Por qué China no puede ni quiere rescatar al mundo
SINGAPUR.- Seamos realistas: lo máximo que China puede hacer por la endeble economía global es asegurarse de que su propio crecimiento se sostenga, y eso no será suficiente para levantar el mundo. Aquellos que imaginan que pondrá en acción sus 3,2 billones de dólares de reservas lanzando otra ola de gasto público o comprando bonos europeos ignoran la realidad política y económica de que China, como cualquier otro país, pone en primer lugar sus propias necesidades.
Hoy, su economía no necesita más estímulo y sus líderes son muy cautelosos: no quieren hacer malas jugadas con la deuda europea, lo que significa que, si las condiciones se agravan en Estados Unidos o en Europa, China sólo responderá cuando surjan problemas en su propio territorio.
Pero aun si dejamos de lado las consideraciones domésticas e imaginamos que Pekín anuncia un gasto público de 600.000 millones de dólares, como lo hizo después del colapso de Lehman Brothers en 2008, hay pocas probabilidades de que pueda provocar el mismo estímulo económico que entonces. Lo que puso fin al pánico post-Lehman fue una masiva inyección de gastos gubernamentales sincronizados y recortes de las tasas de interés. Estados Unidos y Europa no pueden hacer ninguna de las dos cosas en este momento, y Pekín solo no puede compensar.
"¿China al rescate? Misión imposible", dijo Jun Ma, el principal economista para China del Deutsche Bank, con sede en Hong Kong.
Para compensar el impacto de una caída del 3% en el crecimiento de Estados Unidos y de Europa, China debería incrementar su propio crecimiento en un 18%, afirmó.
La imagen de China corriendo al rescate del mundo después de la caída de Lehman ignora un punto esencial: la respuesta de China, en ese momento, tenía sentido para China. El hecho de que se produjera en un momento oportuno para el resto del mundo era un plus.
En ese momento, Estados Unidos y Europa estaban al mismo nivel. Tasas de interés más bajas y un mayor gasto gubernamental eran las elecciones políticas lógicas en cualquier economía importante, en momentos en que la confianza se evaporaba y el comercio global colapsaba.
Pero hoy no es así. El paquete de estímulo chino conllevaba algunos efectos colaterales desagradables que todavía causan problemas. Los dos problemas más grandes -la elevada inflación y las pesadas deudas de los gobiernos locales- son fuertes argumentos para que Pekín no implemente ahora un nuevo plan de estímulo.
El partido comunista chino valora la estabilidad. Una inflación desbocada puede desencadenar el malestar social. Y los relatos sobre el derroche del dinero público también pueden provocar indignación.
Pero si las condiciones empeoran en el exterior y la economía china muestra signos de desacelerarse de manera más brusca que la esperada, hay algunas posibilidades de que China actúe. Pero el total del estímulo probablemente no alcanzaría para nada los 586.000 millones de dólares del paquete post-Lehman.
Pekín ya prevé que su crecimiento se desacelere el año próximo, y en realidad le vendría bien enfriar un poco la economía para aliviar la inflación. A principios de este mes, un funcionario del gobierno reconoció que en 2012 el crecimiento podría caer por debajo del 9% por primera vez en una década.
Cualquier cifra por debajo del 8% haría sonar las alarmas. Muchos economistas consideran que ése es el mínimo necesario para generar suficientes empleos para una población que se urbaniza rápidamente.
Si ese umbral se viera amenazado, el enfoque que más probablemente adoptaría China sería dirigir los gastos hacia zonas que Pekín ya ha identificado como subdesarrolladas o en estado de necesidad. La lista de inversiones probablemente incluiría la construcción de más viviendas para familias de bajos ingresos, el desarrollo de la agricultura o tal vez la reducción de impuestos para pequeñas o medianas empresas.
En cuanto a comprar más deuda europea o tal vez incrementar los fondos del FMI, hay cierta posibilidad de que Pekín ayude. Pero eso implicaría superar la fuerte oposición de algunos funcionarios de importancia, para no hablar de la ira de los contribuyentes en el caso de que la inversión saliera mal.
"Europa no debe poner expectativas demasiado altas en China", dijo en una entrevista Wei Jianguo, un ex viceministro de comercio chino.
Una de las contribuciones más valiosas que China podría hacer para volver a equilibrar la economía global y aumentar el crecimiento sería permitir que su moneda, el yuan, estrechamente controlado, aumente con mayor rapidez. Un yuan más fuerte daría al resto del mundo una ventaja competitiva en el comercio y fortalecería la capacidad de gasto de los consumidores. Pero a Pekín le preocupa que eso perjudique a sus propios exportadores, que son esenciales para la creación de empleos.
China también podría bajar las tasas de interés. El Banco Popular de China ha aumentado las tasas de interés cinco veces desde octubre pasado, y es posible que pueda revertir alguna de esas medidas, o todas ellas. Sin embargo, Pekín parece reticente a actuar en ese sentido.
El premier chino, Wen Jiabao, ha repetido que combatir la inflación sigue siendo la prioridad política número uno. Eso sugiere que el curso más probable del banco central es hacer una pausa, y no reducir las tasas. Mientras las presiones sobre los precios sean altas, China actuará de manera conservadora, sin importar lo que el resto del mundo quiera que haga.
"Gran resaca"
Todavía abundan las preguntas sobre cómo se gastó el último fondo de dinero. Pekín alentó a los bancos a prestar libremente a proyectos gubernamentales como ferrocarriles, aeropuertos y caminos. Algunos de los préstamos no han sido devueltos y los defaults de los gobiernos locales ahora plantean una de las mayores amenazas para el crecimiento de China.
Si Pekín tiene que rescatar a esos gobiernos locales, sus bolsillos de pronto no parecerán tan profundos y los problemas del resto del mundo tendrán que esperar.
"Esta vez el rol de China será diferente -dijo Yi Xianrong, un economista de la Academia China de Ciencias Sociales-. China está sufriendo una gran resaca por lo que hizo anteriormente, que creó enormes riesgos en la economía local. El papel que puede desempeñar China hoy es mínimo."
Traducción de Mirta Rosenberg
- 23 de julio, 2015
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