Irrumpe Gingrich y agita la campaña de los republicanos
WASHINGTON.- En octubre pasado ocupaba el quinto lugar y casi nadie le daba posibilidades. Ayer, en una remontada digna del premio Carlos Pellegrini, el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich desplazó a todos sus rivales y, por primera vez, alcanzó el primer puesto en la preferencia para la candidatura presidencial republicana, en una interna partidaria que se vuelve cada vez más fascinante.
"Creo que puede haber muchas sorpresas", corroboró ayer la también aspirante -pero con escasas posibilidades- Michele Bachman.
Con nueva efervescencia en el ambiente, fue un domingo con renovados bríos en los dardos que los ahora siete aspirantes republicanos se lanzan entre sí, de acuerdo con el mordaz comportamiento que mostraron en las mesas políticas de la televisión.
"El principal problema sigue siendo que los republicanos no saben, todavía, qué tipo de candidato les sirve mejor para intentar desplazar al presidente Barack Obama de la Casa Blanca", matizó el estratega demócrata Robert Zimmerman, en declaraciones a la cadena CNN.
Convertida en los últimos meses en una auténtica montaña rusa, donde un candidato sube como la espuma, para luego desbarrancarse sin remedio, las dos últimas novedades de la interna republicana son igualmente desestabilizadoras del cuadro de situación imperante hasta hace pocos días.
La primera es la bochornosa renuncia del dueño de pizzerías Herman Cain, forzado a apartarse luego de una seguidilla de escándalos de índole sexual. En un mes, hasta tres mujeres denunciaron haber sido objeto de alguna historia de ese tipo con el hombre que, en algún momento, trepó hasta las primeras posiciones de la preferencia republicana. "Si lo votan sus ex amantes, tal vez pueda ganar", era ayer la broma en los programas humorísticos de televisión.
Pero aun antes de que el rey de la pizza anunciara que dejaba la carrera, Gingrich venía escalando hasta que ayer -y ésa es la novedad- una encuesta lo situó por primera vez en el primer lugar en la preferencia del voto republicano.
De acuerdo con un sondeo de Des Moines Register, el diario más importante de Iowa, Gingrich recibió el 25% de las preferencias. Igualmente significativo es que el representante texano Ron Paul logró por primera vez la segunda posición, con un 18%, y que el hasta hace poco favorito Mitt Romney apenas logró el tercer puesto, con el 16 por ciento.
"Ha sonado la hora de Gingrich, pero hay que ver cuánto dura", admitían ayer los analistas republicanos, que le reconocen al ex presidente de la Cámara de Representantes un importante bagaje político, pero, sin embargo, no están tan seguros de que sea suficiente como para mantenerse a flote.
"Sus antecedentes políticos son tanto una ayuda como un problema", analizaba días atrás The New York Times al ocuparse de las posibilidades de la nueva estrella republicana, que, con frecuencia, es objeto de cambio de opinión o de controversia.
De 68 años, nacido en Pensilvania, graduado en Historia, Gingrich fue consagrado "hombre del año" por la revista Time en 1995, como abanderado de la resurrección republicana en la Cámara baja, en la que se convirtió en la sombra del gobierno del entonces presidente Bill Clinton.
De hecho, muchos lo recuerdan por haber sido el mordaz vocero republicano durante la investigación del " affaire Lewinsky", que por poco termina con el gobierno de Clinton. Otros, sin embargo, no han olvidado que el propio Gingrich tenía un affaire -que le costó su segundo matrimonio- mientras reprochaba la conducta de Clinton.
Con todo, el campo donde mejor se mueve Gingrich es el de los debates: hábil, incisivo y sumamente dialéctico, sabe sacar partido de la vacilación y el bajo perfil en el que suele situarse el hasta hace poco favorito Mitt Romney.
"Hasta que Gingrich subió, la estrategia de Romney era quedarse callado, convencido de que, al final de la carrera, sería elegido por descarte. Ahora, el repunte de Gingrich lo obligará a exponerse más", sostuvo la estratega demócrata María Cardona.
Unos 23 años más joven, su actual y tercera mujer, Callista (con quien tuvo el romance mientras acusaba a Clinton), es una figura fuerte dentro de su campaña. Se la suele caricaturizar como fría y calculadora y, también, objeto de un reciente escándalo. Ocurrió cuando, apenas comenzó la campaña, se descubrió que Gingrich tenía una cuenta de medio millón de dólares en Tiffany's.
"Son regalos para mi mujer", dijo. Pero el asunto no quedó del todo claro y, posiblemente, algo más se sepa ahora que su figura empieza a crecer con fuerza..
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