Autoridad política vs. valores (derechos) humanos
Ideas – Libertad Digital
Mi amigo Antonio Román me recordó que la política es el arte de buscar (crear) problemas, hacer un diagnóstico falso y aplicar un remedio equivocado. Luego, los artistas, los políticos, siempre buscan un culpable.
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En realidad, la crisis comienza con algo sencillo: la irresponsabilidad de la Reserva Federal, que bajó las tasas al 1%, provocando así una exagerada expansión de los créditos, luego incobrables.
Insólitamente, los políticos salvaron a sus acusados y anunciaron, para empezar, inyecciones de fondos por más de un billón y medio de euros, que pagarán los contribuyentes. Los directivos de AIG pasaron un fin de semana en Monarch Beach para celebrar que les habían inyectado 85.000 millones de dólares y gastaron más de 440.000 dólares, que pagaron los ciudadanos.
Madoff, por su parte, demostró para qué sirven los reguladores: cuando había fuertes sospechas contra él en Wall Street, la SEC lo inspeccionó, no encontró irregularidades y le dio el certificado de seriedad, acallando así a sus críticos.
Tras los escándalos de Enron y Worldcom, escuelas de negocios como las de Harvard, Columbia y Wharton reforzaron la enseñanza de la ética. Sin dudas, una materia importante.
¿Por qué existe la tendencia a violar las leyes? La moral y la ética son instrucciones para adaptarse al orden en que se desarrolla la naturaleza en general y, en particular, la naturaleza humana y social, decía la escolástica. La violencia (la coacción) viola el desarrollo natural (espontáneo) de las cosas, aseguraba Santo Tomás.
Cuando un Estado impone coactivamente a las corporaciones (o a cualquiera) regulaciones, es comprensible que los individuos se sientan inclinados a desobedecerlas. Por caso, ¿es condenable un empresario que evade unos impuestos tan excesivos que destruirían su empresa? Para evitar cargas fiscales, los ejecutivos de Yahoo, Apple y Google ganaron un dólar como salario en 2006, ¡pero millones en opciones y bonos!
Esta violencia estatal se traslada al interior de las empresas. Al explicar el próximo seminario sobre coaching de Elena Espinal en Madrid, basado en el liderazgo moral positivo, diametralmente opuesto a la autoridad coactiva, otro amigo, Borja Milans del Bosch, decía que hoy "el fin justifica los medios"; si el fin es un "objetivo válido", todo vale: forzar los horarios, las voluntades, frustrar a los miembros de los equipos, hacer trampas… Me vienen a la memoria los 24 empleados de France Telecom que se han suicidado hasta ahora.
La solución pasa, precisamente, por retomar los valores innatos de la persona: respeto, generosidad, responsabilidad, etc. En el primer lugar de una lista de los hombres más influyentes del mundo empresarial elaborada por Fortune se encontraba Steve Jobs, de Apple, que revolucionó dos veces el mundo: en 1977, cuando lanzó la Apple II, iniciando así la era de las computadoras personales, y en 1985, cuando Macintosh estrenó su interfaz gráfica, referente para otros sistemas.
¿Cuánta ayuda estatal obtuvo Jobs? En un discurso en la Universidad de Stanford lo aclaró. Nunca llegó a graduarse. Era tan pobre que, mientras asistía a la universidad irregularmente, dormía en los pasillos e iba los domingos a un centro religioso para tener una comida normal. En un garaje comenzó su empresa, sin ayudas estatales para educación, investigación o desarrollo, sin subsidios ni créditos, sólo con su iniciativa personal y gracias, eso sí, a la libertad que tuvo para ponerla en práctica.
© AIPE
El autor es analista político argentino.
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