Malas políticas de control poblacional
Por Carroll Ríos
Siglo XXI
Pocos días antes del 11 de julio, fecha designada por la ONU como el Día Internacional de la Población, la cadena noticiosa CNN sacó un inusual reportaje titulado “La prueba del niño negado”.El reportaje impresiona porque eleva una voz de alerta sobre los programas estatales de control poblacional; habrá incomodado a personeros de las dependencias de la ONU que impulsan iniciativas antinatalistas alrededor del mundo.
Además, la cápsula se basa en un proyecto de investigación que viene desde el año 2003. La productora del reportaje, Dana Wilson, persistió frente a objeciones a su tópico de investigación, cautivada por las sencillas mujeres que osaron luchar en contra de su gobierno.
En dos platos, Wilson se topó con una oscura realidad: arriba de 100 mujeres pertenecientes a la minoría étnica romaní (gitanas) en 40 poblados de Eslovaquia, habían sido esterilizadas en forma coercitiva. Helena Ferencikova demandó al gobierno de la República Checa en 2005 porque cuatro años antes, contando 19 años, había sido quirúrgicamente esterilizada, contra su voluntad y la de su esposo, tras ser obligada a firmar un papel cuyo contenido desconocía. La corte resolvió a su favor por cuanto obligó al hospital a pedir perdón al matrimonio, aunque no el pago de daños y perjuicios. Es el primer fallo de su tipo; en la República Checa hay más de 70 mujeres esperando su día en la Corte, pese a que supuestamente dicha práctica contra mujeres gitanas terminó, se han reportado casos recientes.
La excusa es horrible: la eugenesia. Muchas autoridades siguen defendiendo su intención de reducir tasas de fertilidad “altas” entre grupos sociales considerados inferiores o problemáticos. El fin no justifica los medios. Aparte del detestable racismo implícito, el problema está en el factor coercitivo, es decir, gubernamental. La firma obtenida a la fuerza no constituye el acuerdo de la paciente. Las decisiones reproductivas deben ser libres, privadas y bien informadas.
Basta con rascar la superficie un poco para entender que la esterilización coercitiva no es algo propio del totalitarismo soviético. En 1897, Michigan, Estados Unidos, instituyó un programa de esterilización involuntaria para evitar nacimientos entre personas retrasadas mentales, epilépticas y más. Posteriormente se legisló a favor de esta práctica en varios Estados. Canadá, la Alemania nazi, Japón y muchos otros países siguieron la pauta.
América Latina no se salva. Puerto Rico tiene el mayor porcentaje de mujeres esterilizadas del mundo. México continúa recurriendo a esta política con relación a mujeres indígenas. Hace poco, el Ministro de Salud de Perú pidió perdón por el uso de esta práctica en mujeres indígenas durante el gobierno de Alberto Fujimori. Ello, tras la confirmación, por parte del Congreso, que ésta había sido una práctica gubernamental sistemática.
¿Pasó o pasa esto en Guatemala? ¿Cuántas mujeres guatemaltecas han sido víctimas de la esterilización coercitiva? ¿Cuántas indígenas?
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