Obama y el recuerdo de J. F. Kennedy
Se cumplieron 45 años del magnicidio de John F. Kennedy, y en este aniversario su figura se recuerda con más insistencia de la habitual en un país que ha recuperado su espíritu de cambio gracias a la figura de Barack Obama, comparado en multitud de facetas con el hasta ahora presidente más carismático en los más de 200 años de historia de Estados Unidos.
Además de que Obama será el primer presidente negro, como Kennedy fue el primer católico en llegar a la Casa Blanca, las referencias a las similitudes entre ambas figuras han sido constantes durante la campaña electoral, y previsiblemente lo seguirán siendo durante mucho tiempo, en un país donde la figura de John F. Kennedy y su familia sigue fascinando a la población.
El propio presidente electo también hizo referencia a John F. Kennedy en su primera entrevista tras su victoria en las elecciones presidenciales, al señalar que espera ser capaz de seguir los pasos de otros "grandes presidentes", como Franklin D. Roosevelt (1933-1945), John F. Kennedy (1961-1963) o Dwight Eisenhower (1953-1961), quienes lograron, aseguró, comunicar a los estadounidenses "lo que estaban haciendo y por qué lo estaban haciendo".
Está claro que llegan aires nuevos a la Casa Blanca, comenzando por el simple hecho de la juventud de Obama, que tiene 47 años; Kennedy fue asesinado el 22 de noviembre de 1963 cuando tenía 46 años.
La ilusión que ambos aportaron a la política interna e internacional es del mismo calibre, como predijo Caroline Kennedy, la única hija de J. F. K., dos semanas antes de las elecciones: "Creo que (el triunfo de Obama) nos motivará como lo hizo el presidente Kennedy".
Caroline ve en Obama "la misma clase de compromiso, pasión y liderazgo" que en su padre.
El patriarca del clan político más famoso, lo más parecido a una familia real en EE. UU., Edward Kennedy, comparó tras la victoria la integridad, el coraje y la visión de futuro de Obama con la de su hermano, y aseguró que el mensaje del presidente electo mueve a los que todavía creen en el sueño americano.
NUEVAS FRONTERAS
John F. Kennedy acuñó para sus propósitos de gobierno el término de Nueva Frontera, un conjunto de políticas que incluían la mejora de la sanidad y la educación, además de las lucha por los derechos civiles. Lo último parece conseguido y buena prueba de ello es la llegada de Obama a la Casa Blanca, pero el nuevo presidente deberá retomar la herencia de la nueva frontera en los otros aspectos: de hecho en la campaña prometió trabajar para conseguir cobertura sanitaria para todos los ciudadanos, además de una reforma educativa de un sistema que, según el presidente electo, excluye hoy en día a demasiada gente.
También se esperan cambios de Obama en política exterior, después de comprometerse a retirar las tropas de Irak y cerrar la base estadounidense de Guantánamo.
Kennedy, tras doce años de guerra fría con el bloque soviético, se preocupó por instaurar una filosofía dirigida a la paz, haciendo suya la idea de que ambos bloques podían convivir pacíficamente, pese a que se produjeron en su período las crisis más violentas, quizá, del último cuarto del siglo XX, en especial la denominada crisis de los misiles con Cuba, cuando en octubre de 1962 la Casa Blanca impuso el bloqueo naval y aéreo al país caribeño y obligó al Gobierno soviético a retirar los misiles que tenía estacionados en la isla
GIRA POR TEXAS
A finales de 1963, John F. Kennedy, tenía un índice de popularidad de un 58 por ciento, pero, para muchos analistas de la época, los resultados de la política en su tercer año de mandato no eran del todo satisfactorios.
Kennedy había llegado a la Casa Blanca en 1960, después de unas elecciones que ganó con muy estrecho margen de votos a Richard Nixon. Su juventud -tenía 43 años- y su estilo abierto imprimieron una nueva imagen en un momento muy adecuado para asumir el liderazgo de una nación en plena mutación social.
En lo político, los resultados no siempre fueron lo que se esperaba y, en aquel otoño de 1963, las repercusiones de la desastrosa crisis de los misiles de Cuba, sumadas a los primeros rumores de Vietnam y a la polémica sobre los derechos civiles, no constituían buenas noticias para su reelección.
Por eso, el presidente Kennedy estaba preocupado en aquel mes de noviembre de 1963 con los problemas de su partido en Texas, donde había un enfrentamiento entre el gobernador John Connally y el senador Ralph Yarborough.
Para el equipo de Kennedy, si ambos no llegaban a una reconciliación, los demócratas podían perder el respaldo de ese estado en las elecciones presidenciales de 1964. La amenaza, a un año de las presidenciales, era demasiado importante como para no intentar resolver la situación.
Con la intención de evitar una división de los demócratas texanos, John Kennedy y su vicepresidente, Lyndon Johnson, un texano, acordaron que una gira de ambos en cuatro ciudades del estado podía apaciguar los ánimos.
En la gira estaba Dallas, que fue incluida en la visita pese a las renuencias de algunos, como el abogado Byron Skelton, del Comité Nacional Demócrata de Texas, preocupados por la aparente animosidad registrada en la ciudad contra Kennedy.
El presidente, su esposa, Jacqueline, y el matrimonio Johnson, partieron el 20 de noviembre de 1963 con destino a Texas: San Antonio, Houston, Fort Worth y, finalmente, Dallas.
A las 12,30 hora local del viernes 22 de noviembre de 1963, tres balas, según la versión oficial, fueron disparadas en la plaza Dealey de Dallas, al paso del automóvil presidencial.
Minutos después, el mundo recibía una noticia que sembró la conmoción y el desconcierto: John F. Kennedy, trigésimo quinto presidente de EE.UU., había sido asesinado.
Con su muerte, Kennedy se convirtió inmediatamente en el símbolo de la generación del decenio de 1960, convencida de que, con él, las cosas habrían sido diferentes y que, sobre todo, nunca habría llegado la peor pesadilla de aquellos años: Vietnam.
El asesinado presidente también fue le impulsor de la carrera espacial frente a la URSS, y si los soviéticos había puesto al primer hombre al espacio, Yuri Gagarin, el 11 de abril de 1961, el sueño de Kennedy era que la primera persona en pisar la Luna fuera un estadounidense. El sueño se cumplió el 19 de julio de 1969, pero él no pudo verlo.
Sí se encargó de inaugurar una presidencia muy televisiva, algo en lo que también se compara con Obama, un hombre acostumbrado al uso de las nuevas tecnologías, que probablemente instalará el primer ordenador portátil en el despacho oval.
Como dice Joe Trippi, el consultor político que diseñó la campaña en la Red de Howard Dean paras las presidenciales de 2004, creo que estamos a punto de ver la primera (presidencia) virtual o conectada". "El presidente y la gente estarán conectados en una forma en la que nunca lo habían estado antes", explicó Trippi, ya que entre los planes del próximo presidente está también el de elegir a un "zar tecnológico", un puesto de nueva creación, y el de ampliar la red de banda ancha del país.
- 3 de julio, 2025
- 29 de junio, 2025
- 5 de noviembre, 2010
Artículo de blog relacionados
Perfil El caso Schoklender no hizo más que reiterar un problema sistémico que...
5 de junio, 2011Por Juan Camilo Restrepo Portafolio En Argentina, la popularidad de la presidenta Cristina...
26 de agosto, 2008Caido del Tiempo Discursos ingeniosos o buenas salidas no son de uso más...
17 de noviembre, 2017- 16 de febrero, 2016