Petisez
Petiso, según la Real Academia de la Lengua, se le dice a una persona "pequeña, baja, de poca altura". Según escribió hace unos 50 años Wimpi, un desaparecido periodista uruguayo, en su "Elogio a la petisez", el petiso es un ser que camina erguido, casi en puntas de pie y que parece empujar con la cabeza hacia arriba como si una mano siniestra y opresora lo quisiera aplastar contra el suelo.
¿Y a qué viene todo esto? Se debe a la noticia de que en una fábrica francesa, visitada por el presidente Nicolás Sarkozy, para recibirle y acompañarle se eligió a personas de baja estatura con el fin de hacer aparecer más grande su corta figura. Algo así como, según se cuenta, ocurría con Alan Ladd, quien se paraba sobre un cajón para poder besar a "la muchachita". Por supuesto que el cajoncito no aparecía en la película ni en los créditos y nos creíamos que Alan Ladd medía un metro noventa.
Qué notable. Debe tratarse de una especie de hipernarcisismo, sin dudas poco propio para quienes tienen tamañas responsabilidades. Algo así como una forma de "petisez" mental o intelectual. Lo de Sarkozy me trajo a la memoria la definición de Wimpi.
También se trata de una forma de engañar al público, una manera más de mentirle a la gente. Se enmarca, quizás, en ese doble discurso, con toques fuertes de cinismo e hipocresía, que utiliza una gran cantidad de gobernantes.
Ejemplos sobran. Hace pocos días los países suramericanos aglutinados en la Unasur recriminaron a Colombia por un acuerdo militar renovado con EEUU, para la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Lo consideraron como una amenaza para el subcontinente. Un "¡show!" convocado por Chávez, quien, como han probado los colombianos, apoya con dinero, armas y refugio y por supuesto con su discurso, a las FARC, sin que nadie diga nada.
Hubo como una manifestación de "petisez" por parte de algunos gobiernos efectivamente democráticos, que se prestaron a ese juego. No es que ello significara una novedad, ya en el caso de Honduras se han puesto los tacos altos "democráticos" para "agrandar" sus figuras, aunque lo único que hicieron fue sumarse a la "petisez" de la OEA y su secretario general, cuya altura es la que, hoy por hoy, determina el comandante venezolano y sus adláteres, Correa, Morales, los Kirchner, Lugo y Ortega.
Días después de la Unasur, Brasil firma un acuerdo con Francia -una alianza estratégica- y compra armamentos, aviones y hasta cuatro submarinos nucleares (por miles y miles de millones de dólares, mal que le pese a los millones de brasileños sumidos en la pobreza), y que además incluye transferencia de tecnología francesa. Seguramente eso significará que "expertos militares" se instalarán en Brasil.
La amenaza del narcoterrorismo en Colombia es innegable. ¿En Brasil, cuál es la amenaza para armarse tanto? ¿Es por Venezuela?
¿Que dice la Unasur? Por ahora guarda silencio en un acto de "petisez" flagrante.
Lo misma actitud mantiene con respecto a Chávez, que, por supuesto ha ido más lejos. Acuerdo nuclear con Irán, compra de armas a granel a Rusia, la que se ha comprometido a venderle todo el material bélico que necesite; ¿para qué? ¿para "pasárselas" a algún movimiento bolivariano? o ¿para enfrentar a Brasil?
Y hablando de "petisez", Chávez coronó su gira de compras y alianzas por Medio Oriente y Rusia en Madrid, recibido por el Rey y el Presidente español; EEUU, en tanto, le suspendió la ayuda económica a Honduras.
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