Uruguay: Las estadísticas y la realidad
El País, Montevideo
Muchos de los indicadores económicos que elaboran los organismos especializados se basan en información que les proporcionan los ciudadanos. Por ejemplo, los datos de ingresos de los hogares surgen a partir de las respuestas que las personas encuestadas proporcionan al Instituto Nacional de Estadísticas cuando son seleccionados por la muestra correspondiente a la Encuesta Continua de Hogares que dicho Instituto releva mensualmente.
En la medida que los ciudadanos consideren que los datos que brindan están amparados en el secreto estadístico y, que por lo tanto, nadie accederá a ellos más que el organismo especializado a los efectos de calcular determinados indicadores, tendrá pocos incentivos para ocultar la realidad. Sí, en cambio, piensa que su declaración puede ser utilizada para otros fines, como por ejemplo controlar que esté pagando sus impuestos correctamente, quizás los incentivos para ocultar la realidad aumenten.
Los indicadores que miden la distribución del ingreso, se elaboran en base a las estimaciones del ingreso de los hogares que surgen de lo que las personas declaran. Por ende, estos indicadores pueden no estar reflejando la realidad si se basan en declaraciones que no son totalmente veraces.
Uno de esos indicadores es el cociente entre el ingreso promedio por persona del decil (10%) más rico de la población y el del 10% más pobre. Si ese indicador disminuye significa que la distancia entre los ingresos de los más ricos y los más pobres disminuye y la distribución del ingreso estaría mejorando.
En la reciente publicación del INE "Estimación de la pobreza por el método del ingreso" se presenta un cuadro que contiene el ingreso medio per cápita del primer y décimo decil para el período 2006-2011 desagregado en Montevideo e interior y el cociente entre esos valores.
La publicación muestra que este cociente disminuyó 25% en el período en el total del país y en cada una de las áreas geográficas consideradas. Ello se debe a que si bien ha aumentado el ingreso de ambos segmentos, el del decil más pobre lo ha hecho a un ritmo mayor. Este fenómeno es particularmente relevante en los últimos 2 años donde se constata una caída en el ratio del ingreso del último decil sobre el primero de 16.6 a 13.3. En el año 2011, el aumento del salario mínimo nacional podría ser una causa de ello. Sin embargo, ésta no es la única explicación de la presunta mejora en la distribución del ingreso. Según los datos publicados por el INE el ingreso promedio del decil más rico disminuyó en los años 2010 y 2011 con particular severidad en el interior del país (25%). En Montevideo, sin embargo, aumentó un 23%. En ausencia de cambios tributarios específicos, lo lógico sería que el ingreso viera una evolución similar en ambas áreas.
Si ello hubiera sido así, la relación entre los ingresos del decil más rico y el más pobre en lugar de caer de 16.6 a 13.3, se hubiera mantenido prácticamente incambiada.
Estos resultados ameritarían un estudio técnico más profundo. Los voceros oficialistas festejan todo esto como un logro. Sin embargo, si fueran ciertos, no son resultados esperables a partir de la aplicación de las políticas. Paradójicamente, las políticas invasivas con fines recaudatorios podrían explicar la evolución de algunos índices que no corresponden con la realidad que pretenden medir.
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