Democracia y República
La nación estadounidense expresa muy bien el conflicto político-ideológico entre dos visiones del Estado moderno. Los demócratas siguen el principio de la extensión progresiva de derechos ciudadanos, y los republicanos, la limitación progresiva de los poderes instituidos.
Se ha constatado históricamente que los llamados Padres Fundadores de Estados Unidos detestaban la democracia (algunos la llamaban masa-cracia) y amaban la república en tanto limitaba el poder y el desorden de las mayorías. Madison sostenía que el servidor público tenía más sentido que el pueblo. De hecho, la polémica por el miedo al pueblo siempre ha estado allí, porque éste reclama para todos, los privilegios de los pocos, es decir, la igualdad.
Por lo anterior, entre otros aspectos, se puede simplificar diciendo que las izquierdas modernas invocan la Democracia como el ethos de su práctica política, mientras que las derechas invocan a la República como parte de lo mismo. Lo cierto es que la democracia y la república son conceptos relacionales y, por tanto. conflictivos. La res-publicae alude a todo lo que no es privado; que atañe a todos. Las Constituciones son formas populares de control político, y por eso las Constituciones son la medida de la República. y la Democracia, su fuente de autoridad. Esto, aunque parezca obvio no lo aceptan todos —los tratadistas— así. La medida de la democracia moderna es su régimen de partidos: entre más pluralismo y fortaleza, mejor ,y la división de poderes, su cobertura. República y democracia se complementan, o no son tales. Su hibridación es parte de la evolución del sistema político moderno. Guatemala es ahora una república democrática, pero no siempre fue así.
Al comienzo fue una colonia de la Corona española; tras su independencia, una Federación republicana en la que hubo un Senado con individuos electos popularmente en cada Estado miembro; después fue dictadura republicana (Carrera, Barrios, Estrada, Ubico); o bien, una democracia sin república (debido a la restricción del sistema partidario de 1954 a 1985). La democracia republicana ha sido breve y esporádica; acaso se salvan 50 de los 188 años de historia. Un ejemplo negro: la ominosa Constitución de 1965 elaborada por no más de 25 personas consagró los derechos de las minorías del poder económico, político y militar en contra de los derechos de las mayorías y, por eso los demócratas y otras huestes, como los comunistas y socialistas, fueron perseguidos y asesinados. Los derechos de propiedad estaban garantizados pero no hubo prosperidad, porque la economía nacional estaba anclada a la suerte de un par de productos y de un solo mercado.
Desde entonces, los intentos por diversificar productos y mercados siguen chocando contra la realidad de una excesiva concentración de la riqueza, de una baja calidad en la mano de obra que se ve obligada a emigrar por falta de empleo y de un Estado de Derecho fuerte.
Está visto: la democracia política no basta, hace falta salir de esa zona gris y consolidar una república sólida en cuyas instituciones las minorías y las mayorías sientan confianza, por democráticas.
El autor es analista político.
- 23 de enero, 2009
- 23 de julio, 2015
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- 24 de enero, 2017
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