Guatemala: Discriminando al capital
Por José Raúl
González Merlo
Ahora que se están revisando
algunos de los múltiples horrores que se cometieron con el último aumento de
impuestos, conviene eliminar la disposición que grava los intereses de
préstamos del exterior. Es otro impuesto empobrecedor que encarece, innecesariamente,
las inversiones de capital. Contrario a lo que dicen los enemigos ideológicos
del capitalismo, el capital no empobrece; al contrario, la inversión de capital
es lo que permite la creación de más y mejores empleos.
Normalmente,
esa inversión es financiada con el dinero de los accionistas, pero también,
parcialmente, con préstamos. Algunos son créditos contratados con la banca
local. Otros logran obtener condiciones más atractivas y son contratados con
créditos del exterior. La existencia de esas opciones facilita que las
inversiones se puedan dar en condiciones más competitivas y redunda en mejores
proyectos.
No obstante un
hecho tan evidente e importante para nuestro desarrollo, en ese improvisado
afán por gravar lo que fuera, la nueva ley creó un impuesto de 10% sobre los
intereses de préstamos del exterior. Un grave error porque no tiene sentido
encarecer los fondos que sirven para crear empleos. Adicionalmente, como los
guatemaltecos tenemos bajas tasas de ahorro, tener acceso a las fuentes de
financiamiento que existen fuera de Guatemala es vital para el arranque de
grandes proyectos. ¿Qué sentido tiene gravar el capital que viene en la forma
de créditos extranjeros, discriminándolo de los préstamos locales? Ninguno,
pero así vino redactada la ley y ahora esas inversiones son un 10% más caras,
menos competitivas y menos viables.
Urge que el
Ejecutivo y el Congreso entiendan la magnitud del error cometido. Sería bueno
que el sector privado organizado también se diera cuenta y se pusieran las
pilas, explicándoselos a funcionarios y diputados. Hoy en día hay condiciones
de financiamiento externo muy favorables en plazo y tasa de interés por la
política monetaria que ha seguido el Banco Central de los EUA. El mismo
Gobierno de Guatemala las ha aprovechado para su endeudamiento en dólares. Pero
esas condiciones no durarán para siempre. Por ello es importantísimo que cuanto
antes eliminen ese gravamen. No tiene sentido discriminar y restarle
competitividad al financiamiento externo.
Y si lo que le
preocupa al Gobierno es la recaudación de impuesto, más le debería preocupar la
actividad económica. Ella podría mejorar por las inversiones adicionales,
redundando en una mayor recaudación también. Eso sí sería una fórmula ganar
ganar. No hay mejor forma de recaudar que con crecimiento económico. Basta con
ver que llevamos cinco meses sin pegarle a la meta de recaudación para darse
cuenta de que hay que rectificar y quitarle el “freno de mano” que ese aumento
de impuestos le tiene a la economía.
Urge enviar
señales concretas en la dirección correcta para que las empresas comiencen a
invertir de nuevo. Continuar con la política actual nos empobrecerá más. Hay
que eliminar ese impuesto porque con él nos vamos a quedar “sin el mico y sin
la montera”.
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