Armonizar
Por Carlos Rodríguez Braun
ABC
Suele pensarse que todo funciona en el mejor de los mundos si hay acuerdos políticos intervencionistas, puesto que, al ser la política reflejo de la sociedad, un acuerdo político es un acuerdo social, que satisface a todos. Disparatada arrogancia: la política no es la sociedad sino la coacción legítima, y en el orden complejo de las sociedades modernas el intervencionismo desemboca a menudo en lo contrario de lo que pretende, porque nunca satisface los intereses de todos, suele satisfacer los de grupos de presión, y casi siempre satisface los de gobernantes y legisladores. Lo hemos visto esta semana con la aprobación del canon digital, que encarecerá los móviles y MP3.
Todo fue presidido por el acuerdo de los políticos. Doña Beatriz Rodríguez Salmones, del PP, aseguró que la ley mantiene «el equilibrio entre las partes», curiosa tesis considerando que han protestado consumidores, usuarios, autores, y también el mundo editorial. Sólo la SGAE parece feliz.
Cabe mencionar otros casos de otros partidos. Ante el encarecimiento de los alimentos, la solución política nunca pasa por el mercado sino por la soberbia de creer que bloqueando la competencia se obtienen beneficios y no pérdidas. Hace algún tiempo presentó el señor Duran i Lleida, de CiU, una proposición no de ley que copia al siniestro intervencionismo francés con lo que Duran llamó la «más innovadora medida que consiste en acotar el margen de distribución en base a un coeficiente multiplicador. Es decir, cuando el precio disminuye por debajo del umbral acordado, el precio a percibir (sic) por el consumidor ha de ser igual al precio percibido por el agricultor multiplicado por un determinado factor K fijado (precio percibido por el consumidor = precio percibido por el productor por K, donde K es > 1)». Esta locura fue presentada como algo estupendo que, para más escarnio proteccionista, contribuirá a «frenar la entrada de productos procedentes de países terceros».
Ayer viernes tuvimos un nuevo ejemplo, porque el diputado socialista Torres Mora escribió en ABC: «Para que España sea más liberal, el Gobierno de Zapatero está afianzando la cultura del superávit presupuestario». No, señor, eso no es liberalismo, como lo demuestra fácilmente la compatibilidad entre el superávit y los mayores impuestos. El artículo del señor Torres Mora agrupaba los tópicos intervencionistas de los «socialistas de todos los partidos», en palabras de Hayek, que un siglo y medio después de Bastiat siguen sin comprender lo que el vascofrancés
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