La globalización es buena, pero los líderes africanos fallan en comprenderla: Respuesta del Presidente de Tanzania Benjamin W. Mkapa

7 de December, 2005

Los expertos en política y los comentaristas vienen en distintas formas, tamaños e integridades profesionales. Con más de 30 años como periodista antes de convertirme en un servidor público, ¡lo sé a ciencia cierta! Un estilo ingenioso de comentario es aquel en el que el escritor selecciona un número de palabras de un conjunto de piezas de oratoria no relacionadas, las reúne en una sola oración y atribuye dicha creación, fuera de contexto, a su sujeto escogido como blanco. De esta forma es como veo el comentario del Sr. Franklin Cudjoe fechado el 7 de noviembre de 2005 sobre “La Globalización es Buena, Pero los Líderes Africanos Fallan en Comprenderla”.

Refiriéndose a lo que él denomina mi “honorable” partida del cargo al final de mi segundo mandato como Presidente de Tanzania (tal como lo exige nuestra Constitución), sostiene que es mi opinión y mi consejo hacia los demás líderes africanos que la globalización amenaza con “explotar, denigrar y humillar a Africa”.

Como un dirigente africano comprometido con el destino de mis conciudadanos, durante muchos años (y más recientemente como Co-Presidente de la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización y como miembro de la Comisión Para Africa), he expuesto sobre diversos aspectos de la globalización. El registro de mis distintos discursos a lo largo de los años, para todos aquellos interesados en verlos en detalle y en juzgarlos, se encuentra en la siguiente dirección que corresponde a la Biblioteca Presidencial. No obstante, honraré inmerecidamente al Sr. Cudjoe asumiendo que extrajo las palabras “explotar, denigrar y humillar” del discurso que ofrecí el 31 de agosto de 2005 ante la Comisión de la Unión Africana, en la sede central de la Unión Africana, ubicada en Addis Ababa, Etiopia.

Permítaseme citar algunos de los párrafos relevantes de ese discurso en el cual aquellas palabras están incluidas y presentar la totalidad del caso y el contexto en el cual fueron aplicadas. Esto resulta importante en virtud de que creo apasionadamente en las ideas presentadas y ruego para que las mismas se conviertan en temas de un debate urgente y serio entre nosotros como africanos, por lo menos honrosos.

Dije, en Addis Ababa, que:

…Mientras me preparo a abandonar el cargo me gustaría urgir a todos mis compañeros africanos, y especialmente a aquellos que han sido confiados con el liderazgo de nuestro continente, a mirar hacia atrás en nuestra historia, a fin de evaluar la desventajosa posición que detentamos en el mundo globalizado de hoy día, y para estar lo suficientemente inquietos como para diseñar y trabajar para un futuro mejor para nuestro continente y sus futuras generaciones.

La edición de septiembre de 2005 de la revista National Geographic no tiene una vistosa fotografía en su portada como siempre lo hace. Tiene, en su lugar, sobre un fondo blanco, las palabras “Africa: Whatever you thought, think again” (“Africa: Lo que sea que pensaste, piénsalo de nuevo”). Esta exhortación a pensar de nuevo está dirigida a los no africanos. Pero considero que si deseamos un futuro mejor para nuestro continente, los africanos necesitamos también volver a pensar. Y deberíamos estar enterados de un proverbio chino que dice, “Una mente cerrada es como un libro cerrado; apenas un bloque de madera.” Abramos nuestras mentes; y permitámonos estar lo suficientemente inquietos para cambiar a Africa.

La primer gran explotación, denigración y humillación de Africa fue el comercio de esclavos. Esto duró casi 500 años. La segunda gran explotación, denigración y humillación de Africa fue el colonialismo que se remonta a antes de la Conferencia de Berlín de 1884-85. Y el colonialismo preparó a Africa para la tercera gran etapa de la explotación, la denigración y la humillación que la globalización amenaza ser en la actualidad”..

Más adelante sostuve que:

En el mundo de la globalización de hoy, las ideas económicas y las bases que apuntalaban a la entonces política colonial aún determinan la extensión y la naturaleza de la integración de Africa en la economía global—básicamente como un proveedor de materias primas y una industria extractora de “commodities”, mayormente sin procesar. Si deseamos un futuro mejor para nuestro continente y sus futuras generaciones, debemos estar lo suficientemente inquietos como para combatir robustamente a las manifiestamente injustas relaciones económicas en un mundo globalizado.

En el mundo de la globalización de hoy, las denominadas ideas de civilización de largo alcance de la era colonial se traducen en lo que ahora denominamos “la dimensión cultural de la globalización,” donde, entre otras cosas, los valores culturales y los modos de vida occidentales (mayormente estadounidenses) predominan. Los mismos están avivados por la interconectividad global a través de la migración y de la revolución de la tecnología de la información y de la comunicación que irradia estos modos de vida a nuestras salas de estar y a las pantallas de nuestras computadoras, encendiendo la imaginación.

Segundo, debemos esforzarnos para cambiar la dirección de nuestro comercio. Somos demasiado dependientes de Europa y los Estados Unidos como destinos de nuestras exportaciones. Tan solo la Unión Europea representa el 52 por ciento de las exportaciones de Africa. Las buenas relaciones políticas que tenemos con Asia y América Latina deben todavía traducirse en mayores inversiones y oportunidades comerciales. Es cierto que las exportaciones de Africa hacia Asia crecieron significativamente en los años 90. Pero entre 1999 y 2001, solamente el 16 por ciento de los ingresos por exportaciones de Africa provino de Asia.

Considero que precisamos pensar nuevamente esta estrategia para asegurarnos que comerciamos más con Asia y América Latina como una estrategia continental deliberada tendiente a diversificar nuestros mercados de exportaciones y las fuentes de inversión. Es importante tener en mente que los mercados asiáticos tienen más complementariedad con la base de la oferta existente de productos primarios tradicionales que caracteriza a nuestras exportaciones. El ámbito del proceso de agregar valor en Africa es aún limitado pero aprovechando los vínculos con Asia, los productores y exportadores africanos podrían beneficiarse significativamente de la expansión de los “commodities” primarios tradicionales…

Mis conclusiones fueron:

…Primeramente, exhorto a los líderes africanos a pensar otra vez respecto del lugar de nuestro continente en un mundo que se globaliza rápidamente. Sufrimos durante el comercio de esclavos, y sufrimos durante el periodo colonial, el cual nos acomodó en un régimen de comercio global, no como jugadores iguales sino como apéndices de las potencias metropolitanas. Actualmente en el mundo de la globalización nos encontramos desprevenidos e incapacitados para desempeñar el papel que concebimos para nosotros como socios y jugadores iguales, y como beneficiarios. Para cambiar esta configuración desfavorable, debemos estar preparados para plantear estrategias sobre cómo escapar de esta esclavitud institucional que nos vuelve casi irrelevantes. En todos los años que he sido Ministro de Relaciones Exteriores de mi país, no nos he visto seria y suficientemente pergeñando estrategias sobre esta cuestión. Muy poco tiempo en nuestra agenda está dedicado a tales asuntos, lo que en última instancia determinará el lugar de Africa en el mundo de la globalización.

Segundo, debemos reestructurar el contenido y la dirección de nuestro comercio e inversión, buscando nuevas e innovadoras maneras de mejorar la cooperación de sur a sur, como un medio para desarrollar la capacidad de relacionarnos como socios iguales con los países del norte.

Y, tercero, debemos no apoltronarnos, esperando que la sociedad civil en los países ricos haga por nosotros toda la agitación y la campaña a favor de más ayuda, comercio justo, y cancelación de la deuda. Ahora mismo ellos lideran y notros los seguimos. Debemos decidirnos a liderar, y a dejarlos que nos sigan dado que no están acusados de librar una lucha sin raíces y sin propiedad algunas en Africa….estimulando los apetitos de nuestra juventud por lo que ellos consideran que es la modernidad y la civilización, lo que no siempre es así, y por lo que para la mayoría de ellos es inalcanzable.

Y en el mundo de la globalización de hoy, las ideas de los colonizadores de tipo político y patriótico aparecen en la actualidad como una defensa de los intereses nacionales a cualquier costo incluso si tales intereses desatan un sufrimiento incalculable sobre otros pueblos. Por eso es que se ha dicho, con humor irónico, que es mejor vivir como una vaca en Europa recibiendo al menos 2 dólares al día, que subsistir con menos de 1 dólar en el Africa subsahariana como un ser humano. Si deseamos un futuro mejor para nuestro continente y sus futuras generaciones debemos estar lo suficientemente agitados como para conducir implacables iniciativas para rectificar a un comercio global y a un régimen económico injustos …

Con respecto al comercio, el cual el Sr. Cudjoe correctamente afirma que es importante para Africa, esto es lo que dije:

…Tenemos que luchar contra nuestra insignificancia en el comercio mundial, pues el comercio, en bienes y servicios, es la moneda de la globalización. Hubo incluso alguna vez una sugerencia de algunos respecto de que la mayoría de los países africanos deberían encontrarse satisfechos con la ayuda, y a cambio acceder a no participar en las conversaciones sobre el comercio de la OMC. El argumento era el de que éramos demasiado insignificantes como jugadores en el mercado global, ¡y una distracción cuando los grandes jugadores conversan!

El primer problema con respecto al comercio es acerca del tamaño. La participación de Africa en el comercio global difícilmente sea del 2 por ciento. Pero no se trata solamente del tamaño, se trata también del contenido. Las exportaciones de Africa son en su mayoría productos primarios y sin procesar, “commodities” que representan al menos el 66 por ciento de las exportaciones totales de nuestro continente. Africa, entonces, soporta el peso de la volubilidad de los precios de los mercados de “commodities”, y los con frecuencia deteriorados términos del comercio y las erráticas condiciones climáticas. Padecemos también de un excesivo apetito por la adición de valor y las corporaciones comerciales multinacionales…

Proseguí discutiendo los desafíos que los productores africanos (NO los gobiernos) enfrentan respecto de los inestables precios internacionales de las materias primas agrícolas, y las consecuencias adversas del “dumping” de los productos agrícolas subsidiados del mundo desarrollado. Enfaticé que en Africa se avance al respecto:

…Dos cosas son transparentemente necesarias. Primero, Africa debe esforzarse más fuerte para industrializarse y aventurase a la industria de servicios. Sin el agregado de valor estamos condenados. Pero, en el presente, no nos veo, como una organización continental, yendo más allá de las palabras a la estrategia y a la acción sobre este imperativo. Hablamos acerca de estas injusticias en reuniones y conferencias, pero no desarrollamos e implementamos de manera agresiva las estrategias necesarias para lidiar con ellas como un continente.

A todos mis compañeros africanos, incluido el Sr. Cudjoe, las ideas arriba expresadas son en verdad parte de mi esperanza para la futura prosperidad económica de Africa. En Tanzania tenemos (desde la introducción de la democracia multipartidaria en 1992) situado a nuestro énfasis en el desarrollo de la implementación de una amplia gama de reformas económicas, con especial atención en la infraestructura social y económica, la coexistencia pacífica con nuestros vecinos y la búsqueda de la paz en todas partes del continente. Nuestros antecedentes en todas estas áreas están allí para que otros los juzguen.

Personalmente, no poseo cuentas en ningún banco suizo o extranjero. Aquellos que se preocupan por visitarnos o por instruirse seriamente acerca de Tanzania rápidamente encontrarán que, entre otras cosas, estamos promoviendo la educación de las niñas y niños; hemos puesto en vigor políticas económicas favorables a los inversores; estamos alentando los emprendimientos locales y estamos invirtiendo en infraestructura.

Estamos ocupados sembrando para el futuro y no, como lo sostiene el Sr. Cudjoe, “cosechando allí donde no hemos sembrado”. Estoy orgulloso mientras abandono el cargo de que Tanzania y los tanzanos ya no se sienten prisioneros de algunas clases de rígidas filosofías políticas.

En cuanto a su artículo, no estoy seguro de poder decir lo mismo respecto del Sr. Cudjoe. Existe un estado de derecho y la protección de la propiedad privada en Tanzania y nuestros parlamentarios pagan por sus modos de transporte y alojamiento en la medida que estos son deducidos en el origen de sus ingresos. Tal vez no seamos libertarios, ¡y no nos disculpamos por ello! Nos sentimos demasiado libres como para no creer que exista un sistema económico basado exclusivamente en los “mercados libres”—¡aunque incluso aquellos que inventaron el concepto están todavía buscándolos! Las representaciones erróneas y las declaraciones falsas del Sr. Cudjoe difícilmente nos hagan avanzar en aquellas cuestiones serias y urgentes que conciernen al futuro de Africa. ¡Y creo que The Independent Institute, así como también la audiencia y los lectores del Sr Cudjoe merecen lo mejor!

Traducido por Gabriel Gasave

Links:

Artículo original de Franklin Cudjoe del 7 de noviembre de 2005

Respuesta de Franklin Cudjoe al Presidente Mkapa del 12 de diciembre de 2005

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