La censura en Cuba y la Florida
Por Andres Oppenheimer
El Nuevo Herald
Justo cuando cada vez mas organizaciones internacionales están denunciando la total falta de libertad de expresión en Cuba, una serie de medidas desafortunadas en Estados Unidos le están dando a la dictadura cubana nuevas armas para distraer la atención de las prácticas medievales de censura que tienen lugar en la isla.
La semana pasada, el Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos emitió una declaración exigiendo que Cuba elimine sus restricciones al acceso a la internet en la isla. El relator de prensa de la OEA emitió la declaración despues de que se difundió la noticia del deterioro del estado de salud de Guillermo Fariñas, un periodista independiente que está en huelga de hambre en Cuba para exigir el libre acceso a la internet.
Efectivamente, Cuba es el país más atrasado de América Latina en materia de acceso a la internet. Comparativamente, otros países latinoamericanos con enormes problemas financieros, como Haití, parecen superpotencias de la era de la información.
Según la publicación Indicadores de Desarrollo 2006 del Banco Mundial, sólo 13 de cada 1,000 cubanos en la isla tienen acceso a lainternet. El porcentaje en Argentina es de 133 personas por cada 1,000, en Chile 267 personas, en Costa Rica 235 personas, y en Haití 59 personas.
Lo que es aún más sorprendente, Cuba restringe más el uso de internet que China. Según los datos del Banco Mundial, en China -sin contar Hong Kong – 73 de cada 1,000 personas tienen acceso a la internet. La organización Reporteros sin Fronteras, con sede en Francia, dijo recientemente que mientras China que promueve el uso masivo de internet y controla su contenido con ciber-censores, Cuba ha decidido que es más sencillo mantener a la internet “fuera del alcance de virtualmente todo los cubanos”.
Bajo el decreto de Cuba No. 209/96, firmado por el gobernante Fidel Castro, el acceso Internet en la isla tiene ”carácter selectivo, priorizando en la conexión a las personas jurídicas y las instituciones de mayor relevancia para la vida y el desarrollo del país”. El Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior se ocupan de dictar ”regulaciones específicas” al respecto.
Los funcionarios cubanos dicen que no pueden aumentar el acceso a la internet porque el embargo comercial de los Estados Unidos no les permite comprar programas, servidores o cables marinos de fibra óptica. Estados Unidos responde que eso es una bobería: Así como Cuba compra todo lo demás de empresas de telecomunicaciones de España u otros países, podría comprar sus equipos de internet de ellas si lo quisiera.
Además de culpar a Washington por su retraso en conectividad a la red, Cuba está explotando propagandísticamente dos recientes medidas en la Florida: la prohibición del uso de fondos estatales para viajes académicos a Cuba firmada por el gobernador Jeb Bush, y la decisión del Consejo Escolar del Condado de Miami-Dade de retirar el libro infantil Vamos a Cuba de 33 escuelas de la ciudad.
La agencia de noticias cubana Prensa Latina ha cubierto ambas historias con poco disimulado regocijo. Y la televisión cubana reportó en su sitio de internet el 19 de junio, con su habitual exageración, que la medida del Consejo Escolar de Miami fue propia de “los momentos más trágicos del nazismo hitleriano”.
Cuando le pregunté al Relator para la Libertad de Expresion de la OEA, Ignacio Alvarez, sobre las restricciones en Cuba y en la Florida, señaló que ”es sorprendente que en estos tiempos las personas en Cuba no sólo tengan restricciones a salir físicamente del país, sino que además estén restringidos a recibir informacion del exterior”. Agregó que las medidas de la Florida “no hacen más que empeorar ese aislamiento”.
Mi conclusión: Restringir las libertades académicas de los norteamericanos respecto a Cuba no sólo está mal, sino es contraproducente.
Es cierto que ambos casos son diferentes. En Cuba, la censura está consagrada en las leyes del país, y cubre a todos los medios no oficiales, al punto de que no hay la menor libertad de prensa.
En Florida, las restricciones son medidas políticas pre-electorales, y de un alcance mucho menor: la veda de fondos para viajes académicos sólo cubre los viajes pagados por el estado (los académicos todavía pueden ir a Cuba en viajes pagados con fondos privados) y la decisión del Consejo Escolar afecta a sólo unas pocas bibliotecas escolares. Lo que es más importante, ambas medidas ya han sido apeladas, y lo más probable es que sean anuladas por las cortes.
Y quienes apoyan las medidas de la Florida tienen cierta razón en argumentar que Cuba va a continuar cercenando todas las libertades de expresión independientemente de lo que pase en la Florida, o el resto de Estados Unidos. Sin embargo, la lucha internacional por las libertades elementales en Cuba sería mucho más efectiva sin este tipo de distracciones.
- 12 de julio, 2025
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