz de reconocer que en la imagen hay una cara y de comparar ciertos rasgos de la misma que le permitan identificar a la persona. Para ello un programa informático reconoce ciertos rasgos como son la distancia entre los ojos, anchura de la nariz, forma de las mejillas o el ancho de la mandíbula, entre otras. Midiendo las distancias entre esos puntos el sistema asigna un código numérico a cada rostro que actúa como una especie de matrícula facial. Este código es el que identifica cada cara de manera única, permitiendo a Facebook asociarla a un usuario. Además, la red social cuenta con la ventaja de que ya le hemos hecho el trabajo de identificar a nuestros amigos, con lo que no tiene que comparar cada rostro con el de los 1.230 millones de usuarios con los que cuenta en el mundo.
Pagar con tu tarjeta de crédito
La inteligencia artificial es particularmente eficiente analizando patrones y detectando aquellas pautas que se salen de lo normal. Esta capacidad resulta muy útil a la hora de detectar transacciones bancarias fraudulentas. La IA puede analizar millones de operaciones y determinar los rasgos que identifican a cada una de ellas. Generalmente, cada usuario tiene una serie de comportamientos habituales: compras en una zona determinada o en cierto tipo de comercios. Si el sistema detecta operaciones fuera de lo normal, como compras en el extranjero o por cantidades elevadas, puede decidir que la transacción es sospechosa y bloquearla. Si esto pasa, el banco podría bloquearnos la tarjeta sin previo aviso, incluso antes de que lleguemos a ver ningún cargo en nuestra cuenta.
Ver vídeos en YouTube
Desde 2012, YouTube ofrece la posibilidad de subtitular de manera automática todos los videos en castellano. La plataforma, que es parte de Google, reconoce lo que se dice en un video y crea subtítulos para acompañarlo. Una vez que tiene el texto, este puede traducirse a cualquiera de los 55 idiomas que domina Google Translate. Para entrenar y mejorar sus sistemas de reconocimiento de voz, tanto Google como sus competidores, Amazon y Apple, necesitan de cientos de horas de voz grabadas en situaciones reales. Esta es una de las razones por las que los asistentes virtuales como Siri, Google Assistant o Alexa son gratis: permiten a estas compañías obtener cientos de miles de horas de audio grabadas por los usuarios en su día a día. Todo lo que decimos a estos asistentes queda registrado para siempre y es utilizado para seguir entrenando sus sistemas de reconocimiento de voz.
Hacer búsquedas online
El buscador más popular de internet, Google Search, siempre ha dependido de complejas fórmulas matemáticas para lograr el mejor resultado para cada búsqueda. Desde 2015, el gigante de Mountain View ha añadido al cóctel un sistema de aprendizaje automático que registra las reacciones de cada usuario ante los resultados que recibe. Si clica en el en el primer link que se le ofrece, el sistema interpreta que ha sido bueno. Si por el contrario no entra en ningún enlace sino que realiza una nueva búsqueda, Google entiende que el usuario no ha encontrado lo que buscaba. Aplicando esta lógica a los 3.500 millones de búsquedas diarias que recibe al día, la IA va afinando su puntería.
Según los dirigentes de Google la relevancia de los resultados ha mejorado un 20% desde que usan esta herramienta. Aun así no permiten que el mecanismo de búsqueda se base únicamente en el aprendizaje computerizado. El motivo es que no es fácil entender cómo la IA llega a sus conclusiones y por tanto no lo consideran del todo fiable. Actualmente las fórmulas matemáticas tradicionales siguen teniendo más peso en los resultados de búsquedas que la ‘intuición’ del ordenador.
Eligir qué película o serie ver
En las actuales plataformas de video por streaming siempre hay una lista de títulos que se adaptan a nuestros gustos. En Netflix esas recomendaciones están creadas por un sistema de inteligencia artificial que intenta predecir qué queremos ver basándose en los programas que hemos visto anteriormente y la valoración que les hemos dado. Esto se compara con lo que han visto otros usuarios con gustos similares. Pero Netflix va más allá y también recoge información sobre nuestra actividad en la plataforma, como por ejemplo qué películas comenzamos a ver pero no terminamos –asumiendo que no nos han gustado– a qué hora vemos cierto tipo de programas o si lo hacemos desde el ordenador, la tablet o el móvil.
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