Las “jugadas magistrales” de los Kirchner ya se acabaron
Hace una semana, en su siempre atractiva columna de los lunes, el periodista Luis Majul nos hablaba de la expectativa que algunos sectores del poder tenían acerca de otra inminente “jugada magistral” con la que el ex presidente Néstor Kirchner podía llegar a sorprender a la sociedad. Y esa sensación se ha hecho más fuerte en las últimas horas, cargando de ansiedad los momentos previos al discurso que la presidenta Cristina Kirchner dará hoy antes del mediodía para inaugurar el año legislativo que tan espantosamente ha empezado.
Pero la corta retrospectiva que envuelve al gobierno de Cristina deja ver cada vez más una evidencia. Las “jugadas magistrales” de Néstor Kirchner se han acabado. Sus manotazos de ahogado político ya no surten aquel efecto, mezcla de secreto previo y demostración de poder que tuvieron la renovación de la Corte de Suprema de Justicia o el pago con reservas de la deuda con el Fondo Monetario Internacional.
Es un buen ejercicio analítico hacer la siguiente pregunta. ¿Cuál fue la última jugada magistral de Kirchner? ¿Aquel anuncio de Cristina en el que proponía usar el dinero de las retenciones agropecuarias para obras en las provincias? Nunca pareció provocar demasiado impacto en el ánimo escéptico de los gobernadores. ¿Haber estatizado los fondos jubilatorios administrados deficientemente por las AFJP privadas? Esa decisión le sirvió para disponer de fondos frescos para la campaña electoral de 2009, pero el efecto de caída de confianza en los mercados terminó neutralizándolo y en las elecciones no tuvo influencia alguna.
De todos modos, ningún impulso “magistral” del kirchnerismo tuvo vuelo tan corto como el pomposo anuncio del Fondo del Bicentenario, publicitado como una genialidad que le permitiría al país pagar las deudas de este año y dar señales de confiabilidad ante el establishment económico y financiero. El Gobierno terminó enredado en un conflicto de poderes con el Congreso y la Justicia, y sin el poder suficiente para hacer valer el decreto de necesidad y urgencia o poder desplazar a Martín Redrado de la presidencia del Banco Central.
Por eso, sería interesante para el momento especial que vive la Argentina que el discurso de la Presidenta ante el Congreso tenga hoy menos veleidades de ‘jugadas geniales‘ para recrear un poder que se esfuma y más de iniciativas sensatas que pongan a resguardo institucional los dos años difíciles que le toca enfrentar hasta el final de su mandato.
Las deudas reales del país son contundentes y no sorprenden a nadie. Pobreza en ascenso; inflación cada vez más descontrolada; inseguridad que golpea a todos los sectores sociales y escasez de crédito para la producción y la adquisición de viviendas. Nada sofisticado. Puro sentido común. Claro que, a esta altura, el optimismo empieza a perder la batalla.
El autor es Director Periodistico
- 12 de julio, 2025
- 15 de agosto, 2022
- 15 de diciembre, 2010
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