La zona caliente que desvela a Obama
WASHINGTON.- En su propio foco de guerra asiático, el gobierno de Barack Obama empezó por lo que ningún otro: un cambio en la nomenclatura y en las fronteras de la geografía conocida por el resto de los mortales.
En efecto, el equipo del líder demócrata no habla de Paquistán ni de Afganistán para definir el centro de la estrategia bélica que, en los próximos tres meses, lo llevará a movilizar a cerca de 60.000 soldados y a desembolsar miles de millones de dólares.
No se habla en la Casa Blanca de dos países sino de una zona caliente, "Afpak", tal el nombre oficial del campo de batalla en el que actuará la administración de Obama, convencida de que la amenaza talibana encontró refugio y amparo en la zona fronteriza entre Paquistán y Afganistán.
Ingresa Obama en ese sangriento y difícil terreno con dos obsesiones: diferenciarse de todo lo que haya hecho en materia bélica su predecesor, George W. Bush, e intentar mostrar una aproximación "dialoguista" con los dos gobiernos regionales involucrados: el de Asif Ali Zardari, en Islamabad. Y el de Hamid Karzai, en Kabul.
"Hemos tenido un encuentro extraordinariamente productivo", dijo ayer Obama, tras deliberar en su despacho -primero por separado, y luego en forma conjunta- con ambos presidentes. "Se trata de dos líderes electos que sufren una misma amenaza y que han reafirmado su compromiso para abordarla", añadió.
Se refería Obama a la amenaza talibana. Y la asociación de su alianza con Karzai y con Zardari pasa por alto la debilidad y la sospecha de corrupción que, en esta ciudad, se atribuye a ambos líderes. Una vulnerabilidad que, en caso de no revertirse, podría poner en riesgo la esencia de su esquema.
"Es posible que el gobierno de Obama esté subestimando la resistencia que, dentro de la tropa regular paquistaní, existe para confrontar a los talibanes", opinó ayer Ashley Tellis, del centro de estudios Carnegie Endowment para la Paz Internacional.
"Vamos a trabajar con los dos gobiernos para que el dinero de los ciudadanos norteamericanos se utilice con buen criterio", dijo ayer Robert Wood, el vocero del Departamento de Estado, al responder sobre las reservas del Congreso para aprobar remesas hacia el "Afpak" de Obama, si no hay garantías de que no se pierda en los meandros de la corrupción.
Por caso, Islamabad espera que Estados Unidos abone los 1500 millones de dólares que se han gastado durante las últimas semanas para neutralizar la ofensiva de los talibanes, tal como prometió Washington.
Y también espera que se acelere la aprobación en el Congreso norteamericano de un aporte de más de 7500 millones de dólares durante los próximos cinco años en "ayuda social" para Paquistán. Para conseguirlo, Obama debe eludir las objeciones de los congresistas a liberar fondos hacia dos gobiernos señalados por su debilidad. Y contra las reservas que ambos líderes regionales alimentan en el Capitolio.
"El dinero no compra amor. Y el uso de la fuerza tampoco compra obediencia", dijo Karzai apenas puso un pie en esta ciudad. Dos ideas que, posiblemente, señalen parte del riesgo de la estrategia "Afpak".
Obama sí está convencido de que la amenaza talibana en la región es una sola. Y que la frontera que separa a Afganistán de Paquistán es sumamente porosa. Bajo esa convicción reunió a los dos presidentes en una cumbre tripartita. El avance talibán hacia Islamabad, centro de poder de una potencia nuclear como Paquistán, ha encendido alarmas en Washington. Obama está convencido de que la estrategia del diálogo con los gobiernos regionales tiene que funcionar.
Pero, a cambio, sí consideró "crucial" que los dos países "colaboren más de lo hecho hasta ahora". De ese modo, forjará "un compromiso duradero" con ellos. "Busquemos una paz compartida" en lugar de un "enemigo común", dijo Obama, que en sus primeras decisiones de gobierno ordenó el envío de 21.000 soldados adicionales a Afganistán. De aquí a septiembre se prevé que Washington alcance los 68.000 efectivos.
Eso, como parte de una estrategia bélica que empezó de la peor manera. La cumbre de ayer coincidió con la matanza de civiles tras un bombardeo norteamericano en Afganistán.
La Casa Blanca prometió una investigación. Y confía en que la estrategia "Afpak" contra la amenaza talibana -presión diplomática, aumento de tropas y bombardeos en zonas fronterizas- soporte eso y mucho más.
- 23 de julio, 2015
- 28 de diciembre, 2009
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