Terremoto en Haití aplasta una incipiente recuperación económica
El terremoto de Haití destruyó las esperanzas de una mejoría económica que habían surgido entre los trabajadores humanitarios y los empresarios días antes del terremoto.
Un puñado de nuevos proyectos hoteleros y el retorno de algunos empleos textiles que había desaparecido durante el embargo comercial de los años 90 constituían brotes de crecimiento que habían inspirado un entusiasmo moderado dentro un panorama económico caracterizado por mucho tiempo por la violencia y el caos político.
"Estaba en el auto, hablando de todas las cosas positivas que parecía que realmente estaban empezando a suceder cuando vino el terremoto", dijo Anton Edmunds, que lidera Caribbean-Central American Action, una organización que promueve la inversión en el Caribe, y estaba camino a una reunión en el Banco Interamericano de Desarrollo en Puerto Príncipe. "Toda la destrucción, la pérdida de hogares, la pérdida de vidas que he visto evidentemente ha propinado un golpe devastador a todos los esfuerzos que estaban teniendo lugar".
Incluso antes del terremoto, era difícil exagerar los problemas que afrontaba el país más pobre del hemisferio. Más de la mitad de la población vive en la pobreza extrema, muchos en barriadas pobres plagados de enfermedades. La infraestructura de Haití ya estaba en muy malas condiciones.
Casi todas las empresas manufactureras huyeron de Haití durante el embargo comercial de los años 90 impuesto por Estados Unidos después de un golpe de estado. Cuando el embargo acabó, en 1994, pocos inversionistas volvieron. En 2004, se inició un nueva misión de las Naciones Unidas en el país cuando se desató de nuevo el caos. En 2008, tormentas mortales y disturbios alimentarios desestabilizaron al gobierno.
Pero las cosas parecían estar cambiando en el último año. Las fuerzas de paz de la ONU consiguieron suficiente estabilidad para que fuera concebible atraer nueva inversión. La decisión del Congreso de EE.UU. en 2008 para eliminar los aranceles sobre la ropa proveniente de Haití creó incentivos para que los fabricantes volvieran al país.
Algunos lo hicieron. Los expertos estiman que se crearon al menos 10.000 empleos en la industria textil en Puerto Príncipe el año pasado. Royal Caribbean Cruises Ltd. invirtió US$55 millones para construir un muelle y un resort en Haití. El inversionista George Soros también anunció nuevos proyectos en el país.
El optimismo era simbolizado por un complejo hotelero de lujo llamado Oasis y un proyecto de lujo de la cadena Best Western International Inc. en los suburbios de Pétionville.
El optimismo alcanzó su punto máximo en octubre, cuando organizadores de una conferencia de inversión en Haití consiguieron atraer a compañías estadounidenses como Levi-Strauss & Co. y Gap Inc. "Haití está lista para trabajar", dijo el entonces primer ministro Michèle Pierre-Louis.
Después del terremoto de la semana pasada, empresas textiles como el fabricante canadiense de camisetas Gildan Activewear Inc., han empezado a trasladar su producción a otras zonas de la región.
El terremoto también ha devastado la economía informal del país, que genera el sustento de la mayor parte de la población. Immacule Maxime, una vendedora ambulante de 50 años que se gana la vida vendiendo ropa usada y comida frita en Puerto Príncipe, dice que ha perdido todo su inventario, el equivalente a US$40 en ingredientes y US$80 en ropa, y tiene pocas esperanzas de poder reemplazarlo.
Si hay alguna pizca de optimismo, reside en las masivas medidas de rescate internacionales en curso. Los países que luchan por salvar vidas haitianas podrían redoblar sus esfuerzos para ayudar a mejorar la situación económica del país cuando la fase de rescate llegue a su fin, dicen veteranos trabajadores humanitarios.
El ex presidente estadounidense, Bill Clinton, enviado especial de las Naciones Unidas a Haití, ha estado presionando a países donante en los últimos día a cumplir promesas que datan de antes del terremoto.
"Como resultado del cataclismo que ha sacudido al país, habrá una mayor predisposición a ayudar, pero está por verse qué oportunidades económicas se materializarán", dice Brian Dean Curran, ex embajador de EE.UU. en Haití.
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