La revolución cubana murió de fracaso
(Dedicado a la memoria de Orlando Zapata Tamayo)
“¡Fidel, seguro, a los yanquis dales duro!” (Corean los asistentes).
“A los yanquis hay que darles duro en muchas cosas ¡Pero también hay que darles duro en la agricultura!”, responde Fidel Castro en su discurso de Clausura del III Congreso de la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños) del 18 de mayo de 1967 (1).
Allí, Castro expuso la utopía comunista que construiría en Cuba, particularmente en el sector agrícola. Hoy podemos evaluar los resultados, haciendo a un lado los temas que sirven de excusas a la propaganda revolucionaria: la invasión del Granma, la guerrilla de la Sierra Maestra, la toma del poder el 1 de enero de 1959 y “el criminal bloqueo comercial del imperialismo”.
Para Castro, la utopía comunista se concretaría con el reparto gratuito de los alimentos y la extinción del dinero.
Afirmó: “Dentro de 15, dentro de 20 años llegará el día en que las frutas, los vegetales, hasta la leche se distribuirá gratuitamente… Llegará el momento en que podremos decirle al pueblo: el café que quieran vayan a buscarlo al mercado gratuitamente. Los capitalistas tienen problemas de mercado. Nosotros no tendremos problemas de mercado”.
Resaltó: “Nosotros llegaremos a producir todos los pollos que no se comerá este país. Con todo el excedente exportable que este país va a tener en los años futuros podemos producir los pollos en cantidades astronómicas”.
La sobreproducción agrícola traería consigo “la eliminación del dinero”. Según el ideólogo y gerente en jefe de la administración socialista cubana:
“Llegará el día, señores, como resultado de los incrementos de producción, en que el dinero no valga nada. Llegará el día en que aquel que produce papas y entrega las papas, no recibe nada e irá entonces y buscará café, arroz, azúcar, ropas, zapatos, todas la cosas que necesite. Y suprimiremos el vil intermediario que es el dinero. Y eso es el comunismo”.
Y antes del “¡Patria o muerte! ¡Venceremos!”, remacharía:
“Vamos a darle duro a los yanquis revolucionando nuestra agricultura… porque el golpe más doloroso que van a recibir yanquis es cuando sepan que a pesar de su bloqueo hemos superado todos los problemas, liquidamos la libreta y resolvemos los problemas de abastecimiento”.
El 16 de diciembre de 2001 arribó a La Habana desde New Orleans el buque “Express”, finalizando 40 años de embargo de EE UU a Cuba. Aquel día murió la revolución cubana. Murió de fracaso, pues el barco transportó una carga de 500 TN de pollo congelado. Este era el producto-símbolo del éxito de la agricultura socialista que Castro, 34 años atrás, había dicho que iba a estar produciendo “en cantidades astronómicas”.
Castro había declarado que aquella importación por $ 20 millones se haría “por una vez”. Sin embargo, las compras de todo tipo de alimentos a EE UU llevan 9 años y ascienden a $ 3.158 millones entre 2001 y 2009. ¡Qué manera de revolucionar la agricultura! Y que humillante, ya que esas importaciones abarcaron los dos períodos del ex presidente Bush en la Casa Blanca.
Pero la propaganda revolucionaria sigue como si nada. La denuncia contra el “criminal embargo” continúa en la ONU , FAO, OEA por parte de todo tipo de idólatras de Castro (presidentes: Lula, Bachelet, Kirchner, Correa, Ortega, Morales, Chávez; académicos: Chomsky, Petras, Dieterich, Borón; premios Nobel: García Márquez, Saramago, Pérez Esquivel; personajes de Hollywood: Penn, Spacey, Stone; periodistas: Ramonet, Tarik Alí; ideólogos de la teoría de la dependencia, de la teología de la liberación y comunistas disfrazados de ecologistas). Todos ellos lo que realmente veneran es el cadáver embalsamado de la revolución cubana, a la cual tratan como si aún estuviera viva.
La manipulación propagandística ha alcanzado hasta al Papa Benedicto XVI, quien declaró en diciembre que “el embargo de EE UU sigue dañando a Cuba”. La “buena” ideología se reconoce porque es inmune al desmentido de la experiencia. Que Cuba haya importado el 2009 unos $ 528 millones en alimentos de EE UU, pollos en primer lugar, (2) no logra refutar en nada el cliché del “criminal embargo”.
Fidel Castro dice que el capitalismo norteamericano está en crisis terminal. Nosotros deseamos que esté equivocado para que Cuba pueda continuar importando alimentos de EE UU y su pueblo no muera de hambre.
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