El teatro de la confrontación
Por Frank Jack Daniel
América Economía
Caracas – Con el fin de la era Bush, el presidente venezolano, Hugo Chávez, perderá a su enemigo favorito, pero sus encontronazos con Estados Unidos persistirán incluso con Barack Obama en la Casa Blanca.
Los lazos entre la superpotencia y uno de sus mayores abastecedores de crudo se han deteriorado durante años y ahora están en mínimos después de que Chávez -en un discurso lleno de improperios- expulsara en septiembre al embajador de Estados Unidos, a lo que Washington respondió con una medida similar.
En el corto plazo, las tensiones deberían ceder ya que Chávez ha asegurado que enviará un nuevo embajador una vez que Obama asuma la presidencia en enero y George W. Bush, en palabras del mandatario venezolano, «salga por la puerta trasera» de la Casa Blanca.
Pero la cordialidad podría no durar mucho. Con fuertes lazos con Cuba, Irán y Rusia, buena parte del discurso del líder socialista venezolano descansa en desafiar la hegemonía del «imperio» estadounidense. Funcionarios estadounidenses saludaron la breve defenestración de Chávez en el 2002, en la que él asegura que estuvo involucrada la CIA.
Desde entonces, el presidente sudamericano ha incrementado las denuncias de conspiraciones de Washington contra su Gobierno para impulsar su popularidad en casa, y nunca se cansó de fustigar a Bush por sus guerras «genocidas» en Afganistán e Irak, llamándolo demonio, burro y borracho.
Sin importar quién gobierne en Washington, el deterioro de las relaciones podría persistir en puntos concretos como petróleo, drogas, energía nuclear y terrorismo. «Que se ponga en frecuencia con el mundo y desista y convenza a los halcones de allá (de) los Estados Unidos, y convenza a ese país y sus instituciones que es imposible que domine el mundo», dijo Chávez sobre Obama esta semana.
Pero el hombre que llama «padre» al cubano Fidel Castro ha advertido a sus seguidores: «No nos hagamos muchas ilusiones». Después de que Obama asuma el cargo, se puede esperar una mejora mientras se desvanece la influencia del ala dura de Washington, que cabildeó para imponer sanciones a Venezuela, chocando con Chávez en todo, desde comercio a política.
¿Conversar con Obama?
Chávez, mestizo descendiente de africanos e indígenas, dice que quiere mejores lazos con Estados Unidos y aceptaría una invitación para sostener conversaciones «respetuosas» con Obama, al que llama «el hombre negro».
Pero su amistad con sus adversarios estadounidense y su abierta intención de desarrollar energía nuclear para fines civiles serán elementos difíciles de ignorar para Washington. Chávez es un firme aliado de la renaciente Moscú que busca expandir su influencia en el hemisferio occidental. En unas pocas semanas, buques de guerra rusos rememorarán los tiempos de la Guerra Fría surcando aguas del Caribe para unos ejercicios militares conjuntos con Venezuela.
Chávez también presiona duro para que la OPEP sostenga los precios del crudo, lo que pone de relevancia la divergencia de intereses con Estados Unidos. Demócratas y republicanos por igual dicen que Caracas hace poco para detener el tráfico de drogas y cuestionan sus lazos con la guerrilla colombiana.
Obama, que ha generado expectativas entre muchos latinoamericanos, podría intentar utilizar la buena imagen que tiene entre líderes en la región para contrarrestar el sentimiento anti-estadounidense que Chávez ha canalizado exitosamente en su política exterior.
«Estados Unidos ganará credibilidad con otros países que están preocupados por el teatro confrontativo de líderes como Chávez», dijo Arturo Valenzuela, consejero externo de la campaña de Obama y ex ayudante del presidente Bill Clinton. «Estados Unidos tendrá mucha más capacidad para decir ‘Trabajemos juntos’, para contrarrestar el intervencionismo y las tácticas de acoso de Chávez. El antiamericanismo impulsivo perderá terreno», agregó.
Intentos de este tipo crearían tensiones con Chávez, aunque tampoco es probable que prosperen porque, pese a que muchos líderes latinoamericanos no respaldan el estilo del venezolano, el espíritu de cooperación de América Latina sin presión por parte de Estados Unidos está muy valorado en la región.
El Gobierno de Bush etiquetó a Chávez como un autócrata. Chávez incluso reescribió la doctrina militar de Venezuela para centrarse en una eventual «guerra asimétrica» con Estados Unidos. Con Obama le será más difícil convencer a sus seguidores de que una «invasión gringa» es inminente.
«Bush fue el mejor jefe de campaña de Chávez», dijo el general retirado Alberto Muller Rojas, vicepresidente del partido político de Chávez.
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