¿Finiquito a la UE?
Por Germán
Gorraiz López
Europa
atraviesa un período muy convulso pues la crisis financiera está poniendo
todavía más difícil el proceso de construcción europea (imprescindible para que
pueda competir como potencia mundial) y el colapso económico que se está
haciendo visible en los países periféricos y emergentes, ha provocado la
aparición de fuerzas centrífugas que previsiblemente acabará generando la desmembración de la actual Unión
Europea y el retorno a escenarios ya olvidados de compartimentos
estancos en el horizonte del 2016.
Así, según un
sondeo realizado en 8 estados miembros de la UE por Pew Research Center, se constató que la desafección hacia la UE había aumentado 15 puntos porcentuales en el
último año, pasando del 30% al 45%, con especial incidencia en Francia,
Gran Bretaña y Alemania.
El atasco de la locomotora alemana: Según euronews.com, la
locomotora alemana habría retrocedido en el cuarto trimestre del 2012
(crecimiento negativo del 0, 5 del PIB) debido a la reducción en la producción
industrial por la débil demanda europea y al estancamiento del consumo
interno, no siendo descartable su
entrada en recesión en el 2013, por lo que sigue solicitando a los
Estados miembros de la zona euro que pongan en marcha cuanto antes medidas
rápidas y sobre todo profundas que logren evitar un empeoramiento y no seguir
perdiendo la confianza de los mercados. Sin
embargo, la imposición de objetivos excesivamente ambiciosos de
reducción del déficit público, en un contexto de contracción muy significativa
del PIB y con el problema añadido de ausencia de crédito en varias economías, habría agravado la debilidad de los
intercambios comerciales en la zona Euro y no habría conseguido el objetivo
prioritario de de conseguir la reducción de los desequilibrios de las finanzas
públicas de sus Estados miembros (especialmente periféricos y emergentes).
Así, las
reformas estructurales y fiscales que impone la Troika a países como Irlanda,
Grecia, Portugal, España, Italia, Chipre, Malta y Eslovenia para modernizar la
Administración pública y la sanidad, mejorar el mercado laboral y adaptar la
presión fiscal a las circunstancias son principios genéricos que se traducirán en subidas de impuestos,
reducción de funcionarios, supresión de organismos públicos, recortes
salariales y máxima flexibilidad en el mercado laboral. Por ello, el Fondo
Monetario Internacional (FMI) ha urgido a las autoridades de Alemania a
que implementen políticas para «estimular
el crecimiento de la demanda interna», ya que, en su opinión, esto
tendría «importantes efectos
beneficiosos de contagio» tanto en la eurozona como a nivel global,
pues el crecimiento del consumo
interno alemán, además de estimular el crecimiento económico europeo, podría
debilitar al euro facilitando la competitividad de todos los países europeos,
con lo que el consumo interno podría ser el salvavidas alemán
frente a la recesión.
¿Salida de Alemania del euro?: El ministro alemán de Economía, Philipp
Rösler, afirma en declaraciones al "Rheinischen Post", que "la compra de deuda no puede ser una solución duradera porque alimenta
los peligros de inflación", aunque Portugal, Italia, España e
Irlanda podrían estar presionando al BCE para que active su programa de compra
de bonos con el fin de poder financiarse en condiciones normales el año que
viene. Recordar que según Goldman-Sachs,
la banca alemana tendría 11.900 millones de exposición a Grecia (7.300),
Portugal (3.500) e Irlanda (1.100), pero la cifra crece hasta los 65.200
millones si se incorpora la deuda española (18.300) e italiana (34.900) en sus
manos, en datos del 2011.
Por su parte, Charles Dumas (Lombard Street Research
London), sostiene “que la
pertenencia al euro ha alentado a Alemania hacia una costosa estrategia
mercantilista a expensas del consumo interno y la productividad de la
economía”. Así, el estancamiento de los salarios reales, los
ajustes fiscales y las tasas de interés reales relativamente altas limitaron
fuertemente el consumo interno alemán, pero ahora, la cura necesaria para los
males de la eurozona impondrá una mayor inflación en Alemania, prolongadas
recesiones deflacionarias en importantes mercados de la eurozona, y continuas
transferencias de recursos oficiales hacia sus socios, por lo que Dumas
concluye que “ volver a un apreciado
marco alemán exprimiría ganancias, aumentaría la productividad y elevaría los
ingresos reales de los consumidores, pues en lugar de prestar los superávits
del ahorro a los países periféricos, los alemanes podrían disfrutar de mejores
niveles de vida en su país“ y además, según una encuesta realizada por TNS-Emnid para la revista semanal Focus, el
26 por ciento de los alemanes consideraría respaldar a un partido que desee
sacar a Alemania del euro, no siendo descartable que el nuevo movimiento
"euroescéptico" "Alternativa
para Alemania" (AfD), formado principalmente por académicos y
empresarios, irrumpiera en el Bundestag en las próximas elecciones federales de
Septiembre.
¿Desaparición de la Eurozona?: La salida de Alemania del Euro supondría el finiquito de la Eurozona y la posible aparición de
una Europa de los Seis ( Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y
Austria), debiendo los países periféricos (Portugal, Italia, España,
Irlanda, Eslovenia, Malta y Chipre), retornar a sus monedas nacionales y sufrir la subsiguiente
depreciación de las mismas, regresión a niveles de renta propias de
la década de los 70 e inicio del éxodo al medio rural de una población urbana
afectada por la asfixia económica, embargo de viviendas e ingreso en las listas
del paro, con la consiguiente revitalización de extensas zonas rurales y
rejuvenecimiento de su población. Así,en
la cadena Fox News, Peter Morici, economista
y profesor de la Universidad de Maryland, dijo que “ la necesidad de una unión fiscal en la zona euro y de que el BCE adopte
un papel similar al llevado a cabo por la Reserva Federal de EEUU, no llegarán
a tiempo para salvar a los países periféricos y consideró la posibilidad
de que “dichos países abandonen el euro para poder así imprimir su propio
dinero y resolver sus problemas como lo hizo Estados Unidos a raíz de la crisis
financiera".
¿Finiquito a la UE?: Mención especial merece el caso del Reino Unido en el que convergen una mayor exposición a los
activos tóxicos (hipotecas subprime), a los activos inmobiliarios y una libra
revalorizada que ha estancado sus exportaciones, por lo que se verá obligado a
realizar sucesivas bajadas de tipos de interés, implementar medidas
cuantitativas (Quantitative Easing) para incrementar la base monetaria,
depreciar repetidamente su moneda para estimular sus exportaciones y a aplicar
medidas proteccionistas. Además, tras retornar al poder los conservadores
liderados por David Cameron y fieles a su política euroescéptica (nula voluntad
británica de embarcarse en un proyecto en decadencia en el que la soberanía
británica estaría supeditada a los mandatos de Bruselas), incluirán en su programa electoral para las
elecciones del 2.015 la convocatoria de un referéndum sobre la salida de la UE tras
las elecciones (en el supuesto de ganarlas), con lo que Cameron tranquiliza a
las bases más radicales de su partido al tiempo que arrebata la bandera al
partido en alza de los euro-escépticos (UKIP) que consideran que el Reino Unido
no necesita de Europa ya que podría
convertirse en la Singapur de Occidente desde su atalaya financiera de la City
londinense al tiempo que metrópolis del comercio de Ultramar al pilotar la nave
capitana de una renacida Commonwealth, siguiendo la filosofía de Winston Churchill : “Estamos en Europa, pero no en ella”.
¿Hacia la Europa de los Pueblos?: En el supuesto de dinamitarse la UE y
desaparecer su centrípeto paraguas
protector, no sería descartable el
auge de los movimientos independentistas en el escenario europeo. Escocia sería paradigma de dicho movimiento
y alumno aventajado, pues
debe realizar antes del 2014 una consulta sobre la permanencia o no de dicha
nación en Gran Bretaña y cuyos resultados deberán acatar los Gobiernos de
Londres y Edimburgo. El profesor James
Mitchell, responsable de la escuela de Gobierno y Política Pública de la
Universidad de Strathclyde (Glasgow,
Escocia),explica que las razones de un pueblo para querer su
independencia "radican en el
fracaso de sus respectivos Estados, pues las naciones subestatales se sienten
ninguneadas".
La disolución
de la actual UE facilitaría la incardinación de los nuevos Estados en una
hipotética Europa de los Pueblos, ya que en la actualidad y según la doctrina
imperante en Bruselas, “un Estado
resultante de un movimiento secesionista perdería su condición de miembro de
pleno derecho de la zona euro y habría de comenzar el proceso de readmisión”, lo
que en la práctica imposibilita la secesión. Finalmente, en el supuesto de
vencer la opción favorable a la salida de Escocia del Reino Unido, podríamos
asistir a una vorágine independentista que incluiría sub-naciones como Flandes,
Bretaña, Alsacia, Córcega, Cataluña, País Vasco, Galicia, Padania, Tirol del
Sur, Irlanda del Norte, Cornualles e Isla de Man, proceso que podría dar lugar a la aparición de un nuevo mapa
geopolítico europeo en el horizonte del 2020.
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