Por qué es tan difícil salir de Venezuela en avión
En julio, la venta de boletos de
Venezuela al exterior en 2013 fue 80% mayor que en 2012.
"Todo
está copado", dice una. "Los vuelos están cerrados", lamenta
otra.
Este
corresponsal, que acaba de llegar a Caracas, necesita ir a Bogotá a tramitar su
visa venezolana, pero en las agencias de viajes donde estuvo averiguando
tiquetes de avión la respuesta fue siempre la misma: "no hay".
Salir
de Venezuela en avión, en efecto, parece imposible.
Los
vuelos para los próximos cuatro meses desde el aeropuerto Simón Bolívar de
Maiquetía, que sirve a Caracas, hacia ciudades como Lima, Quito o Miami están
prácticamente agotados.
Y
los que se encuentran, en fechas no siempre convenientes, llegan a costar hasta
US$3.000.
¿Por
qué?
Control de cambio
Muchos venezolanos lo explican con una expresión y sin dudarlo: turismo cambiario.
El proceso para comprarle dólares al gobierno venezolano es terriblemente burocrático. Y uno de los requerimientos es viajar.
El bolívar fuerte está sometido a un estricto control de cambios.
El Estado
entrega los dólares de diferentes maneras, pero sobre todo una: en una tarjeta
de crédito que el viajero, en teoría, va a usar en sus vacaciones o estudios en
el exterior.
Desde que se
impuso este sistema de control de cambio hace poco más de una década, la
diferencia entre la tasa oficial y la del mercado negro nunca había sido tan
amplia como ahora, cuando se pueden vender dólares por seis veces el precio
oficial.
Nunca antes,
pues, cambiar dólares por bolívares en las calles venezolanas fue más
lucrativo.
Y lo que muchos
están haciendo, constató BBC Mundo, es conseguir su cupo de dólares, salir del
país a conseguirlos en efectivo y traerlos de vuelta para venderlos a seis veces
el precio que pagaron en un principio.
"Raspar tarjeta"
Eduardo, quien
no quiso revelar su verdadero nombre para proteger su identidad, es un
ingeniero de Caracas que cuando se impuso el sistema de control de cambios
tenía 15 años.
Hace un mes,
les pagó a dos personas los viáticos y el pasaje a Europa, así como un sueldo
para que se fueran con él.
"Lo tomé
como un viaje de negocios", le dice a BBC Mundo. "Yo era como su
guía".
A Eduardo le
sobraron dos tercios de los dólares que le compró al gobierno con el cupo de
los tres.
Y gracias a un
contacto que tenía en Europa, que además los hospedó por precios muy bajos,
pudo cambiar el crédito de las tres tarjetas por dólares en efectivo.
Le cobraron 10%
de comisión por pasar la tarjeta -o "raspar", como dicen los
venezolanos- sin comprar nada y generar un recibo.
Eduardo pagó
150.000 bolívares por todo este proceso, y después de vender los dólares en el
mercado negro y pagarles a sus compañeros de viaje, recibió 420.000.
No show
No existen
cifras del número de personas que están haciendo lo mismo que Eduardo, quien
piensa volver a hacerlo dentro de un mes. Pero los expertos creen que son
muchos.
Un indicio está
en que si se compara el pasado mes de julio y el del año anterior, el
incremento que se registró en las ventas de vuelos al exterior fue del 80%,
según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en
inglés).
Constantemente
se reportan casos de vuelos que aunque se venden en su totalidad, luego salen
con muchos asientos vacíos, sea porque la gente cancela después de reclamar sus
dólares o porque no le importa perder la plata.
"Se han
visto vuelos con más de 30% de asientos vacíos", asegura Figuera.
Es el fenómeno
conocido por los venezolanos como el no show.
El gobierno de
Nicolás Maduro, que considera este fraude cambiario un ataque en la
"guerra económica" contra Venezuela, dijo la semana pasada que va a
instalar un sistema de "captahuellas" en las puerta de los vuelos
para que solo se active el crédito de las tarjetas de la gente que de verdad
viaja.
Boom de vuelos
Natalia (otro
nombre cambiado) hace poco viajó a Perú con su familia y aprovecharon para
"raspar" parte de sus cupos.
En Lima se ofrecen abiertamente a "raspar la tarjeta" con el cupo
de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi).
Primero estuvo
en una tienda de electrodomésticos en un centro comercial donde
"cambistas" vestidos con chalecos amarillos ofrecen el servicio (ver
foto).
Después
encontró por Facebook un lugar que opera como una agencia turística, pero en un
edificio residencial.
"Nos
atendió un venezolano", le dice a BBC Mundo. "Tuvimos que esperar dos
horas pero finalmente nos rasparon la tarjeta de crédito con un 13% de comisión
y nos dieron un recibo de un city tour".
Eso pagó por
una Master Card. Por una Visa, afirma, la comisión es del 10%.
"Me
dijeron que atienden alrededor de 60 personas al día", relata.
Natalia
recuerda que en Lima, cuando la gente se enteraba de que era venezolana,
inmediatamente la asociaban con el negocio del cambio.
Al momento de
escribir estas líneas, el único pasaje directo disponible entre Caracas y la
capital peruana para los próximos tres meses cuesta US$3.496, al cambio
oficial.
Para Bogotá,
por su parte, cuesta US$2.146. Aunque siempre queda la opción viajar a la
frontera, cruzarla en bus y de ahí tomar otro avión a la capital colombiana.
Quizá sea la
mejor manera de tramitar la visa.
Qué dicen las aerolíneas
Aunque algunos creen que
esta situación beneficia a las aerolíneas, porque venden su oferta por altos
precios, otros lo consideran un mal negocio para éstas, porque acumulan
bolívares, que ha dejado de ser una divisa intercambiable en los mercados
internacionales.
La estadounidense American
Airlines le solicitó al gobierno permiso para establecer más vuelos pero no ha
obtenido respuesta, según le dice a BBC Mundo su portavoz, Martha Panti.
“Pero el problema no es de cantidad
de vuelos”, dice el presidente de la colombiana Avianca, Fabio Villegas.
“Sino que el pago de divisas
es muy rezagado … Uno tiene que medir cuál es la cantidad de bolívares que tiene,
porque no hay cómo convertir los bolívares en dólares”, explica a BBC Mundo.
"La enorme diferencia
entre el dólar oficial y el negro ha hecho que viajar sea un negocio",
dice Humberto Figuera, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela.
"Por eso es que hay
tanta demanda y los que quedan están tan caros", le explica a BBC Mundo.
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