Qué hay detrás del auge petrolero de EE.UU.
The Wall Street Journal Americas
Estados Unidos desde hace mucho ha sido considerado un devorador de
energía. Sin embargo, gracias a la fractura hidráulica y la tecnología
de aguas profundas está bombeando más petróleo de lo que ha extraído en
más de una década y su creciente perfil de productor de crudo sorprende
al mundo.
Daniel Yergin, el cronista más prominente de la industria energética,
habló con The Wall Street Journal sobre el renacimiento petrolero de
EE.UU. y sus profundas implicaciones en un mundo cambiante. Yergin,
actual vicepresidente de la consultora IHS, es autor de La historia del petróleo, ganador del Premio Pulitzer. A continuación, fragmentos editados de la conversación:
WSJ: EE.UU. atraviesa un auge en la producción petrolera sin precedentes. ¿Cómo sucedió y a dónde nos lleva?
Yergin: La última vez que tuvo una
elección presidencial, EE.UU. se estaba quedando sin petróleo. Desde
entonces, la producción ha crecido cerca de 25%. Como en el pasado, la
tecnología ha abierto puertas que la gente no sabía que existían o no
pensaba que pudieran abrirse. Prevemos que la producción de petróleo de
formaciones compactas crecerá drásticamente durante el resto de esta
década. Si considera lo que sucede en EE.UU. y lo que ocurre en Brasil y
Canadá, vamos a ver un reequilibrio de los flujos globales de crudo.
Para el final de la década, el hemisferio occidental podría importar muy
poco petróleo del hemisferio oriental.
WSJ: ¿Cuál es el rol de China en el reequilibrio petrolero mundial?
Yergin: A mediados de la última década,
había una muy aguda preocupación sobre la seguridad energética en
China; ahora hay una autoconfianza mucho mayor en su capacidad de
comprar lo que necesitan, una mayor apreciación de un mercado global
flexible. Pero China claramente pretende tener una mayor presencia en el
escenario mundial. En algunos aspectos, China se convertirá en un
socio, llegará a tener un papel en la seguridad del flujo de energía.
Esto puede darse de forma muy constructiva y cooperativa, o puede darse
de una manera que cree un mayor riesgo.
WSJ: Los detractores han dicho que el
potencial de los campos no convencionales —de esquisto y de formaciones
compactas— es exagerado. ¿Es real este boom?
Yergin: La prueba está en las cifras.
El gas de esquisto (2% de la producción de gas de EE.UU. al inicio del
siglo) representa ahora casi 40% de la producción gasífera de EE.UU. Y
el uso de esta tecnología en nuevas áreas y campos petroleros
establecidos realmente ha revitalizado la producción petrolera del país.
WSJ: ¿Puede poner este auge en un contexto histórico?
Yergin: Durante el primer siglo de la
industria petrolera, EE.UU. fue el productor dominante del mundo. Tras
la Segunda Guerra Mundial, pasó a ser un importador neto, y en los años
70 se convirtió en un gigantesco importador. Desde la última campaña
presidencial, hemos visto un gran giro: en 2005, EE.UU. importaba 60%
(del crudo que usaba) y hoy 42%. EE.UU. no volverá a su posición de
mayor fuente de petróleo del mundo. Pero la producción continuará
creciendo.
WSJ: ¿Cómo se dio?
Yergin: Lo principal aquí es la nueva
capacidad de usar en los yacimientos petrolíferos tecnologías que fueron
desarrolladas para el gas de esquisto. Es tecnología y emprendimiento,
iniciativa, gente que tiene diferentes ideas y que actúa en torno a
ellas.
WSJ: ¿Se puede reproducir el boom estadounidense en otras partes?
Yergin: Depende de lo que suceda en
términos de política, régimen fiscal, infraestructura, logística,
oleoductos. Todas esas cosas son cruciales.
Nuestro análisis sugiere que China tiene un mayor potencial de gas no
convencional que EE.UU. Pero el cronograma será diferente. En
Argentina, no es sólo el recurso. Existen políticas gubernamentales muy
problemáticas combinadas con una gran incertidumbre sobre el régimen
fiscal y los precios. El cronograma será controlado no por el recurso
físico, sino por todo el sistema en la superficie.
WSJ: ¿Cómo afecta el auge en el hemisferio occidental las relaciones con América Latina?
Yergin: Brasil se encuentra en un curso
en el que en algún momento de la próxima década podría producir
considerablemente más petróleo que Venezuela, tal vez incluso el doble.
Si eso sucede, será otro cambio geopolítico: de repente Brasil realmente
se convertirá en la potencia energética de Latinoamérica. La relación
entre Brasil y EE.UU. es importante; (y) va a ser aun más importante.
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