Europa tras la cumbre
El País, Montevideo
Desilusión, esa es la palabra. La reacción del mercado ya indica que lo logrado la semana pasada en Bruselas es insuficiente. No alcanza para devolver la confianza y por lo tanto, persistirá la crisis en Europa. Quedó claro que las obligaciones, como las reservas de los diferentes países, no son solidarias, por lo tanto siguen las dudas sobre la viabilidad del Euro. Tampoco se alcanzó la unión fiscal, la que podría implementarse en uno o dos años, de acuerdo a Angela Merkel.
La dramática negativa de Gran Bretaña, al no sumarse al acuerdo, desdibujó su final, impidiendo la necesaria unánime aprobación de las reformas. Esto requerirá transitar otro camino más largo para lograr su objetivo pero es posible que secretamente algunos líderes estén agradecidos a Cameron por el tiempo que les ha conferido para intentar convencer a sus electores sobre el duro camino que deberán emprender, y además tienen a alguien a quien echarle la culpa y espacio para una marcha atrás, en caso de fracasar.
Muchas personas, dudan acerca de los méritos de la medicina que deberán tragar los 26. De sobrepasar el déficit público respecto del PBI en más de un 2%, estarían sujetos a juicio automático ante un tribunal europeo. La receta es cortar el gasto y entonces decaerá la actividad económica, se reducirá el consumo, crecerá el desempleo y por ende la recaudación, aumentando la brecha fiscal. Se consolidará así un círculo vicioso. Los países, al acudir al mercado para financiar su déficit, tendrían que pagar intereses más altos, acrecentando a su vez el faltante.
Los que impulsan estas medidas están convencidos, de que al notarse el esfuerzo, el mercado premiará las emisiones de refinanciación de deuda, con tasas más bajas, revirtiendo el ciclo. Sin embargo, es demasiado tarde para pensar que esta política pueda tener éxito porque existen otros factores negativos. Los bancos están, descapitalizados e ilíquidos, consecuencia de su prodiga gestión y mala supervisión. Se encuentran cargados de préstamos hipotecarios y otros, con problemas de insolvencia, repletos de obligaciones de países con dificultades. Por algo Camerón se ufanó de no compartir la moneda común.
Afortunadamente han sucedido tres cosas positivas recientemente. Se retiró Trichet y asumió Dreghi la conducción del Banco Central Europeo. Este último, algo más pragmático y flexible, comenzó a bajar la tasa de interés interbancaria. En una acción concertada, impulsada por Bernanke, la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el de Japón inyectaron liquidez a los bancos europeos y finalmente Geithner, el Secretario del Tesoro de EE.UU. estuvo en Europa urgiendo que se tomen medidas para evitar que la recesión, en el viejo continente, se transforme en algo más serio. Cuáles fueron sus consejos y que conclusiones sacó sobre la situación, no se sabe. Lo que sí continua siendo preocupante es el discurso político de los republicanos; quieren aplicar la misma medicina. Los esfuerzos de Obama para reactivar la economía han sido descarrilados en el Congreso. Sus proyectos de inversión en infraestructura, de estímulo al empleo y la modesta propuesta de reimponer los impuestos que quitó Bush, para bajar el enorme déficit, no han tenido éxito. Las recetas del Tea Party serían ideales en tiempos de bonanza pero en la actualidad hay que fogonear la economía. En Europa esta idea es aborrecida por Alemania, que lleva la voz cantante y que teme mucho más a la inflación que al paro y la recesión. Hoy, la estructura del Euro, no da lugar a la emisión monetaria excepto a través de colocación de títulos y el BCE tiene límites acotados para absorber lo que haría falta vender. EE.UU. anda mejor, pero no es posible saber si ganarán los ultra derechistas o continuarán bloqueando las iniciativas reactivadoras.
Lamentablemente el Uruguay será impactado por la crisis del Euro. El "quantum", dependerá de su profundidad y duración y de si nuestro gobierno, es capaz de ajustarse a una nueva realidad, con factibles caídas del consumo y la actividad comercial e industrial, de la construcción, en el rubro inmobiliario y el turismo, en la creación de empleo y con bajas en los precios de los commodities, afectando al campo. Es obvio que repercutiría severamente en las cuentas públicas por el desplome en la recaudación. El manejo del crédito será clave. También será importante ajustar el precio de nuestra moneda con la del Brasil, nuestro principal socio comercial, que ya está dejando caer el Real. Contener ciertos gastos gubernamentales es materia pendiente pero las autoridades solo parecen pensar en aumentar los impuestos. El contagio y una crisis de credibilidad son peligros que nos acechan.
- 3 de julio, 2025
- 29 de junio, 2025
- 5 de noviembre, 2010
Artículo de blog relacionados
Perfil El caso Schoklender no hizo más que reiterar un problema sistémico que...
5 de junio, 2011Por Juan Camilo Restrepo Portafolio En Argentina, la popularidad de la presidenta Cristina...
26 de agosto, 2008Caido del Tiempo Discursos ingeniosos o buenas salidas no son de uso más...
17 de noviembre, 2017- 16 de febrero, 2016