Sigilosos programadores de la espontaneidad
Consultora Oximoron – JorgeAsisDigital.com
Desde Francis Fukuyama, en el Wall Street Journal, o Luis Fernández-Galiano, en El País, hasta Luisa Corradini, en La Nación.
Emergen por doquier los dadores voluntarios de interpretación sociológica. Se ocupan de la rebelión de las capas medias.
“El fantasma que recorre el mundo”. Alborota las calles y agita las
plazas. Arrinconan gobiernos con las respectivas listas de reclamos.
El fenómeno -para Consultora Oximoron- es transversal.
Con matices diferenciadores, se destacan las rebeliones que transcurren
en El Cairo, Egipto; Estambul, Turquía; en San Pablo y tantas ciudades
de Brasil.
Al indagarse en algún punto de partida inspirador, nunca falta el
profesor brasileño de Campinas. Con presentable audacia de exportación,
alude, comparativamente, a las piedritas del mayo francés. Del 68, en
París.
Otros improvisados, menos efectistas, prefieren hurgar entre los
españoles socialmente desvencijados. Indignados que solían broncearse en
la Puerta del Sol, en Madrid. O los exhibicionistas que se
fotografiaban en la Plaza Zuccotti, de Manhattan.
Tesis Oximoron: por la creciente intrascendencia del país, ni se tienen en cuenta las protestas que transcurrieron en Argentina.
Llama la atención que se omitan, con frontalidad, las tres
manifestaciones masivas que supieron organizar los “sigilosos
programadores de la espontaneidad”. Profesionales de la improvisación
como Lucho, Naza y El Correntino.
En la Argentina blanca. En banda, pero creativa y bulliciosa.
Expresiones multitudinarias, discutiblemente populares, que recibieron el nombre (importado) de “cacerolazos”.
Metodología patentada, en realidad, por la burguesía de Santiago, Chile,
en 1972. Cuando las damas sensibles del barrio “momio” de Providencia
salían a golpetear sus cacerolas. Durante el gobierno frágil de Salvador
Allende. Sostenían (las damas) que nada encontraban para cocinar en
ellas.
Controlar la calle
Significa confirmar -para Oximoron- que a la Argentina cristinista se la ningunea hasta para la protesta.
Injusticia. Porque Néstor Kirchner, El Furia, supo ubicarse, preventivamente, a la vanguardia en la materia.
En su deseo de asegurarse el control de la calle. En el sub-continente,
la “calle” ya se había cargado un par de presidentes. Ecuador, Bolivia,
la propia Argentina.
Para controlar la calle, El Furia invirtió irresponsables millones del
Gorro Frigio. Para la minuciosa lubricación de las “organizaciones
sociales”. Conjunción de desamparados que cortaban -gratis- los puentes y
los cruces, en general entre los martes y los jueves. El cuento
dominante consistía en no “criminalizar la protesta”.
En el extendido primer tramo, El Furia contó, además, con el aporte
invalorable de Hugo Moyano, El Charol. Intimidaba a los eventuales
protestones con “el encanto de la negritud”.
De
todos modos El Furia sólo alcanzó a “compartir la calle”. Con la
izquierda de verdad. Bastante descolocada -la pobre izquierda- en su
retroceso. Y vaciada.
Con determinados arrebatos, El Furia les había soplado la argumentación.
De todos modos -para Oximoron- la parafernalia del derroche no le garantizó a El Furia el control total de la calle.
Bastó, para preocuparlo, con la credibilidad inicial del dolorido Juan Carlos Blumberg, El Ingeniero.
Aquel Blumberg conmovía. Convocaba inquietantes multitudes silenciosas.
En la noche y con antorchas, clamaban por la falta de seguridad. Exigían
una dureza ingenua, impracticable.
El pragmatismo de El Furia consiguió eclipsar a Blumberg, sobre todo cuando El Ingeniero se creyó posiblemente presidenciable.
En adelante El Furia respiró de nuevo con alguna tranquilidad. Para
volver a sufrir, la toma de las calles, cuando ya no era presidente. Con
“el conflicto del campo”.
Bastó entonces -continúa el Informe Oximoron- con un puñetazo
providencial de Luis D’Elía, El Falso Negro, para evitar que los
movilizados le coparan la simbología de la Plaza de Mayo.
Mandíbulas y bocados
Aunque la Plaza de Mayo pronto la iban a ocupar “los sigilosos
programadores de la espontaneidad”. Sin saber bien, en el fondo, para
qué.
Expertos en el arte de la viralidad, Los Sigilosos manejaban 150
páginas web. Se ufanaban de contar con millares de “me gusta”, en el
Facebook.
Armaban -Los Sigilosos- a través de una mesa chica de treinta genios.
Derivó en una mesa ratona de conducción. De tres. A lo sumo cuatro.
Pero Los Sigilosos se cuidaban de no levantar mucho la cabeza. Por la interna.
Había 150 que creían repentinamente ser dirigentes nacionales. Los celaban.
Cuentan
que una vez se les propuso: “Pongan la cara ustedes, les ponen gratis
multitudes a los dirigentes que no pueden llenar un ascensor”.
Pero Los Sigilosos no se atrevieron, “por la interna”.
Pudieron ser pronto mandíbulas y se convirtieron en tiernos bocados.
Para políticos de la nomenklatura opositora que legitiman, por su
irrelevancia, al oficialismo que complementan.
Sin el menor reconocimiento, y a pesar de ellos, fueron imitados en diversos países.
Ahora Los Sigilosos -según el Informe Oximoron- se proponen organizar un nuevo sarao de protesta.
Para el 8 de agosto. Tres días antes del ensayo de las elecciones primarias.
De manera que se pone en marcha la próxima viralidad.
Arranca desde Sidney. O desde Auckland, Nueva Zelanda. Hasta Barracas.
Con foco central -como los petiteros de antaño- en Callao y Santa Fe.
La producción de clase media
Entre los solemnes lugares comunes, que florecen en todos los idiomas
para explicar la rebelión, salta como causa, invariablemente, la
fabulosa producción de clase media.
Se registró, sobre todo, en Brasil. O en Turquía (pese al fastidio del canciller Patriota, cuando se lo equipara).
Con optimismo sociológico, especulan que, en los últimos diez años,
alrededor de cincuenta millones de miserables accedieron, en Brasil, a
la estampilla de pertenencia a la clase media.
Sin embargo el crecimiento -prosiguen- no fue acompañado por la “calidad
de los servicios”, que brindan los estados, en general corruptos. Con
una “gran brecha” distante entre representantes y representados.
Previsible “consecuencia del crecimiento”. Efecto involuntario.
Verso bonito, después de todo, bien armado. Una pinturita de otros sigilosos artesanos.
La teoría cierra con los hospitales berretas, los transportes públicos misericordiosos.
Bastó
con un nimio aumento en el precio del transporte para que los
brasileños, de clase media forzada, se movilizaran para ocupar las
primeras planas de los informativos del mundo. Y produjeran el despliegue desastrosamente masivo que sirvió para que la señora Dilma,
la presidente de Brasil, retrocediera. Justamente cuando en el mundo se
ponderaba el “fenómeno Brasil”.
En un momento de proyección del País BRICS, que pretende la membrecía
permanente del Consejo de Seguridad (a pesar de Argentina y de México).
Cuando se lanza a organizar el Campeonato Mundial de Fútbol de 2014.
Mientras sus habitantes sorprendían con el otro perfil. El de las
carencias básicas.
Para Oximoron, tampoco se pueden comparar los episodios de Brasil,
Turquía, de España (incluso de la ninguneada Argentina) con los móviles
de las capas medias de Egipto.
Porque los egipcios se amontonaron en la Plaza Tahrir, de El Cairo, con
el objetivo, de mínima, de conseguir la caída de un gobierno. Pero
finalmente se cargaron dos. El de Moubarak y el de Morsi. Ver “La desgracia de Egipto” (cliquear).
Catarsis
Menos que a la reproducción de capas medias, en la Argentina de La
Doctora se asiste, en cambio, a la penosa declinación de las mismas.
Las que fueron ejemplo en el continente. Cuando aún el país tenía
presencia. Era mandíbula, tallaba. Pero se convirtió en duro bocado.
Aquí,
cuando las capas medias salen a protestar, lo hacen con objetivos
fuertemente emocionales. Infortunadamente comprensibles, pero difusos.
Concatenación de broncas contenidas. Hartazgos justificables.
Frustraciones obsesivas. Falta de representación política e impotencia
filosófica.
De todos modos Los Sigilosos Programadores de la Espontaneidad, ya desde
400 webs, se dan su tiempo para organizar la ronda que se viene.
El 8 del 8, a partir de las 8 (felizmente fuera del horario de oficina).
Tal vez Los Sigilosos cuenten, para el 8 del 8, con alguna idea innovadora para fundamentar mejor el nuevo amontonamiento.
- 12 de julio, 2025
- 15 de agosto, 2022
- 15 de diciembre, 2010
Artículo de blog relacionados
ABC Digital La revolución islámica de 1979 en Irán derrocó a un régimen...
6 de junio, 2010Por Bernardo Maldonado-Kohen JorgeAsísDigital Los paraguas del hartazgo Vaya un reconocimiento hacia los...
19 de febrero, 2015Prensa Libre El Índice de Confianza de la Actividad Económica (ICAE) cae estrepitosamente....
9 de octubre, 2012The Wall Street Journal En un mundo donde el capital es escaso, las...
27 de enero, 2009