Maduro pesca sardinas en un océano de corrupción
La cruzada contra la corrupción emprendida por el
régimen de Nicolás Maduro por el momento parece centrarse en las
sardinas y no en los tiburones del enriquecimiento ilícito, pese a la
existencia de una larga serie de denuncias que inculpan a algunos de los
actuales pilares centrales del chavismo, incluyendo al presidente de la
Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
La guerra contra la corrupción
es en realidad de urgente necesidad para los venezolanos, con
proyecciones de que el flagelo absorbe anualmente miles de millones de
dólares de las arcas del Estado en un país tildado por la ONG
Transparencia Internacional como el más corrupto de America Latina.
Pero
la tarea, de realizarse con seriedad, podría sacudir los cimientos del
oficialismo, en vista de una larga lista de señalamientos de que las
peores corruptelas del país son dirigidas por altos funcionarios del
gobierno.
“Si aquí cayeran los peces gordos, el gobierno se vuelve
polvo […] no se salva ninguno porque desde Maduro para abajo todos
están hasta aquí en el caso de la corrupción, toditos”, advirtió
recientemente el líder de la oposición, Henrique Capriles.
“Los corruptos están en el gobierno. Si queremos acabar con la corrupción tenemos que salir de este gobierno”, sostuvo.
Funcionarios del gobierno venezolano no estuvieron disponibles para conversar con El Nuevo Herald.
El
gobierno, que ya ha arrestado a varios funcionarios de pequeño y
mediano calibre bajo cargos de corrupción, amplió esa lista el lunes al
anunciar que había detenido al ex gerente de Importaciones y Seguimiento
a las Exportaciones de la Comisión de Administración de Divisas
(Cadivi), teniente coronel Francisco Navas Lugo, y a un sobrino suyo
como parte de su operación de limpieza.
Pero los $23,015 que
fueron incautados en el arresto lucen ridículamente pequeños frente a la
denuncia que hizo la recién destituida presidenta del Banco Central de
Venezuela, Edmeé Betancourt, quien en una entrevista con el diario U ltimas Noticias aseguró que el Estado venezolano pierde miles de millones de dólares en corruptelas que sacaban provecho del mercado cambiario.
Betancourt,
quien en sus declaraciones citó cifras que habrían sido calculadas por
el actual ministro de Planificación, Jorge Giordani, reveló que empresas
de papel creadas por personas cercanas a altos funcionarios del
gobierno, habrían obtenido una buena porción de unos $59,000 millones
otorgados el año pasado a un tipo de cambio preferencial, que luego
podían ser colocados en el mercado negro a cuatro o cinco veces el valor
pagado.
Y entre los grandes beneficiarios de ésta operación
estaría Cabello, según las declaraciones del otrora incluyente portavoz
del chavismo, Mario Silva, quien en un informe a un agente de
inteligencia cubano aseguraba que el presidente de la Asamblea Nacional
había obtenido una gigantesca fortuna a través de la corruptelas que
operaba con Cadivi.
“Cuando se habla de la devaluación, el
problema principal, eso lo dijo el mismo Giordani, era la fuga de
divisas a través de empresas fantasmas, algunas afectas a Diosdado
Cabello, a través de Cadivi”, dijo Silva en una conversación filtrada a
la prensa poco antes de que cayera en desgracia.
En la
conversación, Silva hizo referencia a comentarios realizados por
Giordani, quien asqueado por la enorme corrupción presente dente de las
filas del chavismo había manifestado en privado que quería retirarse “de
esta vaina porque estos carajos están desangrando al país”.
Cadivi
es el principal mecanismo estatal de venta de divisas a empresas y
particulares a un precio oficial (6.30 bolívares por dólar), como parte
del control de cambio impuesto desde el 2003 y que impide el acceso
libre a la moneda extranjera.
Cabello es el hombre con mayor
influencia dentro del chavismo después de Maduro, y la relación entre
ambos ha sido descrita como un matrimonio forzado entre cónyuges que se
detestan.
La corrupción en torno a Cabello fue mencionada en
varios cables elaborados por la embajada de Estados Unidos en Caracas y
que posteriormente fueron filtrados por Wikileaks.
En un de estos
informes, Cabello aparecía descrito como uno “de los tres principales
centros de corrupción” cercanos o dentro del gobierno bolivariano.
En
otro cable de WikiLeaks, los funcionarios de la embajada reportaron que
Cabello, en asociación con otros antiguos militares chavistas, estaba
“ampliando su red de corrupción” al servicio financiero, con la compra
de varios bancos pequeños y aseguradoras.
Asimismo, los cables
nombraban al presidente de la Asamblea Nacional como “el padrino” y el
“socio en las sombras” de varias de las compañías portuarias del país.
La
embajada estadounidense también mencionó al presidente de Petróleos de
Venezuela (PDVSA), Rafael Ramirez, en sus cables, diciendo que él
encabezaba “el segundo polo” de corrupción.
Un tercer elemento
identificado en el cable escrito por la embajada en el 2009 era un
personaje conocido como el “Rey de Mercal”, Ricardo Fernández Barrueco,
quien para ese entonces manejaba una gigantesca red de distribución de
alimentos.
Fernández Barrueco, no obstante, cayó en desgracia el
mismo año en que el cable fue redactado, y pasó cuatro años encarcelado,
por la presunta malversación de fondos de uno de los bancos que poseía.
Sus 41 empresas, incluyendo el banco, quedaron en manos del Estado.
Ramírez,
por su parte, sigue siendo uno de los hombres más influyentes del
chavismo, manteniendo su control sobre la vital industria petrolera.
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