La verdadera Copa América
Por José Ignacio Acevedo L.
Correo del Caroní
A pocos días de iniciarse la competencia más importante del continente y más antigua del mundo, el país anfitrión va entrando poco a poco en el anestesiante fervor del fútbol. La fiebre invade todas las actividades y esferas del ser humano. En estos días, naciones enteras de América, ricas, pobres, grandes o chicas, participantes o no en la competencia, se rinden al culto del deporte de las patadas, y tal parece que el mundo sólo gira alrededor de un balón actualmente.
Sin embargo, aquí en Venezuela existe una particularidad muy característica de la idiosincrasia criolla, pues el fútbol que no es por cierto el deporte más practicado -a pesar del encomiable esfuerzo vinotinto- es la principal razón por la cual muchos prefieren arrimarse al posible ganador o favorito Brasil, como una muestra evidente de la viveza y el pájaro bravísmo petrolero incubado en una buena parte de nuestra gente a quienes les gusta la golilla sin ningún esfuerzo, y vemos entonces cómo un importante número de compatriotas exhibe las ba nderas de Venezuela y Brasil, por si acaso.
Vistas así las cosas y siendo Venezuela uno de los países con mayor riqueza económica si medimos sus potenciales reservas al número real de habitantes, tendremos que en términos comparativos estamos aventajando por mucho a países como Japón, Alemania, Canadá o Inglaterra, por nombrar algunos.
Esta gran paradoja es la que no termina por entenderse y por mucha emoción o mejor aún, por mucha distracción que le imprima la Copa América al continente y particularmente a Venezuela, no cambiará, en nuestro caso una patética realidad. En este país se libra afanosamente la verdadera copa y es definitivamente la copa de la incapacidad manifiesta y comprobada de un gobierno que a cada solución le busca un problema y que con tanto ha hecho tan poco. Este régimen no tiene competencia en todo el mundo en materia de corrupción, y somos testigos de cómo “jugadores” noveles en materia política gozan de una riqueza y ostentación sin ningún pudor que empequeñecen a estrellas como Robinho, Messi o Beckham.
Gracias al empeño decidido y constante del más mentado sabanetero, en mantener una buena y fluida relación con “equipos” como las FARC, el ELN o el G2 cubano, estamos desplazando vertiginosamente a la hermana república en materia de sicariato, terrorismo y narcotráfico, actividades que han penetrado profundamente los cuerpos de seguridad del Estado donde no escapa ni siquiera la FAN. Ahora vemos con horror cómo un pueblo es masacrado violentamente todos los días y la injusticia, la impunidad y la persecución política al adversario se enseñorean del escenario cotidiano, ante la pasividad cómplice de una administración a la que sólo le importan los frutos de una cosecha petrolera, la usurpación más oprobiosa del poder absoluto, la depredación de la cosa pública y la conflictividad permanente.
La Copa América pasará definitivamente sin grandes sorpresas y todo volverá a ser como antes, pero la verdadera Copa, aquella que libramos con angustia todos los días los venezolanos, quiere instalarse por mucho tiempo y solo dependerá de nosotros su permanencia o no en el escenario de juego, pues para contrarrestarlo debemos jugar en equipo y hacerlo bien, con una estrategia estudiosamente planteada que nos permita usar la habilidad y el coraje con la fuerza necesaria y en el momento adecuado; eso es lo inteligente, lo otro sencillamente es: ¡pura bulla!
- 23 de junio, 2013
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