¿El cambio en Cuba en manos de Europa y EUA?
Acabo de leer un artículo en el “Miami Herald” del señor Vicente Palacios, director de la Fundación española “Alternativas”, pidiéndole a “Miami” que acepte (en Cuba) una tal “tercera vía” para la “aproximación” a la dictadura de los hermanos Castro (la aproximación al “problema cubano”, no a la solución del mismo) con vistas a no descarrilar “un proceso de reconciliación nacional” junto al “proceso de modernización social y económica”, en un contexto donde “no habrá grandes avances inmediatos en derechos políticos y libertades”, con el objetivo final de “cimentar progresivamente una clase media”, todo promovido por EUA y la UE. Veamos.
En primer lugar hay que decir que los cubanos dignos –con dos dedos de frente– respetamos todos los esfuerzos que se hagan en el plano internacional para tratar de resolver “el problema cubano”, siempre que esta solución tenga como objetivo la instauración de un sistema democrático impulsado por las libertades de todo tipo en su sociedad. Se entiende que tener una clase media fuerte colaboraría con este objetivo libertario, pero resulta que ya Cuba posee una clase media desarrollada, cosa implícita en el pedido apaciguador que se le hace a “Miami”.
Miami es precisamente una fuente inagotable de recursos para la sociedad cubana, que todavía hoy mantienen a flote al sufrido pueblo residente en la isla enviándole ingentes recursos materiales y financieros, sin los cuales hubiera sido muy difícil su subsistencia. Pero Miami es más que eso, es la muestra de la vitalidad emprendedora de los cubanos cuando no existen trabas estatales socializantes. El exilio cubano ha sido la inmigración más exitosa que ha tenido los Estados Unidos, comparable sólo a la minoría judía de ese país. Los cubanos convirtieron un pantano del sur de la Florida en “la capital de América Latina”, como bien dice el artículo.
Pretender colocar a “Miami” al margen de este proceso significa asumir uno de los principales dictados castristas, que pregonan la exclusión de “Miami” de la sociedad cubana de hoy. La clase media cubana más pujante está en Miami y forma parte indisoluble de la sociedad cubana actual, principio sin el cual sería prácticamente imposible imaginar la “aproximación” que el autor del artículo sugiere. Siendo así y asumiendo que ya existe una clase media cubana con suficiente vitalidad como para haber triunfado en el país más desarrollado del orbe, ¿por qué excluirla del proceso que se pretende llevar a cabo entre las grandes potencias solamente?
Pero más aún, existiendo ya esa clase media cubana en “Miami” –lo que se traza como objetivo básico el “Plan de la Fundación Alternativas”– resta solamente luchar por la democracia y la libertad para el sufrido pueblo cubano, una parte en la isla sufriendo la más larga dictadura de Latinoamérica y otra parte en “Miami” (como símbolo de la diáspora cubana por el mundo).
El artículo citado contiene algunas claves que nos llevan de la mano a comprender lo que se quiere: aprovechar la debilidad de la sociedad civil cubana para la “modernización social y económica” con superexplotación de la mano de obra calificada cubana –actualmente esclava– negociando sólo con la dictadura que los obliga a trabajar a razón de 20 dólares por mes. Este “filón negrero” es el Puerto del Mariel, para el cual ya existen leyes leoninas contra los trabajadores cubanos –cercenándoles todo tipo de derechos– y es precisamente lo que se pretende aprovechar para producir bienes y servicios con mano de obra semiesclava que nunca será clase media, dependiente del estado por un lado y de la ayuda la diáspora por otro.
No habrá fomento de la clase media cubana si las personas sólo ganan 20 dólares por mes con su trabajo y esfuerzo. No habrá crecimiento de la clase media cubana mientras no se luche contra la mentalidad estatista de la dirigencia actual y de sus sucesores. No habrá clase media fortalecida mientras las principales empresas cubanas y los socios cubanos de las empresas extranjeras sean los hijos de los dirigentes actuales de la nomenclatura. No habrá, en fin, clase media en la isla mientras sus negocios continúen siendo los oficios medievales de hoy y se les limite su capacidad emprendedora y empresarial de cualquier magnitud o tamaño. Por tanto, no habrá clase media hasta que no exista una sociedad con las oportunidades de todo tipo que queremos los cubanos dignos y por la que continuaremos luchando hasta tener una Cuba Libre.
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