Viviendo la Economía. Ayer, hoy y mañana
A nuestra amiga Natalia. In memoriam.
“Living Economics” ("Viviendo la Economía"
en español) del profesor Peter Boettke (Departamento de Economía de la
Universidad George Mason) es un libro sólido (en palabras del gran Buchanan),
con una profunda comprensión de los problemas estudiados por la ciencia
económica (I. Kirzner) y que condensa un gran número de aportes de la economía
mainline (V.
Smith). En síntesis, el tipo de texto que se puede recomendar largamente a
estudiantes de los primeros ciclos de todas las profesiones pero en especial de
CCSS, Jurídicas y Económicas y Empresariales. En particular, considero que es
una fantástica introducción para todos aquellos interesados en la investigación
en la medida que facilita el acceso a ideas “olvidadas” (Caldwell) por los
“manuales de instrucción pre militar” que nos vemos en la “obligación” de
utilizar en el adiestramiento de nuevos cuadros universitarios.
Por
lo tanto, procedemos a presentar el resumen de un conjunto de citas de la
sección titulada “The
Paradox of Governance and the Elusive Quest for Reasonable Regulation”
(La paradoja de la gobernanza y la esquiva búsqueda de regulación razonable).
Esta fue una de las primeras en llamar nuestra atención al momento de
sumergirnos en la lectura de este texto. Aunque por el momento el libro solo está
disponible en ingles, dentro de poco será presentada una traducción al
castellano a cargo de profesionales de la Universidad Francisco Marroquín (¡Sí, la Marro!) .
Asimismo,
espero que estas citas sirvan para plataforma de debate y en cierto modo ayuden
a complementar algunas de las ideas que por motivos de espacio hemos dejado de
presentar en ediciones anteriores.
“Uno
de los grandes dilemas de la economía política es reconocer que cuando
invocamos al Estado a fin de resolver nuestros problemas nosotros
inmediatamente también optamos por crear un nuevo conjunto de problemas que
antes no existían, pero que ahora deben abordarse. No estoy sosteniendo a priori que los costos
de hacer frente a nuestros problemas siempre serán mayores que los beneficios
de inmiscuir al gobierno, sino sólo que tenemos que ser conscientes del hecho
de que hemos optado por crear un nuevo conjunto de problemas que enfrentar y
lidiar, que además implicará costes que deben ser tomados en cuenta. Nosotros
solemos invocar al Estado en primer lugar con la finalidad de garantizar
nuestra seguridad diaria, la protección de nuestra propiedad, la garantía de
los contratos, etc. En resumen, invocamos al Estado porque estamos preocupados
por la amenaza de la depredación
privada. Desafortunadamente, tan pronto como establecemos un
organismo o entidad gubernamental a fin de proveernos de “protección” también
nos volvemos vulnerables a la potencial amenaza de la depredación pública que
surge como consecuencia de la captura institucional. Este escenario nos puede
obligar a emprender costosas medidas para (nuevamente) “protegernos” contra el comportamiento depredador del Estado.
Como James Madison explicó este dilema en “The
Federalist Papers”, tendremos que potenciar al Estado y luego limitar o constreñir al
Estado. Esto último representa, en esencia, la formación de un
proyecto de Constitución que contribuya con el establecimiento de un gobierno
viable.
El
deseo de instituir una regulación
razonable que no sea capturable es loable, pero la aplicación de
tal deseo en la práctica es una cuestión de economía política positiva. Esto
nos lleva a preguntarnos: ¿Por
qué medios podemos establecer esa regulación razonable a través del proceso político?
¿Cómo vamos a exigir su cumplimiento y protegerla herméticamente de la captura
por parte de agentes (rent-seeking) interesados?
La
economía política positiva de la regulación nos lleva a cuestionar aquellas
teorías de la regulación que sostienen o bien un origen de interés público (no
con fines de negación absoluta, pero sí con miras a introducir un
cuestionamiento) o la idea del “déspota
benevolente” a nivel de aplicación del inforcement legal.
En
lugar de constreñirnos dentro de estas teorías, una práctica común en la
moderna economía política positiva consiste en profundizar en los datos, tanto
para inferir las intenciones de los resultados y seguir el rastro del “gasto
incurrido”, y siempre preguntar quién se beneficia y a costa de quién.
Estos es así, pues la regulación puede ser introducida con miras a hacer
frente a algún tipo de fallo de mercado, pero no podemos asumir que la
regulación gubernamental para corregir los problemas del mundo real será siempre
razonable y al
mismo tiempo libre de
costos.
(…)
En otras palabras, los intentos de sustituir el sistema de precios por
administración gubernamental conlleva al problema de cálculo o coordinación
económica, es decir, al problema del conocimiento
disperso y al de exposición abierta e irracional que
favorecerá a los grupos de
interés de carácter político. Estos problemas no sólo distorsionan
los acuerdos existentes en la sociedad civil, también afectan el proceso de
descubrimiento empresarial de nuevas y potencialmente mejores maneras de
arreglar los problemas del mundo real y la correspondiente asignación de
recursos que esto último conlleva.
(…
) El mecanismo para el aprovechamiento eficiente, eficaz y efectivo de los
recursos así como la satisfacción, de las “pasiones”
identificadas por los economistas políticos clásicos fueron la propiedad
privada, el sistema de precios, el imperio de la ley y el orden constitucional.
La competencia en la búsqueda de beneficios , así como la pena de oportunidades
y “beneficios y/o ganancias potenciales”, disciplinan a los individuos para que
orienten su comportamiento y lleguen a darse cuenta de los beneficios de la empresarialidad productiva,
es decir, del comercio y de los beneficios de la innovación en la forma más
eficaz posible dadas las preferencias, un nivel de desarrollo tecnológico
(cambiante y dinámico) y la disponibilidad y/o acceso a recursos. Los
beneficios y/o ganancias alientan la asunción de riesgos por parte de actores
económicos, políticos y sociales mientras que las pérdidas fomentan la
prudencia en la toma de decisiones. La economía de mercado es un claro ejemplo
de un sistema de auto-regulación donde el riesgo y la prudencia se equilibran
entre sí. Esto es así, pues los participantes en una economía de mercado son
incentivados a buscar un cambio
ventajoso mutuamente favorable y descubrir los métodos de menor
costo para alcanzar los beneficios y/o ganancias representados por estos “cambios”. Por lo tanto,
la humanidad estará mejor servida por "el comercio, el trueque y/o el
intercambio" prevalecientes en un entorno dinámico como la sociedad civil,
que mediante la prevalencia de actos propios de un entorno político capturado
como lo son "la violación, el pillaje y el saqueo". Esto significa
que es una condición necesaria un entorno o marco institucional en el que los
individuos puedan actuar asegurando un mutuamente ventajoso y gratificante
intercambio de derechos de propiedad, en lugar de los actos violentos que
pueden representar el ejercicio rent-seeking
de la actividad política.”
Agradezco al profesor Boettke por el permiso a fin de
efectuar la traducción de las citas. Título original: Living Economics. Yesterday, Today
and Tomorrow!
Dedico las ideas aquí expuestas a mis compañeros
sanmarquinos, en particular a aquellos que siguiendo un enfoque mas “ortodoxo”
del método en la CCSS continúan aceptando la idea que la acción gubernamental
no conlleva “costo social alguno” y es “value free”.
Traducción
libre. Itálicas y negritas añadidas. Deseo agradecer también a mi amigo y
colega Raúl Alosilla por el genial regalo que este libro significo (a pocos
meses de su lanzamiento)
- 23 de julio, 2015
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